Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Vemos la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro, dice el popular el refrán, cuya interpretación es parte de la historia de Jesucristo. Sí, el personaje con el que se identifica el presidente de México y, por supuesto, con su representante, el Papa Francisco.
El mexicano, de cuyo nombre se me hace cada día más difícil escribirlo, se fijó en la paja del gobierno de Estados Unidos y borró del cristalino personal, la viga que se entierra de manera permanente.
En el día del 256 aniversario de la Independencia de Estados Unidos, el huésped temporal de Palacio Nacional lazó la advertencia: Si (Julien) Assange es condenado a la pena máxima en Estados Unidos, se tendría que iniciar una campaña para quitar la Estatua de la Libertad en Nueva York “porque ya no es símbolo de libertad”. Y pidió los medios más importantes del mundo exhorten que se indulte a Assange.
“Estamos hablando esto de Assange, ¿qué no vale la pena que se ocupe The New York Times del asunto o el Washington Post, o el Financial Times o El País? Y convocar a un encuentro de la prensa más importante del mundo para exhortar, para pedir, para llamar a que se le otorgue un indulto a Assange”, espetó.
Ante la osadía imjerencista -que rechaza para sí y aplica para otros-, es necesasrio preguntar qué ha hecho para impedir que en su mandato 64 periodistas hayan sido asesinados.
Y una numeralia publicada por El Financiero señala que cuando menos ha lanzado 3 mil ataques en contra de la prensa, los medios, los periodistas en los 37 meses de gobierno.
Presume junto con su voz-cero que la libertad de expresión en México “nunca se había tenido como ahora”.
¡Recórcholis!
Nadie discute que Assange hizo histroria al publicar miles de documentos clasificados, no solamente de Estados Unidos sino de gran parte del mundo, acción que lo convirtió en el perseguido global acusado de espionaje. La forma en que obteuvo la infomación nunca fue ilegítima, aunque haberla difundido lo hizo de manera “ilegal”, según los gobiernos afectados.
¿Por qué no iniciar una campaña a favor de los periodistas mexicanos para evitar que los asesinen?
Es pregunta con sustento. Solicitar hacerla para elevar al pontificio a Asangge es un despropósito y una nueva cortina de humo para tapar los errores en la no estrategia de seguridad nacional y la ineficacia del mecanismo de protección a periodistas y defensores de derechos humanos.
México, apuntaron The Washington Post y Reporteros Sin Fronteras, se ha convertido en el país más peligroso pare el ejercicio de la ptofesión periodística.
El domingo ambas instituciones publicaron en sus ediciones impresas un desplegado que ressalta: “Uno de los años más mortales de que se tenga registro para los medios en este país. Es el país más peligroso del mundo para la prensa”.
Desde el inicio de la actual administración se impuso la regla: me atacan los conservadores, los corruptos, los medios que no reciben el “chayo” y, por supuesto, los adversarios de la transformación.
En la “sugerencia” a los medios internacionales, a los que no “pela” y cuando lo hace es para referirse a ellos como integrantes del “conservadurismo”, señala: “Si no lo hacen -la campaña para defender a Assange- , van a quedar manchados, y hay que empezar con la campaña de que si lo llevan a Estados Unidos y lo condenan a pena máxima, y a morir en prisión, hay que empezar la campaña de que se desmonte la Estatua de la Libertad que entregaron los franceses y que está en Nueva York porque ya no es símbolo de libertad”.
¿Qué estatua podemos retirar en México?
Hay muchas que ni de adordno sirven y podrían fundirse para hacer tapas metálicas que cubran las coladeras de la Ciudad.
La paja sí, la viga no.¿Y saben por qué?, porque el iluminado “tiene la conciencia tranquila”.
¡Pamplinas!
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