No hay Austeridad en Obras Insignia
ALFREDO MEJÍA MONTOYA
Tal parece que la única política pública que existe en México es la construcción de las tres obras insignia de López Obrador, con el gasto presupuestal más alto de toda la historia en infraestructura, proyectos en los que no está demostrado la viabilidad de su operación, su administración y mucho menos la sustentabilidad. La política pública de salud quedó relevada y fallida, por supuesto sin estrategia y sin objetivos claros que procuren la salud de la población y mucho menos evitar su muerte, prefirieron la politiquería antes que acatar la ordenanza constitucional en materia de salud.
No hay mejor política pública que la que abarque a la mayoría de la población y a su vez sea sustentable y no un gasto para la administración pública federal; de lo contrario será una carga para el contribuyente, no un beneficio alejado del bienestar.
La economía mexicana se sume en el estancamiento, con visos de recesión, los proyectos de infraestructura anunciados por el gobierno federal en años pasados brillan por su ausencia. Pero las obras insignia superan lo proyectado por falta de proyectos ejecutivos y un plan de negocios sustentable. Los Paquetes de Proyectos de Infraestructura (PPI) anunciados por el régimen del presidente Andrés Manuel López Obrador desde 2019, con cornetas y matracas en la matinal de todos los días, no han llegado siquiera a la etapa de licitación, y se encuentran en etapa de preinversión, es decir, apenas está siendo evaluada su viabilidad, sostenibilidad e impacto. No vayan a resultar como las obras insignia, y son 64 proyectos de inversión detenidos, por ello no hay demanda agregada y la recesión económica acecha de nuevo y sin presupuesto.
El millonario gasto presupuestal a que se refiere esta política pública de infraestructura se constriñe a las obras públicas del gobierno federal relativas al Tren Maya, Refinería Olmeca y Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, que no son el mejor ejemplo de austeridad y responsabilidad presupuestal.
Es probable que las nuevas generaciones seguirán pagando este dispendio de dinero público fresco con sus contribuciones, por la falta de sustentabilidad. Cuando gran parte de ese recurso debió encausarse a políticas públicas tendientes a generar crecimiento y desarrollo, con proyectos sustentables que propicien empleo en diversas zonas del país y no como en las tres obras insignia. Precisamente, porque el punto de equilibrio de recuperación y de autosustentabilidad será a mediano y largo plazos, esto es, de 3 a 7 largos años, en los que los contribuyentes seguirán pagando esta irresponsabilidad.
Aeródromo de Santa Lucía.- en plena pandemia y con el estigma de austeridad presupuestal, el gobierno de López Obrador gastó en 2020, 128% más de lo presupuestado para dicha obra, en números la Secretaría de la Defensa (SD) gastó 12,257 millones de pesos, cuando el Congreso le etiquetó solo 5,372 millones de pesos; para el 2021 se presupuestó 21,315 millones de pesos. El presupuestado inicial fue de 75,000 mdp (± 3.750 mdd) como costo total de la obra, incluyendo la conexión terrestre del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y diversas instalaciones militares, será de 82,000 mdp (± 4,100 mdd) más lo que se acumule con los errores, falta de proyecto ejecutivo y la inflación. El General Brigadier Retirado Isidoro Pastor Román, director general administrativo del AIFA, señaló que “para llegar al punto de equilibrio, nosotros estamos pensando tenerlo después de los primeros tres años de operación”(sic). Entonces los contribuyentes sufragarán los gastos de operación y mantenimiento durante 3 años o más seguramente.
El Tren Maya.- Convertido también en proyecto ícono de esta administración y al que en principio se consideró que su costo serían 140,000 mdp (± 7,000 mdd) en realidad vendrá costando más de 200,000 mdp (+10,000 mdd) más lo que se acumule por los cambios de ruta, la compra o expropiación de terrenos, y obviamente por la inflación. Otra obra que el régimen no tiene contemplado en sus números de la sustentabilidad, es a cuantos años se tendrá el punto de equilibrio, que es el término en que los contribuyentes seguirán pagando su operación y mantenimiento. Hasta que sea sustentable por sí mismo. De lo contrario siempre estará subsidiado con dinero público, sin análisis y cálculos actuariales imposible poner un plazo.
De los + de7 mil mdd que dijeron costaría este proyecto, “el gobierno pagará solo 10 por ciento. El resto será una asociación público-privada con algunas particularidades, donde vamos a pagar tres cosas: el capital, los intereses y el mantenimiento, porque vamos a garantizar por 30 años que cada grupo de consorcios haya ejecutado su parte” (sic), esto manifestó el entonces director de Fonatur, Rogelio Jiménez Pons, quién no tenía ni la menor idea de lo que estaba diciendo, ya saben con el perfil de 90% de honestidad y 10% de ignorancia, nunca habrá buenos resultados, solo basta ver a nuestro país, como lo tienen los que tardaron más de 20 años en llegar a representarlo.
Con la idea de arribar al punto de equilibrio, donde este sea sustentable y se generen los recursos para su operación y mantenimiento, es utilizar el Tren Maya para transporte de personas a zonas turísticas, ¿que no toda la Riviera Maya es zona turística?, de carga de combustibles, alimentos y materiales de construcción, en cuanto tiempo, se ignora, pues no hay un proyecto ejecutivo ni estudios de mercado, oferta y demanda, cuantos viajeros, cuantos viajes de carga se requerirán para sufragar los costos fijos y los variables, vaya, si aún no saben exactamente por donde se construirá la ruta más importante.
A eso le sumamos los miles de miles de árboles que se han tenido que talar, por la ruta en que pasará y por las rutas en las que ya habiendo deforestado más de 20,000 árboles, han decidido que ya no pasará por esa zona, el crimen ecológico se ha consumado, ¿quién pagará por esto?, ¿y quien pondrá de nuevo los árboles, los puentes subterráneos y aéreos para el paso de los animales salvajes, a los que se les invadirán sus hábitats, la cadena alimenticia de ellos se verá afectada irremediablemente?
También inquieta un posible viraje al proyecto original que finalmente concluya en un Tren Maya totalmente periférico a las comunidades y por tanto lejos de la gente y de los centros turísticos. La rapidez de terminación del proyecto es peligrosa para el entorno económico del país, aun cuando quienes lideran el proyecto están conscientes de la locura que es construir un tren en tan poco tiempo.
La obra pública es imprescindible y necesaria, y su objeto es mejorar las condiciones, planeación y ejecución de infraestructura para la prestación de servicios públicos de uso común de los ciudadanos o visitantes, no hacerla con responsabilidad, el costo que pagarán los contribuyentes puede llegar a ser de por vida.
Refinería Olmeca.- Cuando López Obrador recordó sus años de lucha política al haber perdido la candidatura para gobernar su estado natal, fue tal su enojo que quemó los pozos petroleros en su entidad. Tal vez, ello lo animó a construir otra de sus obras insignia, una refinería, la Refinería Olmeca, que ingenio llamarle así, si está en territorio de la Cultura Olmeca, cuyo monto de inversión (2019) planteado originalmente fue de 8,000 mdd, ya en octubre del 2020, la dirección de Petróleos Mexicanos (Pemex) anuncia que el costo aumentaría por lo menos 56% desde el planteamiento original, llegando a 12,500 mdd. El dispendio presupuestal también arrastró a esta obra, precisamente por la carencia de un proyecto ejecutivo a costos unitarios, considerando la fluctuación de la moneda y el impacto de choques económicos como la inflación.
Petróleos Mexicanos (Pemex).- No ha sido el mejor de los negocios del régimen, y sí la alcancía más grande de todos los tiempos, pero sin fondo que acumule riqueza, la virtud de su director Octavio Romero Oropeza cumple con el perfil que requiere López Obrador 90% de honestidad y 10% de ignorancia en el cargo.
Así PEMEX en 2018, tuvo pérdidas por 180,419 mdp, no generada por el régimen oficialista de López Obrador, sin embargo, era un referente para mejorar la competitividad; durante 2019 registró pérdidas por 346,135 mdp; en 2020, perdió 480,966 mdp; al tercer trimestre del 2021, acumuló una pérdida neta por 100,237 mdp.
Al presidente Andrés Manuel López Obrador parecen no importarle lo técnico, los protocolos, los detalles o los riesgos. La prioridad es lucir las obras al final del sexenio estén o no estén terminadas, mientras que sus incondicionales le aplauden y obedecen como títeres y saltimbanquis en la pista del gran circo.
Los cambios de gabinete implican un error costoso, el titular y subordinados ya tenían, además de la curva de aprendizaje, experiencia y planes en marcha para cumplir en los tiempos previstos, estaban conscientes de la locura que es construir un tren en tan poco tiempo. En Australia, país con eficiencia en este tipo de obras, prevén plazos de 10 años; en Francia, con mucha más experiencia, las ejecutan en siete.
freedomm