Por Jesús Michel Narváez
Este sábado se sabrá qué historia escribe Alejandro Moreno Cárdenas.
La XXIII Asamblea tiene dos lecturas: resurgir como Ave Fénix o quedarse en las cenizas.
Lo primero se antoja difícil toda vez que el dirigente nacional no encuentra los caminos que conduzcan a la unidad de la militancia; lo segundo es el reto. Y no hay forma de evitar una nueva crisis si el empecinamiento de no escuchar las voces de quienes, por lo menos eso dice, aman y quieren al partido.
Platiqué con Fernando Lerdo de Tejada quien, junto con otros representantes de corrientes críticas hacia el interior del partido, sostiene que la imposición del CEN es seguir por el camino de la derrota, mantenerse aislado de la sociedad, hacer lo que le venga en gana sin admitir los desaciertos que conllevan a la pérdida total de la confianza del electorado.
“Los resultados de la jornada electoral del 6 de junio fueron desastrosos. De los 300 distritos electorales solamente ganamos 14 de mayoría. Y eso, por la alianza con el PAN y el PRD. Perdimos los gobiernos, no avanzamos en las presidencias municipales ni en los congresos estatales. Se está dirigiendo por el rumbo equivocado”, advierte.
Son muchas las voces dentro del otrora llamado partido aplanadora, que reclaman corregir las desviaciones. Una Asamblea, plantea Lerdo de Tejada, en la que no se modificarán estatutos, se cerrarán las oportunidades para las elecciones del próximo año y la incertidumbre será la compañera de viaje para el 2024.
Todo apunta a un debilitamiento del PRI con el riesgo de perder en 2022 las elecciones en los dos estados que todavía gobierna el RI: Hidalgo y Oaxaca.
Es público que el oaxaqueño Alejandro Murat Hinojosa cambió la playera tricolor por la guinda. Vive agradecido con el presidente de la República y lo elogia de manera desmedida. Prácticamente lo llama el salvador de Oaxaca.
El de Hidalgo, Omar Fayad Meneses no se queda atrás. Nada de muertito para no hacer olas. Calla ante los problemas estatales y si bien en las elecciones de 2020 su partido retuvo la mayoría de las alcaldías y de asientos en el Congreso, con lo cual Morena resintió un descalabro inesperado, mirar hacia junio de 2022 solamente produce la ratificación que el candidato (a) que postule el partido oficialista encontrará campo fértil para el triunfo.
Dice Lerdo de Tejada que el caso de Murat es denigrante. “Está pensando en venir al gabinete antes de gobernar y ser priísta”.
No está equivocado.
Revela que la elección extraordinaria para senador en Nayarita puso al descubierto la tragedia del partido: recibió 4 por ciento de la votación.
Y viene a reflexión: si no se cambia el rumbo, el método de elegir candidatos y se mantiene la política de no escuchar a la militancia, en los próximos comicios iremos perdiendo hasta el registro en los estados.
¿Pesimismo o realismo?
Diría lo segundo. Lo sorprendente es que quienes hoy tienen la dirigencia del PRI o no se dan cuenta de la crisis por la que atraviesan o la conocen y abonan por su profundización.
El sábado será la prueba de fuego. Si en el Asamblea se escucha a los críticos, algo se avanzará. Si solamente se escuchan ovaciones para el dirigente, el retroceso no tendrá vuelta.
De suyo, el PRI nunca aprendió a ser oposición. Lo demostró en el 2000, aunque tuvo lo visión, surgida de los 20 mandatarios con los que contaba en ese tiempo -hoy tiene 4- de crear la Conferencia Nacional de Gobernadores cuyo fin fue frenar su caída y enfrentar al enemigo que se aposentó en Los Pinos. Pasaron 10 años y la Conago dejó de ser interlocutora. El presidente de la República logró su propósito: debilitarla a grado tal que se encuentra en terapia intensiva y con el diagnóstico de muerte cerebral.
Hoy tampoco sabe ser oposición. Las lecciones del pasado no las aprendieron los que lo dirigen.
El Ave Fénix es ceniza… ¿volará de nueva cuenta?
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