Refinería Olmeca, Otra Obra Inconclusa

ALFREDO MEJÍA MONTOYA

El presidente Andrés Manuel López Obrador lo volvió hacer. La primera sucedió aquel 21 de marzo de 2022, cuando temerariamente inauguró oficialmente el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) estando las obras inconclusas, acarreando a cientos de seguidores que quizá si somos honestos es muy probable que no lleguen a utilizar los servicios aeroportuarios de esa obra insignia del gobierno federal, puesto en marcha sin servicios básicos de limpieza, seguridad, sanitarios, agua, vías de comunicación, servicios especiales de transportación terrestre, líneas aéreas que saldrán de su pista militar, oficinas de migración, de aduanas, de paquetería, bodegas para los vuelos de carga, etcétera, …  

Lo anterior, cuando su lema de campaña, de gobierno y el de su administración es no mentir, no engañar y no robar, se cae por falta de soporte ético. Engañó a todos sus seguidores, a la ciudadanía, y sobre todo, al mundo e inversionistas extranjeros y domésticos, que esperaban una mega obra en la que pudieran insertar sus servicios o infraestructuras.

Ahora, le tocó su “inauguración” a la que probablemente sea una refinería que se llamaría “Refinería Olmeca”, que para variar, tampoco iniciará operaciones, como sucede normalmente con todas las inauguraciones, se corta el listón y empieza la producción o proporcionar servicios, sino supuestamente hasta el 2023, lo cual, se afirma con otros datos, que tampoco iniciará operaciones ese año, entendiendo por esto, ¡la refinación del primer barril de petróleo mexicano, eso sí sería para festejarlo y en grande! pero en su momento, y probablemente tampoco sea en esta administración que termina el 30 de septiembre de 2024, en la que se refine el primer barril, qué pesimista dirán algunos, pero con el autócrata de palacio en la dirección del país, debemos de tratar de ser objetivos, no serlo, nos engañaríamos a nosotros mismos, entonces seriamos engañados dos veces. 

Proyecto Ejecutivo

La implementación de una obra de infraestructura de esta envergadura y de ese tamaño, era imprescindible una planeación que culmine en un Proyecto Ejecutivo, trascendente, porque lo que se gastará en su construcción es dinero público, de los contribuyentes y el despilfarro, los errores de cálculo y uso indebido del monto asignado presupuestalmente, es corrupción en una de sus múltiples facetas, pero al fin corrupción. 

Desde el inició de la presente administración, esta obra fue etiquetada como prioritaria para los intereses de López Obrador, con base en la sección IV (Inversiones) de las Políticas y Lineamientos Generales para las Inversiones, Asociaciones y Alianzas Estratégicas de Petróleos Mexicanos, sus Empresas Productivas Subsidiarias y Empresas Filiales vigente, “como proyecto de inversión de capital realizado por Pemex o filiales”.

Opacidad

Sin embargo, no se analizaron los impactos en el medio ambiente, en los ecosistemas existentes en la zona, en su proclividad a la inundación constante, el corte de corrientes marinas que erosionan superficies, esto es, la obra se inició sin la manifestación de impacto ambiental (MIA), no se observan análisis de costo-beneficio, y temporalidad y actuarialmente en que monto, si se tomaron en cuenta alternativas más eficientes para incrementar la producción de petrolíferos en el país, como modernizar las otras refinerías.

No se han publicado ni se conocen los verdaderos costos del proyecto por etapas. en general la inversión inicial era de 160 MMDP (8 MMDD), sin embargo, ya hay un reconocimiento de López Obrador que podrá tener un sobrecosto del 20% a 30% lo cual es bajo y por supuesto una mentira más, los expertos dicen que es de 38% a 50%, esto es, 80 MMDP (4 MMDD) más. Aunque los expertos financieros internacionales lo elevan a casi 16 y 18 MMDD, es decir, diez mil millones de dólares más de lo presupuestado, esto es, 200 MMDP más que saldrán de las arcas del presupuesto federal, pagado por los contribuyentes, ¿cómo les van a explicar por qué subió a esa suma? No lo escuchamos en el informe que leyó López Obrador el 1 de julio pasado. La opacidad y falta de registros es absoluta, al no haber información suficiente sobre el proyecto en el Presupuesto de Egresos de la Federación o en la Cuenta Pública, aparte de pretender guardar esos archivos hasta cinco años, que, por tratarse de un asunto de seguridad nacional, exactamente igual que en su administración cuando fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, el mismo modelo, el mismo modus operandi.  

Sustentabilidad y Rentabilidad

Con el paso del tiempo, hemos observado que el mundo gradualmente se encamina hacia economías que evitan el uso de combustibles fósiles por una de mayor penetración de energía con baja huella de carbono, comunmente conocida como energías limpias en la transición energética, lo que ha orillado a las unidades económicas petroleras a replantear el modelo de negocio de la refinación de crudo, y aquí en México, dijo López Obrador el dia 1º, “…la inauguración de la Refinería Olmeca de Dos Bocas como un sueño convertido en realidad.” (sic), ¿En qué mundo y tiempo vive?

La sustentabilidad y la rentabilidad son dos indicadores de antes y después, cuánto tiempo se espera para que la ahora refinería fantasma sea sustentable, es decir, que no requiera de la inyección de fondos públicos que aportan los contribuyentes para su operación, ¿cuántos años? y ¿cuánto? 

Dichas inyecciones se suman a los excedentes del costo de construcción, y cuando se rebasan los márgenes preestablecidos, que en este caso es el presupuesto, comienza el negocio a tener tener déficit, la tasa de retorno se amplía y, en consecuencia, desde el día uno, estará trabajando en números rojos. ¿López Obrador sabra esos datos o alguien que le diga que asi funcionan las finanzas y la economía? En una encuesta de democracia directa, el 96% contestó que no.

Tanto el gobierno federal, pero sobre todo la Secretaría de Energía, “manejaron números, que al menos en la industria privada, no se podían manejar”. Santiago Arroyo de Ursus Energy

Claro, el gobierno federal llámese Andrés Manuel López Obrador, es el único que propone, opina y autoriza, porque es un autócrata. no le importa ni le interesa el gasto excesivo. El dinero público no es suyo, es de los contribuyentes, y en sus obras insignia no aplicó el lema que tanto presume de “austeridad republicana”. 

En ese orden, no se nos ha dicho nada sobre el costo total de la obra, que incide en los presupuestos anuales de Petroleos Mexicanos como empresa productiva del Estado, al tratarse de recursos provenientes en su mayoría de aportaciones patrimoniales del Gobierno Federal a la empresa con cargo al Presupuesto de Egresos de la Federación.

En números tenemos que todo 2019 a marzo del 2022 López Obrador ha autorizado y despilfarrado, vía Secretaria de Energia, que es a la que el Congreso de la Unión le etiqueta los resursos presupuestales, redireccionó a Petroleos Mexicanos 552.7 MMDP por concepto de aportaciones patrimoniales, de los cuales 175.8 mmdp (31.8% de la asignación) se han destinado a la construcción de la Refinería Olmeca. Entonces la operación y mantenimiento de la parestatal no logrará otra vez sus objetivos este 2022, aumentando su perdida operativa cada vez más. ¿Cómo, entonces, se podrán extaer los 340,000 millones de barriles diarios en la plenitud de su capacidad y funcionamiento, no antes, que según procesará la supuesta refineria?

 

Y el inquilino de palacio ya se frota las manos de tener otro evento inauguratorio: el del Tren Maya, aunque sea sin el tramo 5. Seguro pasará a la historia como el pesidente de las inauguraciones de obras inconclusas, no de la entrega de infraestructura para beneficio de todos los mexicanos.

a2m8m@yahoo.com.mx                                                                   freedomm

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