La violencia que se registra en Zacatecas y Veracruz demuestra que la estrategia de “abrazos no balazos” es una política fracasada, dijo ayer el PAN en la Cámara de Diputados.
El legislador panista José Elías Lixa puntualizó que el gobierno federal tiene que hacer un alto en el camino y realizar una reflexión profunda, así como dejar de alabar a los gobernadores de su partido cuando en sus estados se registran sucesos que lastiman a la sociedad y atemorizan a todo el país.
Dijo que es natural que haya miedo entre la población no sólo por lo que hace el crimen organizado, sino por lo que deja de hacer el gobierno, “que no asume con seriedad una de sus principales tareas que es la de dar seguridad” a la población.
Lixa estimó que la benevolencia con la que la administración federal trata a los gobernantes de su partido contrasta con “los ataques y la persecución que se ha llevado a cabo en contra de los opositores, incluso gobernantes de otros partidos”.
Pidió a las autoridades actuar inmediatamente en el caso de Veracruz y Morelos, donde el gobernador apareció en una fotografía al lado de integrantes de la delincuencia organizada.
En contrapartida, el dirigente de Morena, Mario Delgado, señaló que lo que se está viendo en Zacatecas –donde han aparecido cadáveres frente al Palacio de Gobierno–, es el efecto de un régimen criminal que dominaba el estado.
Consideró que va a costar trabajo la pacificación de esa entidad, pues en dos a tres meses no se va a revertir un sistema de complicidades que se tejió por años. Pero “lo más importante es que se está enfrentando; ya no hay un gobierno cómplice, criminal, tapadera. Hay un gobierno honesto, decidido a enfrentar a la delincuencia y tiene el apoyo, además, del gobierno federal”.