Yo Campesino
*Pagamos Mexicanos Desaciertos del Ganso en Inflación y Retroceso
MIGUEL A. ROCHA VALENCIA
Por más que el secretario de Hacienda, Rogelio Martínez de la O intente disfrazar el triste escenario financiero-económico para el país al menos en los próximos dos años, donde al gobierno de la 4T, no le importa hundirnos en mayor pobreza a cambio de dilapidar el presupuesto en la compra de votos.
Para colmo, además de enemistarnos con la mayor potencia económica, principal socio comercial y vecino, el ganso aprieta tuercas a los causantes cultivos para exprimirlos y tener dinero para regalar, especialmente a través de los programas de becas a ninis y pensiones para adultos, porque con ello garantiza que familias enteras le den el sí en las elecciones federales de 2024.
Y mientras eso gravita a nivel nacional y lo habremos de pagar con retroceso, mala salud, más muertes y destrucción de estructuras económicas y productivas como ocurre en el agro, los números se vuelven aplastantes en lo interno y en lo externo llegan advertencias ominosas respecto al futuro inmediato donde amenazan hambrunas, pleitos por agua y encarecimiento de insumos especialmente alimentarios.
Por eso, más allá de los pronósticos de la Organización para el Crecimiento y Desarrollo Económicos, donde de 32 países México está al final en cuanto a estrategias económicas para enfrentar crisis y nos rebaja la expectativa de crecimiento por abajo del dos por ciento, los hechos negativos se vuelven tendencia con la inflación que para mayo cerró en 7.65 y la subyacente se ubicó en 7.28, que es la más alta en 21 años según el INEGI y con ello pega a la estructura de precios de productos de consumo necesario.
En tanto, el índice de precios no subyacente aumentó 8.77 por ciento a tasa anual.
Estos últimos datos, el de la inflación subyacente y la “no”, fueron los que seguramente hicieron que el Índice Nacional de Precios al Consumidor se elevara a 7.65 por ciento y que, de acuerdo a los analistas financieros, las tasas de interés puedan llegar a dos dígitos antes de concluir este año por primera vez en más de dos décadas. Lo menos que se pronostica es 9.5 por ciento.
Dentro de la inflación subyacente, el concepto de alimentos, bebidas y tabaco subió sus precios 11.27 por ciento en mayo pasado respecto al mismo mes de 2021 y las mercancías no alimenticias 7.61 por ciento.
Esto es que, si bien en relación al mes próximo pasado la diferencia es mínima, respecto al año pasado nos muestra una tendencia alcista que ya venía y no se hizo nada para de fondo contenerla.
Es por ello que esto implica que el año cerrará con un pésimo pronóstico para 2023 en que se sumarán alzas en precios de bienes y servicios y por lo cual, sin necesidad de magia se puede adelantar que la inflación para el próximo año alcanzará nuevos niveles al alza, simplemente por la actual tendencia de la economía y la incapacidad o negación del mesías tropical para adoptar medidas reales de reactivación económica y contención inflacionaria.
Porque no sólo basta con encarecer el dinero, sino recuperar cadenas de producción-distribución y comercialización, especialmente de los productos del campo donde dejaron de aportarse en los tres primeros años de este gobierno más de 350 mil millones para la distribución de comida-campo-consumo, bajo el falso argumento de corrupción.
Igual como ocurrió con el Fonden para emergencias, como la de Oaxaca, donde 10 días después, el ganso anuncia su visita, pero no llega la ayuda a los damnificados, a los seres que hasta su miseria perdieron.
Ni siquiera le importa al gobierno de la 4T que el propio INEGI reporte que la carestía en mercancías alcanza un avance real del 9.53 por ciento, dato que refleja una parte de la realidad cotidiana donde el consumo se encare a diario como el huevo, granos, pan, aguacate, jitomate y todo lo del “gasto”.
Es decir que, en menos de un mes, como anticipamos en este espacio quedó demostrado que el “plan” antiinflacionario hecho seguramente en un papel que se tiró a la basura, por el machuchón de Palacio Nacional, no tiene futuro simplemente por ser una carta a santa Claus, pero carece de fundamento en lo económico y lo productivo.
Así será mientras el campo continúe desmantelado y las importaciones no sólo de comida sino también de insumos a la producción, continúan al alza, sin contar la sequía que reducirá la cada vez más magra aportación de tierras temporaleras, cuya frontera no aumenta, por el contrario, disminuye año con año, tierras que se transforman en llanos o áreas urbanas.
Así que ¡viva la 4T! que regala dinero, pero ese fondo como los salarios, tienen límite y las consecuencias las pagaremos todos los mexicanos, tarde o temprano.