¿Se Frenaría en México el Crecimiento Poblacional?

*¿Alguien Dará a Conocer la Cifra de Fallecimientos en el 2021?

*¿Cuál es la Situación Actual de las Clases Sociales en México?

Por Margot Acosta

A veces en gris, en ocasiones en negro, casi siempre en rojo (por los heridos y asesinatos del crimen organizado, así como por las víctimas del Covid, sea Ómicron, Delta o alguna nueva cepa que aún no se identifica), aunque también generalmente frecuente en morado por tantos y tantos muertos que hoy, a ciencia cierta se desconoce de qué murieron.

Así con un crespón como referencia ingresa Andrés Manuel López Obrador a su tercer año de gobierno, sin que haya alguna luz en el horizonte que indique algún cambio en el 2022 para beneficio de los mexicanos sin distinción, sean de la actualmente aborrecida clase media-media “media-alta” o “media-baja”, o de la elite.

Si hacemos caso a la Secretaría de Economía de otros tiempos para saber nuestra realidad (que hoy se disfraza según convenga al populista principal), allá por 2014 se definieron seis clases sociales en México en las que influye el éxito profesional (mismas que hoy no son queridas en el Zócalo a excepción de aquellas que le convienen al principal habitante de aquella zona):

La clase “baja-baja” está constituida por los siguientes sectores de la población: los trabajadores temporales, los inmigrantes, los comerciantes informales, los desempleados y la gente que vive de la asistencia social.

La segunda clase social que definieron las autoridades de hace ocho años fue la denominada “baja alta”, considerada “la fuerza física de la sociedad”, ya que según expusieron realiza los trabajos más pesados y recibe a cambio un sueldo mínimo. Este sector lo ocupaba el 25% de la población y seguramente hoy se ha incrementado seriamente.

La tercera clase, según el gobierno federal, carece de ingresos “muy sustanciosos”, pero cuenta con los que “son estables”. Es definida como “media baja”. Ocupa el 20% de la población (22.4 millones de ciudadanos), integrada por: los oficinistas, los técnicos, los supervisores y los artesanos calificados.

La clase social con el número cuatro, es la “media alta” en la cual entra 14% de la población (15.7 millones de ciudadanos). Aseguran los estudiosos de “responsabilidad Social y Sustentabilidad” que la Secretaría de Economía incluyó en esa clase a “la mayoría de los hombres de negocios”, así como a los “profesionales”, aunque únicamente a aquellos “que han triunfado”.

Otra clase social más es la quinta, aseguran que estaba reconocida por las autoridades mexicanas de aquel tiempo (hoy quién sabe) es la clase “alta baja”, en la que encajan 5% de los habitantes del país, es decir, 5.6 millones de personas. Este estrato social está compuesto por “familias que son ricas de pocas generaciones atrás”, pero cuyos “ingresos económicos son cuantiosos y muy estables”

Y en el último sitio, como sexta clase social reconocida por las autoridades mexicanas está la clase “alta-alta”, la cual, aseguran, se ubica en la punta de la pirámide económica y está conformada por las “antiguas familias ricas, que durante varias generaciones han sido prominentes”. Está integrada por 1% de la población.

En aquel tiempo los estudiosos consideraban que “la conclusión más inmediata que viene al hablar de clases sociales es la de tratar de que como sociedad debemos empujar a los de abajo hacia arriba generando para ellos mayor igualdad de oportunidades que les permitan ir avanzando sostenidamente en su estatus socio económico”. En efecto, pero no dándoles limosnas, como hoy se estila.

Y es verdad que a los de abajo les toca aprovechar al máximo las oportunidades que se generen para ellos, sobre todo de educación y empleo, de tal manera que una vez que avancen, hagan lo mismo por otros.

Hoy, más allá de las clases sociales una mayoría de mexicanos vive en la angustia no sólo por las enfermedades y la carestía de medicamentos (cuando se encuentran), sino por la desatada criminalidad que azota a la mayoría de las entidades de la República Mexicana, incluida la Ciudad de México.

Por esas razones y la pandemia la cifra de fallecimientos se ha incrementado y es posible que por vez primera en muchas décadas haya un menor crecimiento de la población. Hasta 2020 la cifra sobrepasaba los 126 millones de personas. Hoy no se sabe y tristemente todo indica que se ocultará la información tras el reciente cambio de autoridades en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), porque de lo que se trata es de que la población sólo sepa lo que desde Palacio Nacional les conviene decir.

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