“Un Niño Como Jack”

Del cine y las leyes

Los Prejuicios Comienzan en Casa

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“Un niño Como Jack”, también conocida como “Jack” (“A kid Like Jack”), melodrama estadunidense dirigido por Silas Howard, con la actuación de Claire Danes (Alex), Jim Parsons (Greg), Octavia Spencer (Judy), Priyanka Chopra Jonas (Amal) y Leo James Davis (Jake); tuvo su estreno mundial en el Festival de Sundance de 2019.

Los padres de Jake, un niño de cuatro años, buscan una beca para poder llevarlo a una escuela particular; en el proceso, aprenden que su gusto por las faldas y las princesas es más que sólo una fase, y que su hijo es transgénero.

La película es la adaptación cinematográfica de la novela homónima escrita por Daniel Pearle, publicada en 2014; trata sobre cómo afrontar desde la familia a un menor que no se siente identificado con el género con el que nació, y de la importancia del entorno para su aceptación.

PRESCOLAR 

DEBES CURSAR

El plazo de matriculación de las escuelas privadas de Manhattan está abierto, Alex y Greg buscan una para su hijo Jake, quien gusta disfrazarse de princesa.

Los padres del menor nunca han estado ajenos a la educación del niño, pero saben que los gustos e identidad sexual de su hijo no corresponden a los de un niño que guste de superhéroes o de soldados tipo G.I Joe, sino que prefiere a las princesas de Disney.

La cinta muestra ese proceso que se torna difícil para esta pareja que debe enfrentarse a la identidad de su hijo, pero la aceptación paternal se entrelaza con los problemas para encontrar y pagar una educación para el menor.

Es claro que no todas las escuelas están listas para recibir a un niño transgénero, pero ¿la sociedad infantil lo estará?

LAS EVALUACIONES 

NO BASTAN

La mayoría de los colegios particulares piden una carta en que se expongan los motivos por los cuales se elige esa escuela y las particularidades del menor para ser aceptado; así Alex, la madre de Jack, se enfoca a señalar que su hijo es diferente a los demás y que tiene preferencias distintas que lo hacen único.

Hasta cierto punto es comprensible que los colegios particulares establezcan este tipo de requisitos de ingreso, más cuando se pretende obtener una beca escolar; en el caso de las escuelas públicas está vetado ese derecho de reserva de admisión, pero la pregunta sigue siendo la misma ¿estarán listas esas escuelas para recibir a un menor transgénero?

Para ello se requiere no sólo de pedagogos y trabajadores sociales, sino de psicólogos y psiquiatras infantiles; la película muestra lo valiosa que es la mirada de maestros y docentes que tienen una verdadera intención de educar aceptando las diferencias, y que se convierten en aliados de las familias en el proceso de formación; tal es el caso de la profesora de preescolar, Judy, que juega un papel muy importante en la búsqueda de la mejor escuela para el menor.

Jack tiene excelente desarrollo infantil, es creativo y muy inteligente para su corta edad, pero los informes de Judy sobre sus arrebatos y terquedad se vuelven más comunes, pues la complejidad de ser aceptado como es, se torna en un tema entre los propios compañeros.

EL PADRÓN DE 

LA “NORMALIDAD”

El comportamiento de Jake genera problemas en la pareja: Greg piensa que es algo temporal, Alex cree que aún no ha desarrollado una identidad.

Los conflictos parentales enseñan el peso del prejuicio, de los comentarios, de la ignorancia y cómo reaccionan los niños y niñas cuando reciben el rechazo social porque no encajan en el patrón de “normalidad” establecido socialmente.

Este conflicto que viven sus padres al momento de insertarlo en el mundo escolar, cuando el niño se ve expuesto a los estereotipos sociales de género que rechazan y atacan la diversidad, revela cómo la identidad de género se expresa desde muy temprana edad y forma parte de la personalidad, independientemente del tipo de familia que tenga el niño o la niña.

Hay sentimiento de culpa entre los padres, la negación y la decepción, cuando entienden el impacto social que implica tener un hijo diferente, que no encaja en las normas sociales que encierra el género asignado al nacer, pero más cuando no se encuentra una escuela apropiada.

El corazón de la trama está en la necesidad de los padres de dejar que sus hijos sean la mejor versión de sí mismos, en conflicto con el instinto de protegerlos de un mundo cruel, en el que la lógica binaria del blanco y el negro impulsa todos los prejuicios.

“NO DIGAS GAY”

Recientemente en Florida hay un proyecto de ley conocida como “Don’t Say Gay” que prohíbe a los maestros hablar sobre temas de orientación sexual y género con los estudiantes dentro del salón de clases.

Su nombre formal es Proyecto de Ley 1834 del Senado “Parental Rights in Education” (“Derechos de los Padres en la Educación”), y establece que un distrito escolar no puede fomentar la discusión en el aula acerca de la orientación sexual o la identidad de género en los grados de escuela primaria o de una manera que no sea apropiada para la edad o el desarrollo de los estudiantes.

Además, establece de manera explícita que los padres pueden demandar a un distrito escolar en caso de que se violara esta ley, así como buscar medidas cautelares.

Si se aprueba el proyecto, entraría en vigencia a partir del 1º de julio, y todos los planes del distrito escolar deben de ser actualizados para junio del 2023.

El proyecto de ley ha atraído extensas críticas, pues silenciaría las voces de los estudiantes LGBT+ vulnerables y obstaculizaría o dañaría su desarrollo personal al mismo tiempo que también podría violar la libertad de expresión y los derechos de la Primera Enmienda de los trabajadores de la educación.

Pero no sólo es Florida, sino que hay una docena de estados que están considerando una nueva legislación que refleje la controvertida ley “No Digas Gay”.

En general, buscan prohibir que las escuelas usen un plan de estudios o discutan temas de identidad de género u orientación sexual, lo que puede desencadenar en una transfobia y homofobia escolarizada.

Más allá de legislaciones controvertidas, los padres deben ser honestos sobre la identidad e intereses de su hijo, incluso si eso le pone una etiqueta ante la sociedad o ¿sería justo utilizar el argumento de la diversidad y de la no discriminación para conseguirle lugar en la escuela, como una cuota?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

 

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