Los Dados de Dios
*Mandamás en el Siglo XX y Desaparecido en el XXI, hoy Está en Marcha
*Beneficiarios del “Índice Sagrado” Echeverría, De la Madrid y Zedillo
*No lo Aplicaron los Mandatarios Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto
*Las Actuales Metidas de Pata del índice Conductor de la Nación
NIDIA MARIN
Es como el retorno de los brujos, pero en este caso es “El Dedazo” que, en el Siglo XXI, cuando se suponía abolido del lenguaje político de los mexicanos, dijo: “¡Aquí estoy!”.
Aunque fueron cuatro presidentes de México quienes no lo aplicaron (Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto), el cuarto mandatario de este siglo, haciéndose bolas, pero revivió el populachero “dedazo”. Así que, como dice el erudito, educado y elegante señor de Palacio, apoyado en ciertos movimientos de sus dedos: “¡Tengan para que aprendan!”.
Aseguran que la definición de “dedazo”, de acuerdo a Mendoza y Romero, es:
“Término que se emplea para indicar que un gobernante, funcionario o aun un candidato a presidente de la República fue elegido por la voluntad de una persona (quien lo señaló con su dedo índice), sin considerar la opinión de los ciudadanos ni de su partido y sin respetar las normas de la democracia”.
Abundar en el mayor conocimiento del asunto es lo mejor. Exponen Mario Martínez Silva y Roberto Salcedo Aquino, en el Diccionario Electoral INEP (Instituto Nacional de Estudios Políticos) de 2006:
“Para empezar a entender el mecanismo de la sucesión en México, en el que cada seis años influyen intereses políticos, económicos y corporativos, preferencias personales y conveniencias de todo tipo, hay que clasificar las últimas seis presidenciales (de entonces) en dos categorías los dedazos, por eliminación de contendientes beneficiaron a Luís Echeverría (1969-70), Miguel de la Madrid (1981-82) y Ernesto Zedillo (1994); y los destapes por elección favorecieron a José López Portillo en 1975-76; a Carlos Salinas de Gortari en 1987-88 y al asesinado Luis Donaldo Colosio en 1993”.
Además, explican:
“En el descarte de aspirantes suelen utilizarse métodos diversos. Un presidente manifestó sus intenciones con esta declaración: México es un país joven y necesita un presidente joven, precisión que, por alusiones, dejó en la cuneta a varios precandidatos”.
Hoy, podemos señalar que, en el dedazo actual, chavos, chavos, lo que se dice chavos, no hay uno sólo dentro de la tercia -más no en la tácitamente inexistente parvada- mencionada por López Obrador. Los tres elegidos, sin embargo, serán de la tercera edad para 2024: Claudia Sheinbaum, hoy con 60, (que cumplió el pasado 24 de este mes), Marcelo Ebrard con 60 (a los que llegará en octubre del año en curso) y Adán Augusto López, con 60 que tendrá en septiembre de 2024). También es posible decir que el descarte es un hecho, por más que el dueño del dedo trate de recomponer sus constantes metidas de pata, que elegantemente les dicen “yerros”.
Y como el actual mandatario casi todo lo lleva a cabo a imagen y semejanza de lo que hacía el PRI (lo admita o no) en tiempos idos, hemos de señalar que en la mencionada obra se precisa:
“Todos los finalistas debían identificarse básicamente con las políticas económicas, sociales e internacionales del presidente saliente y contar con posibilidades de forjar alianzas entre diputados, senadores, gobernadores, líderes sindicales o de otro tipo. Si el jefe de gobierno del dedo en alto llegaba a saber que alguno de los posibles sucesores no cuenta con beneplácito de los poderes fácticos, de la Iglesia, Estados Unidos, el empresariado o, en su momento, el capo sindical Fidel Velázquez, lo elimina automáticamente”.
LA JAURIA
EN ACCION
Y hay algo que tal vez en la actualidad se esté aplicando. Es lo que en el Diccionario mencionado se denomina “Ni más de tres ni menos de tres”, que señala entre otros planteamientos:
“Si son dos y se inclina por uno desde el principio, la jauría lo hace pedazos y llega muy lastimado. Además, si el predestinado se enferma o tiene un escándalo hay que echar mano de otro, y este se va a creer plato de segunda mesa, o que llegó por sí mismo, y los demás van a pensar que el presidente se equivocó. Pero nunca el número superior a tres: lo demás es relleno para que repartan los trancazos”.
Y en la obra recuerdan:
“Miguel de la Madrid a propósito de la disputa por la sucesión de Zedillo, sostiene que, si son sólo dos los candidatos, el perdedor puede dividir al partido; y si son más de tres se atomizan los apoyos”.
También exponen: “Según Salinas se trataba de evitar que el PRI se desgajara por la confrontación entre los diferentes grupos y corrientes que militan en el partido…”
¿Quién ganará la carrera? En 2024 se cumplirán 71 años de que en México se le otorgó el voto a la mujer, lo cual no significa nada en una contienda electoral a la Presidencia de la República donde las pioneras en cuanto a candidaturas fueron: Rosario Ibarra de Piedra primero en 1982 y después en 1988; Cecilia Soto, en 1994, lo mismo que Marcela Lombardo, aunque obviamente por diferentes partidos; Patricia Mercado, en 2006; Josefina Vázquez Mota, en 2012 y Margarita Zavala, en 2018. El tricolor jamás tuvo una fémina como candidata, lo cual por cierto no es obligatorio y en ocasiones tampoco sensato.
Hoy, el tricolor está desgajado y los “elegidos del dedo” simplemente no atan ni desatan.
En cuanto a los suspirantes, aseguran las lenguas mordaces que de pronto los ataca un Covid-político, cuyas razones son guardar silencio tras las metidas de pata.
A veces es real… las menos.
En fin, que el “dedazo” volvió por sus fueros, hoy en la mano derecha de alguien que sigue viviendo en el Siglo XX y al que tienen sin cuidado los logros y los avances en diversos rubros en México y en el mundo.