Y la DEA Como las Golondrinas de Bécquer ¿No Volverá Como Antes?

Los Dados de Dios

NIDIA MARIN

¿Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales, jugando llamarán? Tal vez, aunque probablemente lo que pudiera suceder… “pero aquellas que el vuelo refrenaban, tu hermosura y mi dicha al contemplar; aquellas que aprendieron nuestros nombres, esas… ¡no volverán!”.

No, es muy probable que si en algún momento la DEA (Administración del Control de Drogas) vuelve por sus fueros a México con la penetración y la fuerza que tuvo en el siglo XX, ya sean otros los nombres que figuren y llenen sus libretas… ¡perdón!, sus computadoras.

Sí, “pero aquellas cuajadas de rocío, cuyas gotas mirábamos temblar y caer, como lágrimas del día… esas… ¡no volverán!”. 

Gustavo Adolfo Bécquer sabía lo que rimaba. México también, después de que el gobierno en turno se cambió del lado de la mesa, para favorecer a los narcotraficantes.

Estados Unidos no se quedó atrás y tomó medidas después de que las oficinas de en México fueron desmanteladas.

La clausura de unidades de la DEA en nuestro país es un hecho, iniciado tácitamente con la llegada del actual gobierno. ¿Hoy continúa? Hace un se efectuó el desmantelamiento de la oficina que desde 1997 colaboraba con México en materia de narcotráfico, misma que, en su momento, se encargó del caso de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

El político que ha dado las órdenes para terminar con las oficinas de aquella agencia en México ha sido el presidente de la República, quien en su momento al ser entrevistado sobre el por qué del cierre de la mencionada oficina, acusó a los agentes de fabricar delitos y de otros asuntos. Se ha criticado insistentemente que está siguiendo los pasos del venezolano Maduro con la finalidad de disminuir la labor de la dependencia en México.

A principios de abril del actual 2022, el presidente Biden, de Estados Unidos nombró como directora de la DEA, a Anne Milgram (primera mujer en el cargo) quien se desempeñó como Fiscal General en Nueva Jersey. Para entonces ya se había nominado en la titularidad de la DEA en México a Ted Zimmerman (ambos requieren confirmación por el Senado).

El asunto es que con ellos o con los anteriores dirigentes se colocaron cartulinas en las cuales se ofrecía recompensa por los narcotraficantes.

Como resultado, aseguran, fue capturado el líder del Cártel del Noroeste, Juan Gerardo Treviño Chávez, alias “El Huevo”.

Mientras, las declaraciones del embajador en México, Ken Salazar salvaguardan en cierta manera a la agencia antinarcóticos y su labor en nuestro país, acordado desde hace décadas en contra del narcotráfico, ya que una de las principales causas de muerte en el vecino del norte es la drogadicción y el mayor porcentaje de los narcóticos procede de la República Mexicana.

Y así pasan los días de 2022, los cárteles tienen asoladas a las poblaciones y registran constantes enfrentamientos, así como ejecuciones y asesinatos. Ello se debe a la penetración del Cartel Jalisco Nueva Generación (de “El Mencho”) en los estados de: Morelos, Estado de México, Hidalgo, Guerrero, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Quintana Roo, Chihuahua, Nuevo León, Tabasco Jalisco, Michoacán, Colima, Guanajuato, Aguascalientes, Nayarit, Zacatecas, Baja California, Baja California Sur y Ciudad de México.

 Como dijera Jorge Chabat, del CIDE, en su trabajo en la materia “El Narcotráfico en las Relaciones México-Estados Unidos: las Fuentes del Conflicto”: 

“Sin embargo, el recuento de las confrontaciones entre Estados Unidos y México en torno al narcotráfico en las últimas décadas muestra que la cooperación internacional no es suficiente. Tampoco son suficientes las reformas institucionales o las operaciones espectaculares contra el narcotráfico. Todo indica que la clave para reducir los conflictos entre México y Estados Unidos en el tema, radica en la capacidad del gobierno mexicano para reducir la corrupción en las fuerzas que combaten el fenómeno. La mayor parte de las confrontaciones en los últimos años han estado relacionadas, de una u otra forma, con este problema y la espiral de desconfianza que el mismo ha generado. Ciertamente la reducción de la corrupción mexicana no elimina la posibilidad de conflicto, pues la narcoviolencia también puede generar conflictos, pero es evidente que los altos niveles de corrupción en las fuerzas antidrogas mexicanas abren muchos flancos frente a Estados Unidos y alientan a aquellos sectores estadounidenses -en el gobierno o fuera de él- que buscan golpear al gobierno mexicano por diferentes razones”.

Además de esta problemática que no ha desaparecido, hoy las sospechas que pesan sobre el número uno palaciego, causan resquemor.

Sí, lo que de cierta manera se escuchaba y se presumía, por las declaraciones del máximo dirigente gubernamental y por los hechos de sus constantes reuniones con parientes y amigos de narcotraficantes, hoy se observa más cierto, tras los planteamientos del docto y conocedor Porfirio Muñoz Ledo al respecto.

De ahí que tanto la agencia de Estados Unidos (DEA) como los propios gobernantes, sobre todo el de Palacio, son responsables de que México este actualmente catalogado como narcoestado.

Víctor Meza, especialista, señala:

Un Estado minado por la corrupción y con elevados índices de politización partidaria en sus instituciones. Ineficiente e ineficaz, virtualmente secuestrado por los peores poderes fácticos y subordinado acríticamente a esos intereses. Eso es, a grandes rasgos, un Estado degradado, en vías de conversión en Estado fallido. 

“En cambio, el narco-Estado es casi lo mismo, pero también algo más. Para entenderlo mejor, se debe agregar el ingrediente letal del crimen organizado, especialmente en su peligrosa variante del narcotráfico. Se trata de un Estado cuyas instituciones clave, especialmente en el área de la seguridad y la administración de justicia, han sido ya penetradas o, en el peor de los casos, cooptadas por las redes delincuenciales del tráfico de drogas. Sus mecanismos vitales operan, abierta o discretamente, en función de los intereses, nacionales e internacionales, de las redes de la droga, los carteles y los clanes familiares a ellos vinculados. La penetración institucional va acompañada del creciente control sobre espacios territoriales cada vez más amplios y estratégicos, como son las áreas costeras y transfronterizas”.

¿Y las golondrinas? 

Pero aquellas que el vuelo refrenaban / La hermosura y la dicha contemplar, /Aquellas que aprendieron nuestros nombres, /Esas no volverán. / Esas no volverán. / Esas no volverán./ Esas no volverán.” 

  


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