Acallar la Libertad de Expresión: Recurso de los Autócratas

Las Fuerzas Vivas de Tiempos 

Idos Regresaron por sus Fueros

*Como las que Recorrían las Calles Hasta la Plaza de la Constitución Para Apoyar Decisiones

*Lo mismo el 18 de Marzo de 1938 por la Expropiación Petrolera de Lázaro Cárdenas

*O Cuando López Mateos Reprimió a Médicos, Ferrocarrileros y Maestros

*El Cierre de Diario de México, por Díaz Ordaz Debido al Chimpancé Publicado 

*Y Posteriormente Llegó el Golpe Contra Excelsior en el Periodo de Luis Echeverría

*“No Pago Para que me Pegues”, le dijo López Portillo a “Proceso” y le Negó la Publicidad 

*Más Tarde Llegaría el Cierre de Alarma por Impúdica y Violenta en el Sexenio De la Madrid 

*Perder los Estribos en Defensa del Primogénito, Muestra a un Padre Solapador

*Asumirse Como Quien Hará del País el Nuevo Paraíso Rebasa la Realidad de México

JESÚS MICHEL NARVÁEZ

Recurrir a las “fuerzas vivas” en busca de apoyo para las acciones que asume como gobernante, es síntoma de debilidad.

Aplicar la enseñanza de Sun Tzu: la mejor defensa es el ataque, implica que se siente agredido y su única forma de salir adelante es denostando al enemigo.

Perder los estribos en defensa del primogénito, enseña que es un padre solapador y que su prédica solamente está dirigida a quienes trata de convencer de ser el perfecto gobernante.

Asumirse como el personaje que cambiará la historia y hará del país el nuevo paraíso, rebasa las expectativas de la realidad. 

Ejercer el “poder del Estado” como propio y no entender que el pueblo se lo prestó por 5 años y 10 meses, raya en la soberbia.

Negarse a aceptar fracasos estrepitosos y manipular la información maquilando los hechos, representa incapacidad de actuar en forma planificada y solamente lo hace por impulso.

Pretender acallar la libertad de expresión es el recurso de los autócratas que caminan por el sendero que termina en la dictadura.

Así es, en síntesis, el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien después de cruzar la mitad del camino gubernamental advierte pérdida de popularidad, ausencia de apoyos masivos a no ser que formen parte de los mecanismos de “acarreo”. 

El presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a mostrar el supuesto sueldo del periodista Carlos Loret de Mola, acusó golpismo por parte de la oposición y advirtió que no se va a dejar.

COMO EN LOS 

TIEMPOS DEL PRI

Y el presidente López insiste: “no somos como los de antes”. 

Y, sin embargo, recurre a las fórmulas inventadas por el PRI en sus tiempos de partido hegemónico.

Cada vez que surgía alguna protesta, fuera por el tema que fuere, desde el poderoso partido, que contaba con todos los recursos posibles, se organizaban las marchas de desagravio y las “fuerzas vivas” recorrían las calles hasta llegar a la Plaza de la Constitución para mostrarle el “apoyo a sus patrióticas” decisiones.

Lo mismo aquel 18 de marzo de 1938 cuando Lázaro Cárdenas pronunció a través de la radio el mensaje en el que comunicaba que el Gobierno de la República tomó la decisión de expropiar las plantas petroleras en manos de extranjeros, que cuando Adolfo López Mateos reprimió a médicos, ferrocarrileros y maestros, los sectores, en ese entonces con miles de adeptos. Aunque sin la fuerza que orillara al gobierno a cambiar medidas, salieron a manifestarse y respaldaron al “ciudadano Presidente”.

Por supuesto, los gobernadores de las 29 entidades, dos territorios y un Distrito Federal -así rezaba la Constitución- llegaban a la Capital con contingentes cuya única misión era gritar “viva”, al escuchar el nombre del Presidente.

Probablemente la última movilización de las fuerzas vivas ocurrió el 2 de septiembre de 1982, horas después de que el presidente López Portillo había declarado la nacionalización de la banca, algo insólito. Una forma de expropiación que produjo fuga de capitales pese a la afirmación presidencial: ¡Ya nos saquearon, no nos volverán a saquear!

Hoy ronda el fantasma de la nacionalización en diversas áreas, aunque se disfraza de nacionalismo.

La Comisión Federal de Electricidad y Petróleos Mexicanos son la punta de lanza para cerrar la puerta a los inversionistas privados, nacionales y extranjeros al grito de “¡ya nos robaron, no nos volverán a robar!”, surgido de la garganta presidencial al referirse a las empresas generadoras de electricidad.

Y COMO HACE 50 AÑOS,

REVIVE LA PRENSA VENDIDA

Mientras se argumenta desde Palacio Nacional que “nunca como ahora hubo libertad de expresión”, se esconde que con Juárez los pocos periódicos y revistas de la época, no cesaron de criticar al reformador presidente, quien jamás osó censurar a sus críticos. También se oculta que Francisco Ignacio Madero fue, en efecto, el mandatario que más críticas y cartones, éstos sí ofensivos, recibió durante su muy corto ejercicio en la Presidencia de la República. A pesar de todo, jamás cerró un diario una revista o un pasquín.

Durante las siguientes décadas, la relación gobierno-prensa escrita, sobre todo, era tersa, antes de que la televisión fuera la “caja idiota” como la bautizara Carlos Monsiváis y se convirtiera en el más poderoso medio de comunicación. Si bien existían diferencias nunca surgió una orden desde Palacio Nacional para censurar la libertad de expresión. Como información adicional, habría que apuntar que no hay registros, de ese entonces, de periodistas asesinados por cumplir con su deber.

Llegó la década de los 70’s y todo comenzó a cambiar.

Apenas cerraba 1969, cuando los duendes de los talleres de Diario de México salieron y actuaron. Su propietario, Federico Bracamontes, quien gozaba de la amistad presidencial, recibió la mala noticia: Pipsa ya no le surtirá papel para el rotativo. ¿La razón? apareció una foto de un chimpancé y en el pie de grabado decía: el presidente Gustavo Díaz Ordaz…

Al presidente Luis Echeverría y a su esposa, María Esther Zuno, no les agradaba la ostentación. Por lo menos eso mostraban en público. Alguna ocasión en unas fiestas patrias, Marcela Ibáñez de Moya, esposa del secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, llegó a Palacio Nacional enjoyada. La primera dama -se usaba desde antes- la regañó y le arrancó del cuello el costoso y lucidor collar.

Riquillos, era la palabra utilizada para descalificar a quienes aparecían en las páginas de sociales. En ese tiempo, El Heraldo de México y Novedades, colmaban el ego de las socialités. 

Un sexenio en el que el enfrentamiento con la iniciativa privada llegó al clímax con el asesinato de Eugenio Garza Sada, lo que ocasionó una ruptura con el gobierno federal.

La respuesta no se hizo esperar: expropiación de latifundios ubicados en todo el país. Incluso al cierre del mandato de LEA, decretó expropiar miles de hectáreas en Sonora, Chihuahua, Sinaloa, San Luis Potosí, entre otros estados.

Medios como Excélsior, y El Universal en menor medida, criticaban la forma de gobierno del presidente Echeverría. Aguantó hasta que la irritación le llegó al cuello y, se le acusa, de haber provocado “el golpe” contra Julio Scherer García. 

Con el nuevo gobierno, José López Portillo acuñó la frase: “No pago para que me pegues” al referirse a la revista Proceso que semana a semana cuestionaba sus acciones de gobierno.

Después vendría el cierre del diario Alarma orquestado por el hoy director de la CFE, Manuel Bartlett Díaz. 

A todos los medios se les señalaba de formar lo que, primero los estudiantes y después se generalizó, llamaron “prensa vendida”.

Aquella frase surgió a raíz de la matanza de Tlatelolco, tragedia que no se olvida. Sin embargo, desde la Presidencia de la República y por órdenes del presidente Gustavo Díaz Ordaz, se ordenó censurar fotografías, información relevante y solamente se publicaban “minucias” de los hechos. 

PRENSA CORRUPTA, LA

NUEVA DENOMINACIÓN

Como lo publicara MISIÓN POLÍTICA en su edición 1090 del martes 15, el gobierno actual pasó de crítico -cuando el presidente Andrés Manuel López representaba la oposición férrea contra sus antecesores- a censor.

Aunque durante su campaña en 2018 los medios de comunicación le dieron cobertura completa que tenía que ser contrarrestada desde Los Pinos con eventos y decisiones políticas de oropel, a su llegada a la Presidencia de la República giró 180 grados.

Sus favoritos en la radio, la televisión, la prensa escrita, dejaron de serlo.

Desde su arribo a Palacio Nacional mostró animadversión por medios como Reforma, El Universal, Milenio, El Sol de México, a los que señaló como “la mafia de la prensa corrupta” De las televisoras, cuestionaba a Televisa por haber creado un presidente (Enrique Peña Nieto) y de TV-Azteca no tenía sino elogios. Las radiodifusoras recibieron su dosis de crítica.

Nada nuevo bajo el firmamento de la política y el ejercicio del poder. Diría Daniel Cosío Villegas: el personal estilo de gobernar.

Sin embargo, Andrés Manuel López tiene como objetivo acallar la libertad de expresión. 

Y no solo eso, desaparecer del territorio nacional todo aquello que, según su óptica, huela a corrupción. Comienza con el sector privado con el que vivido acompañado de lanzas rotas. No quita el dedo del renglón: son fifís, neoliberales, conservadores. 

Qué decir del trato que tiene hacia los criminales a los que les manda abrazos y no balazos, mientras la violencia aumenta exponencialmente y más en las entidades que ahora gobiernan personas o la opacidad con que se construyen las obras emblemáticas de su gobierno.

El presidente dice: No me voy a callar… es mi derecho de réplica…”

La postura no deja de ser autócrata. Tiene derecho de réplica, sí, pero también los periodistas. Y la tienen todos aquellos que podrían ser afectados de manera directa o escondidamente, por las menciones contra la prensa.

Es tal su desprecio por la prensa que inventó un espacio en el que, cada miércoles, una empleada, se dedica a desmentir las informaciones. En las pantallas instaladas en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, aparecen las leyendas: fake news o FALSO.

Acusar sin pruebas no solo a los empresarios, políticos y adversarios, sino a los periodistas que, como en el caso de Loret, afirma: … le pagan los de la mafia del poder para atacarme, debilitarnos y que regrese el mismo régimen de corrupción”.

¿SIN REPORTEROS

EN LA MAÑANERA?

El presidente de la República cuenta con los medios oficiales: Radio y Televisión.

Necesita que acudan los reporteros de diversos medios para darle realce a sus declaraciones.

¿Y si no hubiera reporteros cubriendo la información?

El martes de la semana pasada ocurrió algo impensable: los reporteros que cubren las informaciones en el Senado de la República boicotearon una conferencia de prensa de los congresistas de Morena, en protesta por los asesinatos de los compañeros periodistas.

¿Tendría el mismo efecto mediático en la mañanera con la ausencia de periodistas y de medios electrónicos, radiofónicos y de prensa escrita?

No basta YouTube, no Televisión Educativa, Canal 11 y 22, además de las emisoras del IMER. 

En lo que representó el primer boicot a una conferencia de prensa en donde se brindaría apoyo al presidente, la nota no fue lo que dijeron los senadores sino la acción de los periodistas.

Aun sin representantes de los medios, los congresistas de Morena manifestaron su “convencimiento de tener un primer mandatario y un gobierno fuerte, que da muy buenos resultados; por lo que frente a una campaña de calumnias que tienen su origen en grupos económicos que perdieron sus privilegios y se oponen a una reforma eléctrica en beneficio de nuestra patria, las senadoras y los senadores de Morena, respaldamos incondicionalmente al presidente Andrés Manuel López Obrador”.

En el mismo tenor se manifestaron los 18 gobernadores de Morena y aliados, quienes iniciaron el movimiento de “las fuerzas vivas” para respaldar “a nuestro Presidente”. 

Las “fuerzas vivas” regresan por sus fueron.

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