Las Guerras que Enfrentaremos en México
ALBERTO F. MENA MALLEN
Todos los días los mexicanos enfrentan guerras familiares, personales, laborales, sociales, económicas, por pobreza, porque son ricos y quieren más, porque el gobierno no ayuda, ni a los pobres, porque andan de malas, por envidia, porque no ganan ni para comer lo adecuado para una buena dieta, porque no les gusta que la inflación les destruya su salario, que ya no alcanza para lo indispensable, por la corrupción, la impunidad y la falta de información veraz de lo que sucede a su alrededor y las mentiras que a diario emiten muchos políticos.
Una guerra que se enfrentará, de manera inmediata y que no tiene a futuro pronta solución, será la económica. La 4T tendrá muchos tropiezos con ello.
La guerra entre Rusia y Ucrania, con sus aliados que aplican severas sanciones económicas a los rusos, generará obstáculos de todo tipo para todas las naciones del orbe.
Y para México, aunado a los destrozos que provocó la pandemia, será un largo y sinuoso camino que tendremos que recorrer todos los mexicanos.
Añádale el aumento de precios que no cede y la tan citada austeridad republicana que provoca más sobresaltos que beneficios. Ello no quiere decir que muchos ciudadanos estemos en contra de esto, pero la aplicada por el presidente López Obrador, ya raya en muertes, inflación y escasez de productos y suministros para el buen funcionamiento de los sistemas de producción y fabricación de artículos necesarios para la vida diaria y para la administración pública.
Aparte de que los productos y servicios siguen al alza, problema que se le achaca al gobierno al no poder manejar adecuadamente la economía del país, sobre todo, al dedicarse principalmente a regalar apoyos y a canalizar los recursos hacia sus tres magnas obras, el aeropuerto de Santa Lucía, -que los fifís ya calificaron como un aeródromo-, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas.
Habrá que recordar que el crecimiento y desarrollo de un país se basa principalmente en las inversiones públicas y privadas; de las primeras solo estas tres obras cuentan con recursos y el resto de lo que debe crecer, está limitado por la falta de recursos o inversión, aparte de que la desconfianza que se tiene hacia la actual administración pública provoca el retiro de capitales hacia el extranjero o que no inviertan sus recursos en el territorio nacional. Pero el gobierno tiene otros datos.
Los precios de las gasolinas continuarán hacia arriba, a pesar de que una de las promesas presidenciales fue la de reducirlos, lo que hasta la fecha no lo ha logrado y menos por el conflicto bélico en Europa, donde se juega el futuro de varias naciones y el bienestar de quienes habitamos este mundo. Fue como la pandemia, algo imprevisto que no se tomó en cuenta, ante la falta de prospectivas y planeación estratégica.
Igualmente, la mala administración de los recursos, es otro de los elementos que se integra a lo que sucede alrededor. Hace unos días llevé una colcha a un negocio de lavandería en la alcaldía de Azcapotzalco y no la recibieron debido a que carecen del suministro de agua para poder trabajar. El dueño se disculpó, argumentando que ya había recibido mucho trabajo y no tenía espacio para uno más, aparte de que señaló que no había podido cumplir con su chamba. Aquí no pueden culpar a la sequía, sino a la mala administración del recurso.
Hace unos días leí (de leer, no de ler) información de Antonio Navalón respecto de las guerras que enfrentaremos como humanidad, como países y como seres humanos, al citar lo que acontece en Ucrania, con Rusia y Estados Unidos como participantes, donde se ven tanques, aviones, misiles y muchos implementos de guerra, que provocan miedo y muerte entre las personas a nivel mundial y me pregunté, ¿cuáles enfrentaremos en México?, sobre todo después del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que poco a poco lo ha dividido, destruido, en vez de mejorar el bienestar de los mexicanos que solo lo elevó a nivel gramatical al utilizar el término Bienestar por todos lados.
Uno de los pocos “bienestares” que, digamos, podría ser efectivo, serían los apoyos de recursos económicos federales a miles de mexicanos, quienes afectados en su economía por la pandemia, gozan, siquiera de algo de dinero que les permita palear las dificultades que enfrentan porque el gobierno no destinó otros recursos para quienes fueron dañados por el cierre de empresas, fábricas y comercios, lo que provocó desempleo y zozobra para muchos mexicanos. Recuerdo el dicho, “enséñale a pescar, no le des el pescado”
Si ya había muchos pobres, este comportamiento errático gubernamental generó una cifra más alta de personas que bajaron su nivel de vida, al empobrecerse todavía peor de lo que ya estaban y que ahora con la guerra Rusia-Ucrania se vislumbran peores escenarios para todo el mundo y para aquellos países que no tienen un soporte económico que les permita salir adelante con mayor fluidez.
Aquí, el presidente presume que nuestra economía va viento en popa, pero, de nueva la realidad lo contrasta “con otros datos”, de la que estamos siendo testigos al ver el deterioro diario de la vida cotidiana, ya que se tiene que gastar más con el aumento de precios de muchos productos, varios de los cuales desaparecen de la dieta de las familias al no poder completar para su adquisición.
Como los pitonisos, debemos leer y conocer el futuro de los mexicanos para prepararnos contra lo que nos venga, luego de que termine el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien en forma convincente afirma que logrará su 4T (Transformación), de la que ya sentó las bases, pero que tiene muchas dificultades para implementarla en el país.
Hoy, las guerras han cambiado. Son cibernéticas, con las que solo apretar un botón, pararán gobiernos; la guerra energética, ya que sin energía moriríamos de hambre, y quien posea los recursos, tendrá poder; la sanitaria, que destruye poblaciones; y las guerras civiles, que con manifestaciones como las que echaron a su presidente en Ucrania en 2014 volverán si los líderes continúan engañando a sus habitantes.
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