Por Jesús Michel Narváez
A solamente unas semanas de ordenar duplicar fuerzas federales para frenar la violencia en Zacatecas, la noche del sábado y madrugada del domingo, Fresnillo, el feudo de los Monreal Ávila, registró cuando menos 7 incendios provocados por criminales. Lo grave: la desaparición de 10 personas presuntamente levantadas por los criminales.
Sin que hasta el momento se conociera quienes habitaban las viviendas, los pirómanos hicieron de las suyas con toda y Guardia Nacional, ejército y marina resguardando la segunda población más importante de Zacatecas.
El encabezado no es ocurrencia. Es la realidad. Como París en la segunda guerra mundial y cuando los nazis se preparan para huir, en Fresnillo las llamas iluminaron el cielo y consumieron las viviendas.
El Sol de Zacatecas dio a conocer los hechos y el periodista Óscar Segura relató los hechos. Como de costumbre, las autoridades municipales y estatales no habían dado a conocer si hay indagatorias o si serán acciones que, como cada día, quedan impunes.
Zacatecas, Guanajuato, Jalisco, Guerrero, Chihuahua, Baja California, Veracruz, Sonora y Michoacán, en donde actúan los cárteles que pugnan por quedarse con el control de las plazas, destrozan la propuesta presidencial de abrazos no balazos. Los balazos siguen sonando en el día, la tarde, la noche y la madrugada y ahora surge una nueva forma de intimidación: el fuego… el que quema y también mata.
De nada ha servido que el presidente López haya encabezado las reuniones de seguridad y llevado a todo su gabinete, con el general Cresencio Sandoval, el almirante Rafael Ojeda, Luis Rodríguez Bucio (Guardia Nacional) y la secretaria de Seguridad Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, a Michoacán, Guerrero y Zacatecas y haya anunciado el incremento de fuerzas federales para contener la violencia en estas entidades.
Los criminales están de plácemes. No hay quien les haga frente y tienen la libertad no solo de ejecutar, colgar, desmembrar a sus adversarios, sino que ahora encuentran otra forma de mostrar su poderío: incendiar viviendas.
Es probable que en cada uno de los sitios incendiados hayan habitado personas ligadas al narcotráfico, el narcomenudeo, el trasiego y la extorsión. Sin embargo, la policía municipal y la estatal no saben quién prendió la mecha.
Tampoco saben quiénes son los 10 desaparecidos o bien ocultan sus nombres por aquello de la secrecía judicial y con ello evitar la ejecución de las personas. Son, empero, especulaciones porque no hay información oficial. No al menos hasta la tarde de ayer.
Por lo pronto en Zacatecas hay temor de que pronto desplace a Guanajuato en el número de asesinatos dolosos y que los cárteles JNG y de Sinaloa mantengan el enfrentamiento que circunda, además, a Michoacán y Guerrero.
Lo sorprendente es la falta de inteligencia militar para actuar con oportunidad.
Nuevamente se confirma que, por ejemplo, la Guardia Nacional llega a los sitios cuando se han efectuado los crímenes. Nunca actúa, hasta ahora por lo menos, para prevenirlos y evitarlos.
Si los hechos no convencen al presidente y su gabinete de seguridad que la no estrategia contra los criminales y la violencia no funciona, entonces quienes habitan en las regiones incendiadas por la presencia de aquellos, tendrán que formar parte de los miles de desplazados que hay en casi toda la República Mexicana.
De nada sirve que ahora las entidades violentas estén gobernadas por mandatarios (rias) emanadas de Morena.
Mientras tanto, Fresnillo arde … y no políticamente.
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