*El Código Penal Federal Penaliza Ayudar a los Espías
*Delatores Hacen más Fácil Planear y Conquistar: Sun Tzú
*USA nos Dice: Somos “Cuates” y te doy la Información
EZEQUIEL GAYTÁN
Hace unos días el jefe del Comando Norte de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, General Glen D. Vanherck sostuvo que el gobierno de Rusia tiene en México el grupo más grande de espías con el fin de obtener información acerca de los EUA. La noticia no pasa desapercibida porque, en efecto, desde la Guerra Fría dos naciones fueron sede importante de ese tipo de operaciones. Me refiero a México y a Austria, pues ambos países, por su geografía, eran el balcón adecuado a fin de saber lo que acontecía en los Estados Unidos y en la Unión Soviética. Por supuesto que otras naciones también eran importantes; por ejemplo, Canadá y la República Federal Alemana.
Lo dicho por el General Vanherck significa, por lo tanto, que los servicios de espionaje norteamericanos en México también están desplegados y seguramente también se ha incrementado el número de espías chinos, brasileños y de otras naciones con fines similares a partir de la invasión de Rusia a Ucrania y las tensiones comerciales entre China y los Estados Unidos. Aquí cabe destacar que la respuesta mexicana desde la Cancillería fue en el sentido de que nuestros vecinos del norte “presenten las pruebas”.
Lo anterior tiene lógica porque el Código Penal Federal, Titulo primero “Delitos contra la nación” sostiene en su artículo 123 lo que se entenderá como Traición a la patria. Específicamente en la fracción VIII que dice “Oculte o auxilie a quien cometa actos de espionaje, sabiendo que los realiza” y los artículos del 127 al 129 precisan lo referente al espionaje. Lo cual induce a que los mexicanos no debemos apoyar las labores de espionaje de otras naciones en nuestro país. Sobre todo, porque la información obtenida por los espías puede ser utilizada con fines tales como la desestabilización o crear alianzas con el crimen organizado o vender armas a grupos guerrilleros.
Por su parte Sun Tzú en su libro El arte de la guerra habla en su capítulo XIII intitulado Sobre el uso de espías acerca de la importancia sofisticada de la existencia de esa actividad, pues mediante la información obtenida “es más fácil planear y conquistar lo que es fácil antes de que se vuelva difícil y atrapar lo que es pequeño antes de que sea grande”. En otras palabras, el espionaje que se está desarrollando en México es muy peligroso porque la información que los espías están recabando en nuestro país va más allá de lo que acontece en los EUA. También se refiere a lo que acontece aquí.
Hasta donde tengo entendido la relación de las áreas de inteligencia mexicanas con las norteamericanas son más o menos cordiales debido a la reciproca desconfianza propia de esos órganos. Lo cual es geoeconómica y geopolíticamente ineludible y paradójicamente conveniente. De ahí que intuyo que la inteligencia para la seguridad nacional mexicana ya tenía detectado el incremento de espías rusos y lo dicho por los norteamericanos no las sorprendió. En todo caso lo que llamó la atención es el mensaje viniera de las fuerzas armadas norteamericanas. Lo que interpreto como un “aquí estamos las fuerzas armadas y aunque no somos amigos, somos cuates”. Es decir, los coqueteos mexicanos con otras potencias son válidos y entendibles, pero nos recordaron que nuestra alianza es estratégica y prioritaria incluyendo lo civil y lo militar.
Las tensiones entre México y Estados Unidos siempre existirán y las personalidades de los mandatarios de ambas naciones son básicas a fin de que sean un poco menos ríspidas. Pero en lo esencial no puede, ni debe haber lugar a la ruptura.
La respuesta pública del canciller Marcelo Ebrard en estos momentos de tensión mundial, de sucesión presidencial anticipada y en el marco de la actual administración que desea el renacimiento del nacionalismo revolucionario, es la correcta. Tal vez no fue muy oportuna, pero es claro que se debió a que las partes acordaron la respuesta pública y eso tomó tres días. Sobre todo porque el señalamiento norteamericano no provino, como es usual, de la Central de Inteligencia (CIA) o de la Oficina de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. No cabe duda, las áreas de inteligencia mexicanas aún cuentan con personal valioso y competente.
Los juegos de espionaje seguirán existiendo y el gobierno mexicano no debe descuidarlas, ni desdeñarlas. Sobre todo ahora que el mundo será tripolar entre Rusia, China y los Estados Unidos. Una vez más deberemos jugar activamente a favor nuestro en materia de política exterior y no confundir al aliado principal, sobre todo porque esa nación no tiene amigos, sino intereses.