Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Cuando suponía haber visto y escuchado todo lo relacionado con el EGO presidencial, me desvelan una comparación que, leerla con cuidado, conlleva el equiparse con los que dieron independencia y patria en America Latina.
Durante la imposición de la orden José Martí al presidente López en el Palacio de la Revolución Cubana, entre muchas de las cosas que dijo en su larguísimo discurso -¿parecerse a Fidel?- expresó el cuadro comparativo:
… el padre de la patria mexicana Miguel Hidalgo, el prócer cubano José Martí y él (Andy I) nacieron en el mismo año, el 53, de tres siglos consecutivos (XVIII, XIX y XX).
¡Vaya comparación!
Y tiene la lectura obligada: ellos consiguieron la independencia de España… yo conseguirá la de…
No hay fin de la oración.
Resalta, por supuesto, la “coincidencia” de haber nacido Hidalgo el 8 de mayor de 8 de mayo de 1753, José Martí el 28 de enero de 1853 y Andy I 13 de noviembre de 1953, lo coloca en la “cúspide” aspiracionista de pasar a la historia como el nuevo “independentista” en América Latina.
¿Cuántos millones de personas habrán nacido en el año 53 de cada siglo?
Sería extremadamente acucioso hallar el dato.
Sin embargo, Andy I (primero) siente a ver recibido los dones de dos libertadores, cuyas historias tienen mucho de fantasía, porque olvidar que las escriben los triunfadores, es un error comprobado. Igual que las comparaciones que por regla general “resultan odiosas”. Cuál será el “legado” de un personaje que no mira hacia delante y pareciera producto de la imaginación de Lobsang Rampa de su libro “El Tercer Ojo”, ubicado, justamente, en la parte trasera de la cabeza.
Ya nos anunció su “testamento político” y nada sabemos que contiene.
También abrió la caja de pandora de la cual salen todos los males que padecemos y que no tienen otro origen que el neoliberalismo.
En 22 años de estar haciendo política en la Ciudad de México -lo que hizo en Tabasco, pintado de tricolor y mostrando sus dotes de compositor escribió el “Himno del PRI” es cosa del pasado- no ha quitado el dedo del renglón y se asume como el iluminado que llegó para conducir a sus ovejas a la tierra prometida.
Los estudios de psiquiatría lo colocarían en el nivel de megalómano, cuya principal característica es … una persona que desprecia a los demás porque se considera superior a ellos.
La megalomanía es una condición psicológica incluida en el trastorno narcisista de la personalidad como sintomatología según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM – V).
No obstante, para saber si una persona presenta megalomanía como parte de un trastorno se presta atención a si existen o no ideas delirantes, es decir, si experimentan fantasías de poder, relevancia y omnipotencia que le llevan a considerarse como el mejor.
¿Algo le falta a Andy I (primero) para encajar en la definición?
¡Por supuesto!
La mitomanía.
Dos elementos que se consideran clínicamente como “trastornos de la mente”.
Recordar que en el año 53 en tres siglos diferentes nacieron las “tres estrellas del universo”, es algo que muestra el clímax, el cenit, de la megalomanía y mitomanía de quien no encuentra la tierra prometida, pierde a sus ovejas y las que le quedan las quiere convertir en barbacoa.
Vaya cuadro. Digno de análisis por parte de Sigmund Freud… quien seguramente terminaría desquiciado ante el paciente tendido en el diván.
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