Los Dados de Dios
NIDIA MARIN
Cuba sólo estuvo presente en una Cumbre de las Américas, en la primera, aquella celebrada en Panamá, que había sido catapultada por el mandatario republicano estadounidense Dwight Eisenhower. Y fue el dictador, (derrocado más tarde), Fulgencio Batista, quien acudió a Panamá, donde se llevó a cabo.
Pero en aquella ocasión hubo otros dictadores presentes, como Anastasio Somoza, de Nicaragua (hoy el más reciente, Daniel Ortega, no irá); Alfredo Stroessner, de Paraguay; Carlos Castillo Armas, de Guatemala y…en fin.
México estuvo representado por uno de los presidentes más apreciados: Adolfo Ruíz Cortines.
A la segunda Cumbre, efectuada en Punta del Este, Uruguay, ya no acudió el gobierno cubano. No, porque corría el año 1967 y ya gobernaba Fidel Castro Ruz, quien había derrocado a Batista el primero de enero de 1959 y la confrontación con los Estados Unidos estaba en su apogeo.
Pero fueron los demás, inclusive volvería a estar presente el más longevo dictador latinoamericano, Alfredo Stroessner, aunque dicen que estuvo como cantaba Gardel, “…solo, fané y descangayado”.
En fin…el objetivo del entonces presidente Kennedy fue fortalecer la Alianza para el Progreso y las relaciones pacíficas entre las naciones del continente.
Y en esa ocasión los presidentes latinoamericanos decidieron crear en forma progresiva, a partir de 1970, el Mercado Común Latinoamericano que debería estar en funcionamiento en un plazo no mayor de quince años.
Por México acudió Gustavo Díaz Ordaz, quien por cierto abogó por la integración económica latinoamericana, aunque “…con la mayor cordialidad para los Estados Unidos y Canadá”.
Sólo que sea por eso…
Y sobrevino un periodo de vacas flacas: durante 27 años no hubo cumbres. Era la Guerra Fría, pero como han señalado los estudiosos, de la desconfianza y la confrontación de entonces la región pasó a construir una nueva agenda basada en tres consensos fundamentales: democracia, libre mercado y la necesidad de fortalecer el multilateralismo en la región, como respuesta al fenómeno de la globalización.
Señalan también: “La existencia de esas referencias políticas y económicas comunes abrieron paso a un vasto proyecto de cooperación política e integración económica en el Hemisferio, desde Canadá hasta Argentina”.
LOS NUEVOS
TIEMPOS
Y llegó al poder el demócrata Bill Clinton. Y en 1994 se llevó a cabo la Cumbre en Miami, uno de cuyos resultados más importantes fue el acuerdo para trabajar en la creación de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que proveería un libre acceso al mercado de bienes y servicios para todo el continente. Se decidió que las negociaciones para el ALCA no deberían concluir más tarde del año 2005.
Aseguran que uno de los objetivos fundamentales del Proceso de Cumbres moderno que se inició en Miami en 1994, fue reorganizar las relaciones interamericanas adaptando las discusiones y los procedimientos a las nuevas condiciones políticas, económicas y sociales del mundo y de la región.
Los expertos precisaron que la existencia de nuevos participantes y un entendimiento general sobre principios políticos y económicos basados en las doctrinas de democracia y economía de mercado, hicieron posible una cooperación política e integración económica sin precedentes en el Hemisferio, desde Canadá hasta Argentina y Chile.
Hacen notar que los Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas, los arquitectos de este nuevo sistema, decidieron reunirse periódicamente con el fin de definir los preceptos fundamentales de la nueva agenda hemisférica.
Resaltan que la decisión de institucionalizar las reuniones resultó en el concepto de un “Proceso de Cumbres”, donde se acumulan experiencias, se forja un lenguaje común y se programan mandatos para la acción colectiva sistematizando las nuevas referencias teóricas y prácticas en las relaciones hemisféricas.
Además, aseguran los especialistas:
“Esta institucionalización había estado ausente durante las cumbres de la Guerra Fría, las cuales eran organizadas ad hoc. La nueva era de relaciones hemisféricas se caracteriza por la revitalización del multilateralismo que actúa como catalizador para la modernización de las numerosas instituciones del sistema interamericano, incluyendo el foro político principal, la Organización de los Estados Americanos (OEA)”.
Hoy, en un clima político-preelectoral en Estados Unidos (8 de noviembre elecciones intermedias) y en varios países de América Latina (Colombia, presidenciales, 29 de mayo con un exguerrillero en la contienda; y Brasil, 2 de octubre, con Lula Da Silva contra reelección de Jair Bolsonaro), la Cumbre de las Américas está en el ojo del huracán.
De ahí que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador amenazó con estar ausente de la reunión que se efectuará en el próximo mes de junio (día 10), si no invitan a Cuba, y si sucede de tal manera, su ausencia será por voluntad propia, tal y como ocurrió con las renuncias a la OEA (organismo fundamental para las cumbres) de los mandatarios de Venezuela (Nicolás Maduro) y de Nicaragua (Daniel Ortega), aunque ellos responden a Putin. De ahí la pregunta ¿López Obrador también?
De no asistir, romperá con el respeto a los lazos diplomáticos que sí acataron los presidentes de México: Ernesto Zedillo Ponce de León; Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
Y como existe algo similar a una guerra en marcha, desatada por Rusia (íntima amiga de Cuba, Nicaragua y Venezuela) contra Ucrania, hay ingenuos que pretenden ser los reyes de la creación y exigir… o invitan a “mis cuates” o “no voy”.
¡Lástima Mar-ga-ri-to! ¿No será una cumbre? ¿Todos los países estarán representados por sus titulares de Relaciones Exteriores? Ya se verá.
Por lo pronto hay otras naciones que se unieron a la exigencia de que se invite a todos sean de la tendencia ideológica que fueren. En ese tenor están: Bolivia (cuyo presidente Luís Alberto Arce, de tendencia izquierdista no acudirá) y Brasil (donde Jair Bolsonaro ya dijo que tampoco irá porque es partidario de Donald Trump).
¿Y SI DE TODOS
MODOS SE REALIZA?
Cada vez son menos los dirigentes de las 35 naciones de América Latina que se quedarían en casa. En la región del sur, por cierto, los países existentes suman 12 y sus presidentes estarán fuera de la Cumbre (hasta la hora de escribir esta información) en una cifra de dos, mientras que de los 7 de América Central tampoco estarían otros dos y de los tres de América del Norte, sólo uno: México.
Otra cosa es el Caribe. Específicamente en el Gran Caribe, uno de cuyos dos grandes grupos es las Grandes Antillas constituidas por Cuba, Jamaica, La Española y Puerto Rico, así como las Pequeñas Antillas a las que pertenecen entre otras las Islas Vírgenes y las Islas de Barlovento entre otras.
El asunto es que el Gran Caribe siempre ha estado en disputa por las grandes potencias y, hoy como ayer, es una zona de gran inestabilidad política y pobreza. Ahí están presentes: Gran Bretaña, Holanda (hoy Países Bajos), Rusia, Francia y Estados Unidos.
En la actualidad, no son ya asuntos de la antigua Guerra Fría, sino de narcotráfico, medioambiente, migración y terrorismo. Todo ello lo padecen las naciones integrantes del mencionado Gran Caribe, con una buena parte continental (Antigua y Barbuda, Cuba, Granada, Haití, Jamaica, Dominicana, Bahamas y Barbados), de Guyana, Guatemala, Honduras, Venezuela insular, El Salvador, Colombia, Costa Rica, México, Nicaragua, Panamá y Belice.
Estados Unidos, por cierto, no está manco en América y el Caribe tiene 25 dependencias: Groenlandia, Anguila, Aruba, Bermudas, el Caribe Neerlandés, Clipperton, Curazao, Guadalupe, Guyana e Islas Caimán.
Y hay una pregunta que continúa en el aire (hasta la hora de escribir esta información: ¿Cuántos países de los 20 del Caribe invitará Estados Unidos?
También hay otras interrogaciones: ¿Se anulará esta Cumbre? ¿Los mandatarios que asistan y los titulares de Relaciones Exteriores de las naciones lograrán buenos acuerdos?
La moneda (seguramente dólar) está en el aire…
