Hace 47 Años y en México Nació

Galaxia Política

*El Año Internacional de la Mujer

*Nada es Reglaron; Todo lo Ganaron

JESÚS MICHEL NARVÁEZ

Y 47 años después…

Allá, en el auditorio de la Secretaría de Relaciones Exteriores se reunieron. Cuando estaba en Tlatelolco.

Eran, prácticamente, de todo el mundo. 

La vestimenta correspondía a las naciones representadas.

Era una Torre de Babel: idiomas al por mayor, probablemente nunca escuchados por más de uno que estábamos presentes. 

Las intérpretes se mostraban agotadas. Cada periodista quería hablar con alguna de las más de 100 reunidas aquel 8 de marzo de 1975.

Eran las mujeres en la consumación de un anhelo: escuchar la declaración del nacimiento del Año Internacional de la Mujer.

¿Qué ha pasado desde entonces?

Ellas mucho avanzaron, no lo suficiente. 

Quizá la gran mayoría que estuvo presente aquel lejano 8 de marzo de 1975, ya no haya visto cómo sus voces son escuchadas, cómo forman parte del poder público. Lo mismo presidentas, primeras ministras, cancilleras, senadoras, diputadas, gobernadoras, directivas del Fondo Monetario Internacional, de organismo globales.

Un mundo que han conquistado con, aquí cabe sin duda la frase de Winston Churchill, sangre, sudor y lágrimas.

Derribaron un muro y los intereses masculinos construyeron una docena.

Y tesoneramente, cada una de ellas, formando grupos, exigiendo sus derechos, con talento y conocimiento, no con pico y pala, los han ido derribando.

Quedan aún muchos por verlos caer. 

Caerán.

En el mundo, con excepción de la mayoría países árabes y africanos, las mujeres consiguieron alcanzar la igualdad. Y convertirse en poderosas política y económicamente; fueron reconocidas con el Premio Nobel en diferentes categorías; en la ciencia y la literatura, caminan más rápido.

¿Qué pasa con las mujeres de México?

Hace dos años, justamente el 9 de marzo, se realizaron marchas en todo el país. La más notoria, la de la Ciudad de México. La pandemia ya estaba en su inicio. Lo hacían de manera pacífica hasta que las “anarcas” hicieron su aparición. Enfundadas en su vestimenta negra y con los rostros cubiertos, dañaron obras de arte y enfrentaron a la policía.

A las puertas de Palacio Nacional lanzaron acelerantes y les prendieron fuego. 

A la mañana siguiente, el presidente acusó a las marchistas de ser conservadoras y estar manipuladas por los enemigos de su gobierno. No ha quitado el dedo del renglón. Insiste en descalificar las protestas femeninas.

Si bien en el país hay muchas mujeres empoderadas, todavía hay millones que son relegadas. 

La paridad de género enfrenta resistencias no solamente masculinas sino de las propias mujeres y de las autoridades.

Sin embargo, ellas no ceden en reclamar sus derechos, mismos que se encuentran contenidos en la Constitución, en la que claramente se expresa que al mismo trabajo el mismo salario. Hombres y mujeres deben ganar lo mismo por trabajos similares. No ocurre.

EL RIESGO DE

SER LIBRE

Al finalizar el siglo pasado, el nombre de un municipio llenó las páginas de los diarios, los tiempos de televisión y la radio. Ciudad Juárez se convirtió en el epicentro de los asesinatos contra mujeres, la mayoría de ellas trabajadoras en el corredor maquilador.

Sin embargo, las autoridades estatales, municipales y las federales hicieron caso omiso de lo que más tarde sería noticia que diera la vuelta al mundo e incluso fuera tema de películas y protestas por parte de figuras artísticas estadounidenses. 

Era el escándalo. Y el infierno en llamas. Nadie intentó detener los asesinatos.

Pasaron dos lustros y a partir de 2007 el gobierno de la República entró a tratar de controlar la violencia contra ellas.

Grandes inversiones. El resultado fue positivo.

El crecimiento exponencial de los criminales, primero narcotraficantes y después organizados en extorsión, cobro de derecho de piso y otros rubros, hizo regresar los asesinatos contra mujeres. Los hombres también fueron víctimas. Por regla, ellas no son parte de los cárteles o las bandas. Ellos, por regla, sí.

Pasó ya una década. Y ahora ser libre, exitosa, bonita, elegante; tener la posibilidad de actuar en la política, en la empresa, elevó el riesgo de ser asesinada.

Desde el 14 de julio de 2012, el Código Penal Federal contempla al feminicidio en su artículo 325, capítulo V y entre los delitos tipifica están contra la vida y la integridad corporal. Aquel que comete feminicidio es “quien prive de la vida a una mujer por razones de género”.

Durante los últimos 3 años, sin minimizar pasado mediato, el feminicidio alcanzó la cifra de 5 mil 733. Son datos del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Publica. 

Y nada se hace por evitar que la cifra aumente.

La política gubernamental es hablar, hablar, hablar.

Ellas, las que han luchado tener el lugar que merecen, parecen estar destinadas a la fosa.

El gobierno actual se negaba a reconocer la existencia del feminicidio. Incluso, la titular de la Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana, ha señalado que antes de este mandato no estaba tipificado el delito. La realidad demuestra la contrario.

A ELLAS, EL

RECONOCIMIENTO

Las mujeres no han cedido en su reclamo de ser reconocidas por su inteligencia, preparación académica y profesionalismo. Ya no callan ante el acoso sexual. Ya no son las “empleadas domésticas” del marido. Ya no son las novias que permitían todo. La violencia en su contra se denuncia. Y la razón les asiste: no son objetos, son personas.

Criticar al feminismo y medirlo a rajatabla, no es el papel ni la responsabilidad de un gobierno. La igualdad y los avances, los han logrado ellas en contra la actitud displicente de las autoridades.

Vaya desde este espacio el reconocimiento para todas y la invitación a no ceder en su lucha.

Ellas lo merecen y con creces.

Felicidades en el Año Internacional de la Mujer.

Y todos los demás días del calendario.

 

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