Por Iván Ruiz Flores
Pareciera una broma macabra, pero dentro de siete días en el mundo se celebrará (seguramente con lágrimas) el Día Internacional de la Preparación Ante las Epidemias. No lo es porque debido a que el Covid-19 sorprendió a los países en general con los dos entre la puerta, en la actualidad dos años después de la tragedia, internacionalmente se preparan las naciones para tener mejores sistemas de salud.
No será fácil para nadie y, desde luego, habrá aquellos gobiernos que sean respetuosos de la ciencia y tomen en cuenta los planteamientos de los expertos para avanzar en este delicado asunto. Sí, porque lo que ocurrió con ese virus y todas sus mutaciones ha causado la muerte de millones de seres humanos y ha enlutado a millones de familias.
En el caso de México hemos constatado en los últimos días (la semana pasada) la falta de profesionalismo y respeto para los ciudadanos de parte del subsecretario de salud López-Gatell, más interesado en seguir viviendo del presupuesto y de las triquiñuelas internacionales, que en dar claridad a las políticas que está desarrollando como principal encargado de establecimiento de controles nacionales para enfrentar la pandemia.
Por ello precisamente, la OMS que ha llamado la atención de ese señor, así como de otros en diversas naciones, hace hincapié en que el tema de hoy en adelante será la reflexión y valentía para que, a nivel internacional, en cada país haya la preparación adecuada. Como se dijo en la Organización Mundial de la Salud “las principales enfermedades infecciosas y epidemias tienen repercusiones devastadoras en la vida humana, que están haciendo estragos en el desarrollo social y económico a largo plazo”.
Es de resaltar otro señalamiento acerca de que gobiernos, como el de México (ensimismados en su vida política sin tomar en cuenta tácitamente lo que está sucediendo en los hogares de millones de mexicanos) deberían reflexionar, porque precisamente por estas tierras y en otros lugares cercanos o lejanos, la crisis sanitaria que aún se vive, así como otras de un corte similar “amenazan con saturar los sistemas de salud ya sobrecargados, interrumpir las cadenas mundiales de suministro y destruir los medios de subsistencia de las personas, en particular de las mujeres y los niños, así como la economía de los países más pobres y vulnerables de una forma desproporcionada”.
Ni como negarlo. Sólo hay que volver la mirada y el oído a toda América, desde luego la Latina y la del norte, a los continentes africano, europeo y oriental para darse cuenta de la crisis en salud que, además, se está agudizando.
Por eso, la OMS dijo: “Necesitamos con urgencia de disponer de sistemas de salud sólidos y resilientes, que lleguen a las personas que son vulnerables o se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.
“Si no prestamos atención en el plano internacional, las futuras epidemias podrían ser más intensas y graves que los brotes anteriores. Es fundamental concienciar al público, intercambiar información, conocimientos científicos y mejores prácticas, impartir educación de calidad e instituir programas de sensibilización sobre las epidemias en los planos local, nacional, regional y mundial, puesto que son medidas eficaces para prevenir las epidemias y responder a ellas”.
Es fundamental que tomemos en cuenta el planteamiento acerca de que “debemos mejorar en el área de prevención de las epidemias y para ello deberemos aplicar la experiencia adquirida sobre la forma de gestionarlas y de prevenir la interrupción de los servicios básicos, así como de aumentar el grado de preparación para responder cuanto antes y de la manera más apropiada a las epidemias que puedan surgir.
La recomendación es, además optar por un enfoque integrado (denominado “Una Salud” que fomenta la cooperación entre la salud humana, la sanidad animal y la sanidad vegetal, así como el sector ambiental y otros sectores pertinentes.
No es todo porque en un llamado a la reflexión precisó:
“Como hemos podido comprobar con la actual pandemia, la importancia de la cooperación internacional y el multilateralismo en la respuesta a las epidemias es crucial. Debemos destacar la relevancia de la colaboración y la solidaridad entre cada persona, la comunidad y el Estado, y las organizaciones regionales e internacionales, en todas las etapas de la gestión de las epidemias, así como la importancia de incorporar una perspectiva de género a este respecto”.
Precisó también que en el mundo si pretendemos seguir avanzando en la consecución de la Agenda de 2030 “el sistema de las Naciones Unidas, (en particular la OMS) juega un papel fundamental en la coordinación de las respuestas a las epidemias, como dicta su mandato, y en el apoyo a los esfuerzos nacionales, regionales e internacionales dirigidos a prevenir y mitigar las repercusiones de las enfermedades infecciosas y las epidemias y hacerles frente”.
Pero para ello es fundamental asumir las responsabilidades de cada nación para hacer frente a los problemas sanitarios mundiales, en especial la de las mujeres, que constituyen la mayoría del personal sanitario en todo el orbe.
El compromiso debiera ser de parte de los estados miembros de velar por una participación inclusiva, equitativa y no discriminatoria, prestando especial atención a las personas que son vulnerables.
Efectivamente en siete días más por vez primera se llevará a cabo “El Día Internacional de la Preparación Ante las Epidemias”.