ALFREDO MEJÍA MONTOYA
Todos los gobiernos, los políticos, los apolíticos, los aprendices de políticos, el pueblo, la ciudadanía, y cualquier individuo que se siente demócrata, habla de la democracia como una simple forma de decidir o dirimir algo importante o una controversia, … La democracia no es sólo eso. Tomar una decisión, la mejor o la que se elija por mayoría, y que supuestamente conviene más al grupo que apuesta por ganar, tengan o no razón. En la democracia, todos ganan.
La democracia es aceptada como una buena forma de gobierno, como el mejor sistema para tomar decisiones colectivas, tanto en las organizaciones estatales como sociales y privadas. Sin embargo, contra lo que muchas veces se sostiene la aceptación de la democracia no ha sido unánime, y en muchas organizaciones y países, existen grupos y personas que se oponen a la misma, sosteniendo que existen mejores formas de tomar decisiones y gobernar.
La democracia es una forma de convivir, no es más una forma para vivir, y sólo sirve para cuando hay que tomar una decisión y considerar que esta sea democráticamente probada, en la que realmente se incluyen todos a los que les beneficia o no la toma de decisiones, de lo contrario se estaría ante ejemplos autocráticos, dictatoriales, y cualquier otra forma que, en política, un individuo pretenda decidir por todos.
Sin hacer menos o más a las diferentes ideologías partidistas, el discurso político actual tiene sus raíces en los antiguos sofistas, hablar para convencer, en donde todo es relativo, y en México no hay verdades absolutas, más bien mentiras totales.
En la política mexicana, el Individuo que se dedica a la política tiene un solo objetivo: el poder, y no hay nada que lo desvíe de ello. Eso ha sido así, desde las administraciones pasadas y la actual no es la excepción, la pésima actuación del PRI en la pasada administración, no hace diferencia de la actual, y en las elecciones pasadas del 5 de junio, sucedió lo mismo que en el 2018, los votos de castigo fueron en contra del partido que recién había gobernado, y los candidatos se acomodaron en el partido oficialista en cuatro de las seis entidades disputadas, apoyándose en las promesas de un falso mesías que prometió mejorar las condiciones del país y del pueblo, cuestión que ya en el cuarto año de “gobernar” la situación en México está peor que antes, y una parte del pueblo dice y con razón, ahora estamos peor, que cuando estábamos peor, sobre todo en la política, en economía, en seguridad, en salud, en cultura, etc., . . .
En nuestro país, la representatividad es una forma de gobierno, llámese como se llame el sistema o régimen…. hay democracias parlamentarias y presidenciales, democracias de carácter federal o unitario, las que utilizan un escrutinio proporcional, las que utilizan un sistema mayoritario, democracias que también son monarquías y así sucesivamente habrá nuevas formas en el futuro, pero en todos se deberá considerar de facto y de iure la participación ciudadana, y las acciones que realice el gobierno, deberán ser para cumplir con los principales valores históricos para una sociedad democrática, como lo son la igualdad, la libertad, la justicia y la solidaridad . . . y que de acuerdo a la dinámica social hay nuevos conceptos o elementos como la gobernabilidad, la ética, la libertad de expresión, la autonomía de las instituciones, transparencia, la participación y la representatividad, respeto por los derechos humanos y el principio de celebrar elecciones periódicas y genuinas mediante el sufragio universal.
El término democracia conlleva generalmente una referencia más emotiva que descriptiva o analítica. Y se le utiliza a menudo en contextos en donde se intenta lograr ese efecto emotivo. En todo caso, la «democracia» ha ganado ciertamente la ‘batalla de las palabras’: ahora, todos somos «demócratas». Pero, qué es lo que esto significa exactamente … es una cuestión abierta.
Al grado de que el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador en el pasado, siendo candidato de las tres oportunidades que tuvo democráticamente, ha dicho palabras, que no aprendió a no llevar a cabo ni a no hacerlas, son mucha tentación, y eso no es ninguna transformación. texto de sus palabras:
“Ha habido cambios, que ya no utiliza el PRI, ni los mismos métodos. Ya no hay robo de urnas; ya no hay falsificación de actas; ya no hay acarreos; Ya no hay carruseles; Ahora hay un procedimiento moderno para decirlo en términos tecnocráticos. Ese procedimiento consiste en utilizar el presupuesto público. Ellos Apuestan mucho a derramar recursos para crear un ambiente artificial de prosperidad. Utilizan recursos para dar ayudas personalizadas. Y obtener los votos. Esa es la esencia de la nueva estrategia del PRI y del Gobierno a lo largo de qué si el PRI no utiliza el presupuesto público, no ganaría la mayoría de las elecciones”. (sic. Andrés Manuel López Obrador)
Sobre todo, si en toda su administración se ha dedicado a sus matinales y a reunir ejércitos de seguidores con calidad de votantes, mediante la entrega de becas, apoyos, ayudas, beneficios, etc.
En consecuencia, la democracia y las elecciones se conducen en líneas paralelas, que quizá nunca lleguen a unirse, sus objetivos son diferentes, en la democracia, se busca igualdad, la libertad, la justicia y la solidaridad como valores históricos de la democracia. Que todos en México, sin importar grupos vulnerables en pobreza o en pobreza extrema o los otros de enfrente, a los que el Tío López les llama fifis, conservadores, clasistas, aspiracionistas, neoliberales, etc., de entrada, está violentando uno de dichos valores históricos de la democracia, “la igualdad”. Y en las elecciones se busca el Poder.
Hemos hablado de los nuevos valores, siendo uno de ellos, la representatividad, y en las elecciones de 5 de junio pasado, lo que menos hubo fue esa característica, ya que en cada una de las entidades federativas donde hubo elecciones tienen un determinado número de votantes, esto es de conformidad con el padrón electoral de cada una de ellas, datos que tiene debidamente registrados el Instituto Nacional de Electores (INE) en todas sin excepción alguna. En ese orden, la votación se redujo a un 24.99%. promedio en las 6 entidades federativas, de votantes que optaron por sufragar su voto conforme lo establece la Carta Magna.
Representatividad
Con estos números no es posible argumentar jurídicamente que hay representatividad, si solo voto la cuarta parte del padrón electoral estatal, que en las 6 entidades (Mayo 2022, fuente INE) hacen un Total de Electores de 11’715,208, dejando de votar 8’786,900 y votando 2’928,308 que hacen un promedio en las 6 Entidades de 24.99% de sufragios efectivos.
Pese al acarreo de votantes, la extrema propaganda del partido oficialista “llamando a votar por el partido guinda”; que los votantes enlistados en libretas recibirían un extra por su voto; donde también les manifestaron que si no votaban por el partido oficial, les serían retirados los beneficios que cada mes reciben del Estado vía programas sociales; la visible aparición y colaboración al partido oficial de la delincuencia organizada, ya sea no dejando entrar a los representantes de los partidos opositores a las unas; secuestrando opositores por unas horas o de plano acarreando a los votantes a las urnas.
Que lección nos dejan estas anomalías, y considerando los fines de elecciones limpias y arribar a una democracia plena, se sugiere se implemente votaciones a 2 vueltas, en caso de no lograr una representatividad legitima con un 51% de votos al candidato o candidata para proclamarse ganador en la primera vuelta. Esto haría posible que el mayor número de votantes sufraguen y haya una mayor representatividad que provoque legitimación.
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