Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Sin rodeos y trampas preestablecidas, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declaró inválido el ejercicio de la revocación de mandato celebrado el pasado domingo 10 de abril.
Por si fuera poco, el Pleno de la Sala Superior del TEPJ desechó, de manera unánime, el recurso presentado por el presidente Andrés Manuel López Obrador en contra del INE, por considerar que no tiene interés jurídico para controvertir el acuerdo de este Instituto sobre los resultados de la consulta.
¡Córcholis!… ¡recórcholis!… ¡contra recórcholis!
Para el presidente López y su séquito guinda y aliados, el golpe fue al botón de la mandíbula y lo derribó sin que logre levantarse. El juzgador es independiente y su decisión no puede ser revertida.
¡Se acabó!
¿Qué llevó a los magistrados a tomar la decisión de manera unánime?
Primero: no se reunió el 40% de votos para hacerla vinculante.
Segundo: hubo irregularidades de parte de funcionarios públicos y representantes partidistas en dicho proceso.
Tercero: todas las irregularidades y malas prácticas que se realizaron en este proceso dan cuenta de la actitud de los actores políticos frente a un ejercicio de participación directa de la ciudadanía no hacen más que erosionar la confianza de la ciudadanía en estos procesos y desincentivar su participación en ellos.
¡Santos argumentos!, diría el enmallado antiguo compañero del murciélago vigilante de Ciudad Gótica.
Cómo debatir lo expresado.
No hay forma.
Durante todo el ejercicio para la consulta de revocación de mandato, en este mismo espacio señale y lo sostengo: el derecho de los ciudadanos fue secuestrado por el poder político encabezado por el presidente López.
De nada valieron las medidas cautelares impuestas por el INE y avaladas por el TEPJF, para que los actores políticos “respetaran la Constitución y la Ley reglamentaria”.
Diría el clásico: se las pasaron por el arco del triunfo que después se convirtió de la derrota.
La sentencia irrevocable del TEPJF será “destrozada” desde el púlpito presidencial y el mini púlpito de la Jefatura de Gobierno, además de los micro púlpitos ubicado en la sede de Morena, en San Lázaro y el Senado.
Todos -quizá la excepción sea Ricardo Monreal- pedirán la cabeza de los 7 magistrados, los someterán al linchamiento mediático, lanzaron la advertencia de llevarlos a juicio político e insistirán en la propuesta de reforma electoral que presentará el presidente de la República para que los consejeros y magistrados sean “electos por el pueblo bueno y sabio”.
La “fiera está herida”, dicen los analistas y los expertos en cacería señalan “es cuando más peligrosa se vuelve”.
Bien advirtió Lorenzo Córdova una semana antes de la consulta: el Tribunal puede invalidar el proceso.
Y Mario Delgado ¡cómo no! respondió: pues tendrán que reponerlo y el INE está obligado a pagar.
Nanay, no es así. No hay reposición.
La falta de votantes causó pena. No funcionó la campaña morenista y mire que costó un dineral que nadie sabe de dónde provino.
Lo lamentable material: el gasto innecesario de 3 mil 300 millones de pesos solamente para satisfacer el capricho y el ego del que siente conducir al “pueblo bueno y sabio” hacia la tierra prometida.
Cuántas vacunas, cuántas becas, cuántos apoyos, cuántos empleos se pudieron crear y se dejaron cumplir. De eso no habla el ciudadano inquilino temporal de Palacio Nacional.
¡Inválido! Y de no de Notre Dame.
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