Cris Offut. Dos veces en el mismo río. Editorial Malas tierras, Madrid (España), 2022. 288 páginas.
DAVIDA MARKLIMO
Hay que tener valor para mirarse al espejo, para despojarse de toda pose y verse a uno mismo tal cual se es. Más aún: requiere muchísima valentía poder aguantarse la mirada al llegar a ese punto. Es lo que te deja pensando el libro Dos veces en el mismo río, del norteamericano Chris Offutt. Es quizá este ejercicio lo que hace que esta autobiografía sea tan poderosa y tan necesaria, pese a que su autor es un desconocido con sólo tres libros publicados en castellano.
Pero hay algo en este ejercicio que es muy poderoso: Offutt ha sido capaz de mostrar toda su experiencia vital, su historia de vida. Esa sabiduría adquirida tras recorrer buena parte de Estados Unidos como un vagabundo sin rumbo -o como, el viejo sueño de Bob Dylan, un bohemio en busca de respuestas sobre el sentido de la vida-. Su conocimiento de la naturaleza también impacta: se crio en un entorno rural y agreste como los Apalaches. Estos dos elementos una le dan la ventaja suficiente para permitirse observarse a sí mismo y salir con la mirada henchida de orgullo.
Dos líneas argumentales y temporales confluyen paralelas en el curso de la narración. A los diecinueve años, a Chris Offutt ya se le habían cerrado las puertas del Ejército, del Cuerpo de Paz, de la Guardia Forestal y de la Policía, así que abandonó su hogar en los Apalaches y se dirigió hacia el norte para dar comienzo a una serie de viajes que después lo llevarían de costa a costa por Estados Unidos, un país habitado por una variedad impredecible de vagabundos y bichos raros, en busca de trabajos temporales, mientras dormía en habitaciones de mala muerte y soñaba con ser artista. La vida está en otra parte y dichas experiencias quedan retratadas de manera sincera, honesta y brutal, pero siempre con un toque de humor. Esta parte narrativa, es de gran interés para quien desee conocer la mirada a eso que conocemos como los Estados Unidos de América. Las peripecias del autor en la ciudad de Nueva York, Boston o en los Everglades del estado de Florida arrancará más de una sonrisa al lector, a la vez que supondrá un curso didáctico sobre supervivencia entre la chusma de vagabundos y bichos raros, sobre trabajos de mala muerte mal pagados o sobre huracanes y ataques infernales de mosquitos.
Quince años después, Chris se ha establecido junto con Rita, su mujer, a orillas del río Iowa, donde descansa y escribe, a la espera del nacimiento de su primer hijo. Será entonces cuando pueda iniciar un camino bien distinto al emprendido años atrás, ese que habrá de llevarlo a la madurez. Entramos aquí al terreno más intimista, donde se nos describe el miedo y la gran responsabilidad de convertirse en padre. Cursos de preparación al parto, manuales para padres e información sobre bebés ocupan el tiempo de ambos mientras el crudo invierno desploma la temperatura en el exterior de la cabaña en que habitan. Los paseos por la ribera del río y por la naturaleza en busca de rastros de animales ayudan al autor a reflexionar sobre el verdadero sentido de su vida y su capacidad para asimilar el importante acontecimiento que está por llegar. Es en este medio salvaje, precisamente, donde Offutt se encuentra más a gusto y seguro. Cuando nazca su hijo, Offutt traspasará al pequeñín de la casa toda la información que posee sobre la fauna y flora circundante. Y ese hecho le llena de orgullo.
No deje de ser sorprendente que la propuesta de Offutt tenga tanta fuerza narrativa, tanta calidad y ninguna impostura o pretenciosidad por su parte. Se muestra la evolución de la vida, el endurecimiento de la mirada frente al espejo. Por supuesto, el viejo dilema está ahí. Ningún hombre pisa dos veces el mismo río, porque no es el mismo río y él no es el mismo hombre. Lo único constante es el cambio. Estas frases de Heráclito, resumen perfecto del libro, demuestran su validez veintisiete siglos después. Pasa que los espejos, al mirar el alma humana, nunca mienten.
Este fue el primer volumen de un tríptico autobiográfico que culminó en 2016 con Mi padre, el pornógrafo, curiosamente uno de sus primeros libros traducidos a nuestro idioma.