Por Iván Ruiz Flores
La Suprema Corte de Justicia de la Nación la semana pasada se ganó el respeto de los mexicanos congruentes y pensantes al invalidar la extensión de mandato de su presidente Arturo Zaldívar, que había sido verbalmente “decretada” por el principal habitante del Zócalo capitalino.
Con la decisión los ministros mataron varios pájaros de una pedrada, ya que durante toda una vida prevaleció la idea de que el poder judicial carecía de autonomía y estaba subordinado al Ejecutivo.
Ya se constató que no es así. El hecho de que el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación haya cancelado la semana pasada por unanimidad la ampliación de mandato del ministro presidente, abre la puerta al respeto para un poder que es vital para los mexicanos.
Hace varios años (2005) que Carlos Báez Silva, profesor de la Universidad Iberoamericana, publicó en Scielo su trabajo “Cambio Político y Poder Judicial en México”, trabajo en el cual precisaba:
“La preponderancia del presidente sobre el Poder Judicial federal implicaría una debilidad de éste. Se ha diagnosticado (Fix Fierro, 1999: 176 ss.) que los factores de esta debilidad institucional serían:
“1. La ausencia de una «teoría constitucional»3 de la Suprema Corte, lo cual se debería, a su vez, a:
“a) La no utilización de los tribunales federales para resolver ciertos problemas.
“b) La evasión, por parte de los juzgadores federales, de cuestiones constitucionales que hubieran podido implicar un choque con otros poderes del Estado, para lo cual se echaba mano de la figura procesal del sobreseimiento.
“c) Una “comprensión política” de la Constitución, más que una comprensión normativa.
“d) La utilización constante del mecanismo de reforma a la Constitución en detrimento de la interpretación como instrumento de actualización del texto constitucional”.
El estudioso, además, precisaba la importancia de distinguir “…entre “reglas del juego” y jugadores; si se parte del hecho de que en el “antiguo” régimen político mexicano el Poder Judicial federal era un jugador más, éste se desempeñaba según las reglas que regían el juego, por lo que no es posible pedir un comportamiento diverso a un jugador que se conducía conforme a las reglas existentes; se omite sólo lo que se espera, lo que muy probablemente sucederá; no puede omitirse algo de lo que no se tenga alguna probabilidad de realización; las reglas del juego rigen la conducta de los jugadores, de forma tal que a partir del conocimiento de las reglas se pueden generar expectativas entre los jugadores”.
También desde entonces el estudioso abogaba por un poder judicial más independiente. Efectivamente en el curso del siglo XXI se ha ido avanzando y en el caso actual se ha impedido dar pasos en contra de su independencia.
Desde aquel tiempo Báez Silva precisaba:
“En el plano externo, el Poder Judicial es considerado tanto más independiente cuanto menor sea la probabilidad de que las decisiones judiciales se vean determinadas por los intereses, preferencias o deseos de los otros órganos del Estado, como, por ejemplo, el presidente o el Congreso, o alguna cámara de éste, o bien por los intereses, preferencias o deseos de grupos o individuos que, no obstante ser ajenos al Estado, cuentan con poder económico o político. Desde el punto de vista interno, se considera que la independencia judicial es mayor en tanto menor sea la probabilidad de que los intereses, preferencias o deseos de otros jueces o funcionarios del propio Poder Judicial determinen las decisiones de un juez que debe decidir un caso concreto”.
Pues bien, en este noviembre de 2021 está quedando clara la decisión de la Corte en pleno en cuanto a la extensión de mandato del ministro presidente, algo que sólo les compete a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Enhorabuena no solamente para ellos, sino para todos los mexicanos, independientemente de su tendencia política y económica.
Bienvenida la SCJN y el respeto para aquellos que impidieron que una marca con hierro candente fuera el estigma de esclavitud e infamia impuesta desde otro poder. México lo aplaude.