La Inversión con Inflación y Estanflación, se Atomiza

ALFREDO MEJÍA MONTOYA

Los desplantes divisionistas con el empresariado mexicano se agudizan en momentos en que la economía nacional requiere de unidad, las múltiples peticiones del presidente Andrés Manuel López Obrador, respecto de que el empresariado se una a su proyecto transformador, no da indicios de vida, ni con respiración asistida, y no hay resultados en este tema iniciado el segundo trimestre de su cuarto año de gobierno. 

Las causas son infinitas, pero dos son significativas: primera, desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional, el inquilino en sus matinales y en repetidas ocasiones, ha puesto al empresariado mexicano en el banquillo de los acusados, que son neoliberales y corruptos, cuando no se ha demostrado que uno, uno solo haya cometido actos de corrupción, pese a que cuenta con el poderoso brazo ejecutor del Estado con la UIF y FGR, vaya ni la supuesta corrupción que dijo había y que generó la cancelación del NAIM en Texcoco, con una votación antidemocrática a mano alzada con las huestes del partido oficialista, y en más de tres años no le ha probado al pueblo y a sus correligionarios que había corrupción … solo hay carpetas de investigación, pero por actos de corrupción detectados por la Auditoria Superior de la Federación (ASF) por más de 63 mil millones de pesos, del ejercicio 2020, mismos que están en etapa de aclaración; segunda, la intromisión escandalosa del ejército mexicano en actividades civiles, como son las obras insignia de la presente administración, donde el ejército mil usos actúa, y pese a que no debiera haber utilidades para los constructores uniformados verde olivo, hay graves inconsistencias en el costo presupuestado para toda la obra, que se incrementó de un 25% hasta más del 50% inclusive, salió más cara la mano de obra militar que la de los neoliberales empresarios privados. Esto en el aeródromo de Santa Lucia y de la destrucción ecológica del Tren Maya, sin dejar atrás a la Refinería Olmeca, ¿se oficializa la corrupción?

Ningún programa de infraestructura está liberado para los inversores privados, vaya, hasta López Obrador tuvo que enviar un emisario a manera de portavoz para que los empresarios colaboren con el gobierno federal, petición que, del tres de marzo a la fecha, no ha habido respuesta de ningún inversor, precisamente, porque Carlos Slim no es la persona idónea para esos acuerdos o acercamientos, de nueva cuenta el inquilino de palacio, brincándose a las instituciones y los protocolos.

La Cámara Internacional de Comercio (ICC) advirtió en febrero que, ante las fricciones entre López Obrador e inversionistas tanto nacionales como extranjeros, estos reducen el riesgo de sus operaciones y disminuyen la posibilidad de traer su capital al país y los domésticos, o lo migran o lo rentabilizan en activos de bajo riesgo, más aún, si el Frankenstein de la reforma eléctrica se llegara a aprobar.

El problema ya no solo es tema de las matinales, sino de todo el país, precisamente porque López Obrador no puede o no sabe negociar y tampoco deja a los titulares de las carteras respectivas ejercer sus facultades y atribuciones en su materia, ya que si los empresarios no coincidieron antes con el jefe del cartel del bienestar, ahora que las condiciones económicas domesticas e internacionales están a punto de ebullición, con una inflación descontrolada,  con la estanflación ya declarada, cuando se van a arriesgar a invertir, más aún, en estos históricos momentos en que el mundo se convulsiona por la inminente guerra de Rusia y Ucrania, donde no solo los dos países participan, sino todos los aliados y los no alineados,  ¿quién en su sano juicio, va a invertir con estos escenarios?

La inflación generada por los cortes de producción y suministro de mercancías y comodities, aunado a la transportación global de estas, hizo romper los récord inflacionarios en el mundo a finales del 2021, situación que prevalece en forma constante, y se le suman ingredientes de peso, como la guerra inminente, el impacto al alza en materias primas, comodities de energía, la subida histórica de inflación en 2022, tendrá su reflejo más inmediato en las economías del mundo, provocando acciones a corto plazo al desconocer si se trata de un problema transitorio o duradero. 

El presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó en octubre pasado, que “esa alza en la inflación era algo pasajero”, siempre minimizando las cuestiones económicas, claro, sin datos que soportaran su dicho, como siempre, ni a los otros datos se refirió, y generó duda con los que presentó el INEGI, sin embargo, a inicios del 2022, reconoció que la inflación es un problema real. Sin mencionar que impactará en forma sustancial en sus obras insignia.

 

La estanflación. Si la inflación de por sí ya resta valor a la masa monetaria, se presenta otro escenario no solo para los inversores privados, sino para los gobiernos del mundo y México no será la excepción, y están presentes cada vez más los efectos para una estanflación, escenario de alta inflación y menor crecimiento económico. Los bancos centrales deberán ser más agresivos y cautelosos en sus planes de subir tasas de interés y neutralizar su balance, sopesando los intereses entre inflación y crecimiento con la escalada de las tensiones globales. 

 

La estanflación es una situación económica atípica y de manejo complicado, con la inflación subiendo y la actividad económica estancada o bajando, sin crecimiento.

 

En efecto, la estanflación es una situación complicada de gestionar porque se junta el alza de la inflación y la rebaja del crecimiento de la economía, donde se tiene la opción de decidir, por un lado, rebajar la subida de precios y por otro dinamizar la economía, pero no las dos a la vez. El reto que tendrá BANXICO será de pronóstico reservado.

 

Por lo tanto, las inversiones nacionales e internacionales estarán sumidas en la incertidumbre, y las decisiones de gran calado deberán ser para mantener las condiciones económicas prevalecientes ahora mismo, serán todo un reto también para los tomadores de decisión en cada uno de los países que arribarán a estos escenarios, o les impactará de manera superlativa. Esto es, frenar la inflación como escenario principal y, al mismo tiempo, empujar una recuperación económica más sostenida, sin embargo, considerando que en México no hubo apoyos fiscales para enfrentar los efectos de la pandemia, los inversionistas tienen ahora escasos fondos y mucha deuda.

 

Por lo tanto, el escenario de más inversiones en el país, tanto las privadas domésticas como las internacionales, prácticamente son imposibles y las obras de infraestructura que al gobierno federal se le ocurre implementar, están muy lejanas de poder llevarse a cabo, y las que están en proceso, tendrán un costo mayor al presupuestado, y aumentado ya en las obras insignia, los nuevos proyectos seguramente se quedarán en los mismos cajones en donde están, ya que BANXICO recortó la expectativa del crecimiento del PIB de entre 1.6% y 3.2%, para 2022, con una estimación de 2.4% debido a los efectos que ha tenido la pandemia de Covid-19 sobre la industria, comercio y consumo, sin considerar aún, los efectos que traerá el conflicto bélico en Europa del Este.

 

Si del drama de la no inversión no salimos, el alza de materias primas y comodities que viene, impactará en forma  espectacular a la economía nacional, ya que el conflicto bélico generará presión severa a determinados comodities y provocará mayor inflación, el precio internacional del petróleo quizá rebase los 130 dólares por barril; el de México fluctuará de 116 a 125 o +, que en nada beneficiará, ya que importamos más del que vendemos, el efecto será inflacionario; también están al alza el Gas Natural, Oro, Acero, Cobre entre otros; en el sector agrícola al alza constante está la Soja, Trigo, Aceite de Palma, Leche, Café, Azúcar, Te, Arroz, etc… ¿Será posible que el gobierno de López Obrador, ahora sí apoye fiscalmente a la clase trabajadora, a los que menos tienen, a sus pobres que cada día son más, y en general a toda la población?  


No es de soslayar que el precio de la gasolina estará sujeta a un “estimulo” así le llaman, cuando no es otra cosa que una transferencia de presupuesto, conocido como subsidio, que en el caso, beneficiará a los que tienen automóvil, esto es, la política presupuestaria incide sobre ¿a quién vas a beneficiar? o ¿a quién más que a otros? la redistribución de la riqueza no se da cuando lo que se pretende es bajar precios, como el de la gasolina, con el dinero de todos los contribuyentes para beneficiar a los menos, eso es: primero, engañar a sus seguidores de que bajó la gasolina y; segundo, utilizar dinero público fresco para esos efectos. 

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