Por Alfredo Mejía Montoya, (Parte II)
Dentro del pragmatismo de México, el desequilibrio de las condiciones para salir del gran pantano en que está metido, parece desconocido, así también el rumbo hacia donde lo dirigen. Nos han querido vender una supuesta cuarta transformación, y a la fecha no se ha dicho a la población en que consiste medularmente ésta, ni siquiera al pueblo bueno al que tanto adula el inquilino de palacio, ese pueblo que no protesta, el que no marcha, el que la pobreza y la pobreza extrema no lo dejan competir por una superación personal ni de grupo o pensar siquiera que puede superarse, y otra, porque este sector de mexicanos recibe apoyos, becas, beneficios, pensiones para que no piense, para que no piense en cómo debe crecer el país o como realmente se podría transformar a largo plazo.
Las grandes transformaciones de México fueron resultado de lustros de lucha, de reacomodamiento social, visión económica y sobre todo de unión entre los mexicanos.
Programas Sociales Prioritarios. La redistribución de la riqueza, término empleado por el presidente Andrés Manuel López Obrador en forma por demás ortodoxa e impura, hace creer que, entregando dinero público, solo por ser pobre, vulnerable, niño o niña, discapacitado, estudiante sin recursos, aprendices, etcétera, cumple con la premisa de que con los impuestos que pagan unos, se debe beneficiar a otros, lo cual no es así.
En tratándose de impuestos, una de sus características, es la indivisibilidad, esto es, no son para un fin especifico (parafiscales), sino ese recurso deberá utilizarse para beneficio en general, no para unos en particular. Creando infraestructura que beneficie a toda la población, en todas las regiones y en todo el territorio nacional.
La “redistribución de la riqueza” proveniente de la recaudación de impuestos, actualmente miles, millones de mexicanos reciben un apoyo para su subsistencia, no para crecer económicamente ni mucho menos para hacer crecer al país. Esto hace patente a la llamada cuarta transformación, de mantener a gran parte de la población esperando que pase a SU población, región o ranchería el pagador con el dinero en efectivo de dichos apoyos o las transferencias a tarjetas del Banco del Bienestar (BB) o del Banco Azteca.
De manera enunciativa veremos las sumas y los beneficiarios de los Programas Prioritarios del Gobierno Federal, que no solo sirven para financiar necesidades básicas a una pequeña parte de la población, sino la más perversa, mantener una fuerza electoral a disposición del partido oficialista, como se estila en los países dictatoriales, autoritarios y no democráticos. Y esta práctica fractura el equilibrio político, social y económico.
Sin orden en específico, a fin de no priorizar en contexto la importancia o no del programa, el nombre del Programa (P), sumas totales del presupuesto para el ejercicio 2022, monto individual y beneficiarios, del gran total de 445,520 millones de pesos (mdp) y pesos (p)
- Jóvenes Construyendo el Futuro: 21,696 mdp, con 5,258 p/mens, para 339,547 jóvenes;
- Pensión para el Bienestar Adultos Mayores: 226,545 mdp; 3,850 p/bim
- Vivienda Social: 4,303 mdp;
- La Escuela es Nuestra: 13,964 mdp
- Becas de Educación Básica: + 30,000 mdp, con 1,680. p/bim, para 5’3 millones;
- Becas de Educación Media Superior: + 32,000 mdp, con 1,680. p/bim, para 4’3 millones;
- Becas de Educación Superior (Universidad del Bienestar): 1,089 mdp, 2,450 p/men, para +20 mill
- Pesca: 1,606 mdp;
- Pensión Personas con Discapacidad Permanente: 18,970 mdp; 2,550. p/bim, para 966,608
- Beca Jóvenes Escribiendo el Futuro: 2,116 mdp, 2,450 p/bim
- Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras: 2,737 mdp, 1,600 p/bim y 3,600 p/bim
- Sembrando Vida: 29,903 mdp
- Fertilizantes: 5,200 mdp
- Personas en Emergencia Social o Natural: 510 mdp
El crecimiento económico se vislumbra ejerciendo el presupuesto en proyectos sustentables y de infraestructura en todo el territorio nacional, que generen empleos, ingresos, contribuciones, ahorro, cadenas de valor y suministro. No con “programas sociales prioritarios” donde se entrega dinero público sin ningún recato ni transparencia.
Educación. Indudablemente tema trascendental de todas las actividades y quehaceres del gobierno federal, lo es procurar la educación en todos los niveles y cumplir el mandato constitucional. La retórica de eliminar la reforma educativa de la administración anterior cruzó 2019, rompiendo esquemas, fracturando instituciones y entregando la reforma a los grupos más radicales en la educación. La nueva reforma educativa impulsada por el gobierno de López Obrador dejó en impasse y en stand by diversos aspectos para consolidar una educación de calidad, con docentes preparados en las nuevas tecnologías de la información y en general con una actualización profesional que conlleve beneficios para todos, porque después de la pandemia, la forma de educar no será igual. Los cambios de Delfina Gómez por Esteban Moctezuma en la Secretaria de Educación (SE) hizo más patente el abismo educativo a un fracaso anticipado, sin estrategia al igual que en materia de salud y seguridad pública, para atenuar el brutal impacto de la pandemia, y el tema de la educación quedó soslayado a un papel secundario por parte del gobierno federal y por ende del presidente Andrés Manuel López Obrador, sobre todo por él, ya que su régimen totalitario no permite que su gabinete implemente estrategias de punta en ninguna materia, él vive en el pasado.
Importancia aparte lo es la llamada Universidad para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJG) en la que presupuestalmente tiene un monto de 1,089 mdp para 2022, con la escasa publicidad que le dan en palacio nacional, los datos e información están prácticamente en la opacidad, como casi todos los programas prioritarios del gobierno federal.
Este frankenstein educativo cuenta con 140 sedes en todo el país, no podríamos llamarles Campus y menos de Universidades, cuando la docencia se imparte en espacios amorfos a un aula, en centros deportivos, en locales improvisados, casas particulares, terrenos baldíos o centros comunitarios. Esta Universidad es la materialización de un sueño o Déja vu que surgió en la imaginación de López Obrador con la idea de dar cabida a los estudiantes no aceptados en una u otras universidades, sin embargo, la matrícula está condenada a no crecer, los jóvenes buscan carreras actuales, rentables y acordes a la nueva normalidad después de la pandemia. Hay “campus” que no rebasan de 14 alumnos (Yahualica, Hidalgo), ni 21 (Las Margaritas, Chiapas) y el promedio es 100 estudiantes en casi 50 planteles. Inoperante y presupuesto en exceso, la opacidad es preludio de corrupción.
La UBBJG cuenta con una oferta de 36 carreras, los alumnos reciben una beca de 2,450 pesos mensuales, sin verificar promedio, asistencias o aprovechamiento etc., con Licenciaturas en Patrimonio Histórico, Cultural y Natural, Derecho, Medicina Integral y Salud Comunitaria, Estudios Sociales, Industria de Viajes y Turismo. No está ligada a la SEP, no tiene una Ley Orgánica, carece de Órganos Colegiados y de un Consejo Universitario, salieron como de una chistera sin conejo, hibrido educativo sin futuro, porque si bien los alumnos son jóvenes humildes y sencillos, también quieren salir de la pobreza para mejorar sus condiciones de vida, y por supuesto, también son aspiracionistas. Han investigado que estas licenciaturas no ofrecen posibilidades de éxito y prefieren carreras universitarias tradicionales. Y esto obviamente fractura el equilibrio social.
Su futuro, dependerá de un gobierno congruente y responsable en la preparación universitaria, con un análisis profundo y pedagógico. Unificando programas con la UNAM y la SEP. Aunque los principios de equidad, inclusión y pluralidad cultural de este proyecto son válidos, la forma en que está planteado no es la debida, promueve y promoverá deserción, corrupción y despilfarro a cargo de los contribunyentes.
(Continuará)
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