AIFA ¿al Fracaso?

Punto de Vista

Por Jesús michel Narváez

El dato es oficial: durante los primeros dos meses de operación, el nuevo aeródromo de Santa Lucia ha promediado mil 100 pasajeros por día. El Internacional de la Ciudad de México registra cerca de 100 mil cada 24 horas.

Al ese ritmo, AIFA podría cerrar 12 meses con 3.6 millones de pasajeros. Vaya, un mini aeropuerto.

Y hasta ahora, las presiones desde Gobernación para que las aerolíneas incrementen sus vuelos, los cambien del Benito Juárez al de Santa Lucía, no han sido del todo fructíferas. Incluso, la versión confirmada de que se terminará la zona de carga preludia que no terminará la saturación en el Internacional -ese sí- y que el chiquilín se quedará sin viajeros y, por tanto, no será negocio instalar un restaurante de tlayudas.

Un viajero frecuente me comentaba que uno de los graves problemas del AIFA es que no cuenta con terminales construidas o acondicionadas ex profeso para grandes aviones. Los que en su momento puedan aterrizar en él, quedarán en plataforma desde donde serán traslados los pasajeros en autobuses e igual que los equipajes.

Sin saber a quién se debe el “proyecto ejecutivo” del aeródromo Felipe Ángeles, con estos dos meses de operación se ha evidenciado la falta de conocimiento en el tema aéreo.

Mirar los largos pasillos, eso sí con mármol de Tepeaca, los trechos al desnudo, los ríos de agua cuando llueve, la falta del líquido en los baños y la carencia de transporte que traslade a quienes provienen de los escasos puntos nacionales que hasta ahora se despachan y reciben en Santa Lucía, forman parte de la cadena de improvisaciones.

Esto, claro está, sin contar con las vialidades suficientes. Un personal amigo que habita por los aquellos lejanos rumbos, comentaba que el caos vehicular es cosa cotidiana.

“Cuando hay un choque, un tráiler descompuesto, el cierre de un carril en la autopista México-Pachuca, es imposible avanzar. Hice el recorrido con el ánimo de comprobar que se llega en tiempo y forma para abordar el vuelo en el que se viajará. De Indios Verdes al AIFA hice ¡tres horas! Había un accidente y fue imposible cruzar el tramo. ¿Dónde están los agentes de tránsito, de la Policía de Caminos o los municipales para destrabar los nudos? No, es un viacrucis aceptar el cambio de aeropuerto. Me quedo con el saturado”, comenta.

En lo personal no he tenido la oportunidad, si se le puede llamar así, de emprender la excusión desde la Ciudad de México hasta el municipio de Zumpango, en donde se ubica el nuevo aeródromo. 

Por lo que he leído, escuchado y me han platicado, hay que ir preparado con todo y tortas, agua, café, whisky o de menos roncito cubano. Allá es otro mundo. Acá, están los restaurantes, los bares, las tiendas, la zona libre de impuestos, las casas de cambio. Allá, por supuesto que no necesitan de las últimas. Solo hay un vuelo “internacional” y proviene de Caracas. No requieren dólares. Tampoco euros y menos yenes. Traen, eso sí, billetes verdes que nadie sabe de dónde los sacan cuando en Venezuela toda la moneda estadounidense, como en Las Vegas, “se queda en casa”.

Sin pretender ser vidente y buscar que la obra sea menoscabada, con los números de vuelos y de pasajeros, tiene un destino manifiesto: el fracaso.

Allá quien lo concibió y quien se dejó convencer. 

E-mail: jesusmichel11@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por el 760 de Amplitud Modulada

 

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