En Declive Acelerado la Reputación de las Fuerzas Armadas en México

Yo Campesino 

*Prestigio Militar por los Suelos, Aceptan 

Humillación a Cambio de Poder… y de Dinero

MIGUEL A. ROCHA VALENCIA

La nueva cara que ofrecen los militares (ahora sí) de la 4T es para dar vergüenza y enojo, pues ya no sólo son ejemplo de corrupción sino deshonor, el cual cambiaron por monedas y poder. Se dejan escupir, corretear y desarmar.

NO sólo eso, en vez de cuidar a la ciudanía víctima del crimen, cubren de impunidad, protegen liberan delincuentes o se asocian con ellos.

Y aunque algunas cosas no son nuevas, ahora se hacen más evidentes y lo peor es que ya no sólo se exhiben los llamados “chiles verdes” de la Sedena, sino también los “blancos” de la Marina. En ambos casos la corrupción es evidente y lo hacen justo cuando se les entregan empresas, contratos, más dinero y canonjías.

De los primeros se conocían muchos casos, incluyendo al extinto “Zar Antidrogas”, el general Jesús Gutiérrez Rebollo y otros muchos que pasaron por la Procuraduría Militar y no se hicieron públicos, pero que incluyeron procesos contra mandos medios y altos del Ejército involucrados en la protección y complicidad de soldados con el crimen organizado, ya sea para permitir la producción, transportación y comercialización de drogas, armas y personas, incluso internacionales.

Aunque poco se sabe en ese sentido de los marinos, generales en retiro que eran convocados por el recientemente fallecido ex líder de la Interpol-México, Miguel Aldana, afirmaron que tenían su negocio en los puertos, especialmente en Manzanillo, Lázaro Cárdenas y prácticamente toda la costa del Pacífico.

Hoy no sólo pesa sobre los marinos esas “sospechas” sino también la evidencia de que las aduanas que les fueron entregadas en administración, no sólo sirven para permitir el ingreso y salida de drogas, especialmente metanfetaminas y fentanilo, sus precursores y armas, independientemente de lo que circula en mar patrimonial en rutas que van hacia el sur de Estados Unidos.

Pero, además, de acuerdo al Sistema de Administración Tributaria, a pesar de aumentar el número de pedimentos de importación y exportación, los ingresos fiscales disminuyeron sensiblemente, lo cual hace sospechar que el contrabando en esas aduanas controladas por la Marina, es mayor que cuando eran operadas por civiles.

El caso es que sin contar que a los dos cuerpos de seguridad se les entregaron también contratos de obra y que los manejan a su antojo, con discrecionalidad y opacidad, así como empresas e instituciones públicas para “su administración” existe el hecho de que esos “favores justicieros” son el pago por su fidelidad ciega al ganso de Macuspana que cambian por la lealtad a la Patria sus instituciones y la Constitución. Y lo peor, su renuncia al honor y prestigio militar de que tanto presumieron los de “antes”.

Hoy vemos que liberan delincuentes, en vez de perseguirlos; los dejan desfilar ostensiblemente en actitudes desafiantes, que los golpean, escupen, ofenden, se dejan despojar de pistolas, fusiles y parque, seguramente por la instrucción del jefe de las Fuerzas Armadas de responden con abrazos a los criminales. Se acabó el neoliberal dicho “primero muerto que desarmado”.

Vemos con tristeza e impotencia el más reciente capítulo; una compañía entera, armada “hasta los dientes” a bordo de vehículos presuntamente poderosos, correteados, corridos, “arriados” y amagados por sujetos que viajaban en unidades ordinarias y sin placas de Cuatro Caminos, en Mújica, de Los Olivos en la Huacana, en Michoacán.

Y para no desentonar un dizque gobernador, Alfredo Ramírez Bedolla, rebajado a nivel de títere que renuncia a la “guerra” neoliberal para adoptar el método cuatrotero de “atacar las causas” seguramente por instrucciones del profeta que mandó “reforzar” la plaza con 900 soldados y sólo para ponerlos en ridículo porque las poblaciones están abiertamente sometidas por las armas de los delincuentes.

De ese tamaño es la ignominia a que llegan las fuerzas armadas. Falta saber si son capaces ya no de proteger al pueblo de las agresiones del crimen como ocurre en varios estados de la República, casi todos en la costa del Pacífico, sino de convertirse en sus agresores en defensa del mesías que les da dinero a manos llenas y la cobija de la corrupción de la cual ya eran parte varios de sus mandos.

Cambian el uniforme por el de agentes de la migra, aduanas, por la cuchara de albañil y… 

¡Los corretean!

 

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