Por Nidia Marín
Otro enero y nuevamente corre la sangre de periodistas asesinados en México, sin que haya ninguna luz en el camino que señale el castigo para los responsables. Tres crímenes en lo que va del año 2022 (los de Lourdes Maldonado, Margarito Martínez Esquivel y José Luís Gamboa) que se suman al siglo rojo en el cual estamos inmersos, mismo en el que ya son 148 asesinatos.
El hecho es que, por sexenio, han sido asesinados: en el mandato de Miguel de la Madrid (1982-1988), 5; en el de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), 10; Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), 14; Vicente Fox Quesada (2000-2006), 30; Felipe Calderón Hinojosa, (2006-2012), 55; Enrique Peña Nieto, (2012-2018), 47; y en los tres años que van del mandato de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), sumaban 53, pero con los tres sucedidos en lo que va del mes de enero ya son 56… más los que desgraciadamente se acumulen en el resto del mandato. El actual, por lo tanto, es el sexenio más letal en esa materia en la historia de nuestro país.
Pero específicamente en lo que va del Siglo XXI, los crímenes han sido contra 136 hombres y 12 mujeres, ha documentado Artículo 19, la organización internacional surgida en 1987 para defender la libertad de expresión y el derecho de los ciudadanos a la información.
Efectivamente porque exactamente el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos señala:
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
En México, para nuestra desgracia se violenta constantemente ese derecho, abiertamente o a la chita callando. Y sigue siendo el estado de Veracruz donde se registra la mayor letalidad de comunicadores, aunque sólo uno de los tres casos de lo que va de enero sucedió en aquella entidad, los otros dos fueron en Baja California.
Pero nuestra historia en la materia es de larga data. Dice Santiago Gallur Santorum en su libro “Memoria de una Injusticia. Treinta Años de Asesinatos y Desapariciones de Periodistas en México”, escrito en el sexenio pasado, que 37 periodistas fueron asesinados desde 1983 al año 2000. Además, otros 119 más desde 2000 al 2013 y más de 21 periodistas fueron víctimas de desaparición forzada desde el 2000 al 2013.
El autor señalaba en aquel tiempo la exigencia a Peña Nieto para detener la ola de violencia contra periodistas, expresada por la Federación Latinoamericana de Periodistas, (FELAP); Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, (FAPERMEX), y “El Club Primera Plana.”
Este analista indicaba en su texto, que llamaban poderosamente la atención las cifras de asesinatos y desapariciones de comunicadores en el país, que situaban a México entre los más peligrosos del mundo para el ejercicio del periodismo y advertía que en muchas ocasiones eran ejecutados por el crimen organizado o por el narcotráfico.
Resaltaba que sólo así se entiende, que sea a principios de los años ochenta “(década en la que los narcotraficantes en México empiezan a adquirir un gran poder debido entre otros factores a sus alianzas con los narcos colombianos)”, cuando los asesinatos y “desapariciones” de periodistas comienzan a convertirse “en una macabra rutina”.
En la actualidad el 2022 se estrenó con la tercia de crímenes y no hay nada que nos diga, no solamente que serán detenidos y sancionados los responsables, sino mucho menos que en este recién estrenado año se reducirán los asesinatos.
Sí, México sigue siendo de los peores países en el mundo en materia de criminalidad contra los integrantes de los medios de comunicación. Ocupa uno de los peores sitios del orbe en la materia: el lugar número 144 de 180 países de acuerdo a Reporteros sin Fronteras.