Por Alberto F. Mena Mallen
Más de un año encerrados por culpa del Covid-19 y ahora que gracias a las vacunas podemos salir en familia, lo hicimos de la Ciudad de México a Temixco, un municipio conurbado de Cuernavaca, Morelos.
Gracias a los hijos que trabajan se pudo rentar una casa donde se disfrutó de un puente vacacional divertido y en el que se tuvo todos los cuidados para evitar riesgos.
Acudimos dos familias, la de la esposa y la del marido que invitaron; ambas de cuatro personas, los papás y dos hijos cada una.
Hubo sonrisas, muy buenas viandas, karaoke, agua fría en la alberca, porque las celdas solares nunca la calentaron -y así se oferta en una aplicación-, un buen clima nada caluroso, mucha plática, el disfrutar a los ahí presentes quienes sacaron a relucir un sinfín de recuerdos.
De las pláticas, la más sabrosa fue la de una persona de casi 80 años que rememoró sus épocas de juventud.
Trabajó en lo que se llama cartografía, donde se elaboraban mapas a través de fotografías y que son utilizadas para tener información para el desarrollo de proyectos de todo tipo de muchas empresas que los requieren.
“Apenas comenzaba a trabajar, tenía aproximadamente 18 años y tomábamos fotos desde una avioneta Cessna, bajábamos el portarrollos para revelar en la oficina, donde se integraban mapas de puras fotografías, como si fuera un rompe-cabezas; conforme avanzaba la avioneta, yo miraba a través de un visor de la cámara -algo grande-, y traía en la mano el disparador, que iba oprimiendo en forma pausada para tener un buen trabajo.
“Era muy divertido, porque estaba joven, pero también muy peligroso; en esa época había muchos accidentes de este tipo de aeroplanos y cuando salíamos a trabajar, nos despedíamos de la familia porque no sabíamos si regresábamos o no; los compañeros de trabajo éramos como una familia, ya que nos apoyábamos en todo, incluso nos íbamos a las cantinas, con frecuencia a platicar de los pormenores del día.
“Luego me ofrecieron una chamba en una cervecería, donde yo era el encargado de llevar las estadísticas en el área de compras; ahí veíamos todo lo relacionado a los productos de la materia prima, además de todo lo relacionado con los gastos; reportaba a la dirección general, luego de elaborar los informes que se presentaban en carpetas de cuero, y como eran cifras muy confidenciales, solo las conocía un jefe que reportaba directamente a uno de los socios y directivo a la vez.
“Posteriormente, hacia chambas extras y comencé a hacer publicidad de empresas, misma que antes se elaboraba apoyado en un restirador, con plantillas de tipos de letras, se cobraba muy bien, pero cuando llegó la tecnología digital, esa chamba se vino abajo y me quedé desempleado, por no prepararme para estos cambios, pues me quedé sin dinero”.
Otra de las pláticas, fue con la encargada de la casa que chismorreó todo lo relacionado con la propietaria de la misma. Detalló que era viuda con dos hijos, que se había vuelto a casar y que después de separó de su pareja, para posteriormente volverse a reunir, pero sin compromisos. De los hijos comentó que vivían en la Ciudad de México pagando renta, cuando fueron propietarios de varios inmuebles que vendieron poco a poco y se fueron a la capital, porque no les gusta la ciudad de la eterna primavera.
Los muebles de la casa rentada eran un poco extravagantes, viejos y con colores chillantes, propiedad de la abuela de los hijos; había de todo, esculturas, pinturas antiguas, incluso hasta velices que se veían super viejos.
Preparando el desayuno, seguía con su plática. La viuda, -dijo-, heredó muchas propiedades, pero que las había vendido, aunque por otro lado construía en terrenos que le dejaron, pero que posteriormente ofertaba; hasta apuntó que le había dado un infarto y que había estado hospitalizada.
Del hijo -describió-, heredó una fortuna de la abuela, la mamá del padre muerto y que poco a poco se la estaba gastando ya que ni había estudiado y que no hacía nada de provecho, fue un hijo fifí como dice el presidente y que sigue en el desarrollo de la flojera a más no poder. Es una persona muy prepotente y que adquiere productos de marca y muy caros.
Y como sucede en estas pláticas, siempre sale a relucir “El Peje”, el presidente de los pobres, quien luego de tres años de su gobierno, se da cuenta de que, sí hay desabasto de medicamentos, ya que regañó al secretario de salud, Jorge Alcocer, para luego decir que no había sido así como lo señalaron los medios de comunicación. Y otro ejemplo de ello fue que de nuevo hubo protestas de los padres de familia de hijos con cáncer, que cerraron el aeropuerto de la Ciudad de México.
Del presupuesto para el próximo año, se comentó, el hecho de que los recursos se destinarán principalmente al sector social, para los apoyos -electorales-, a las personas adultas mayores, a los ninis, a las mamás solteras con hijos, en fin, a estas personas que son un nicho de votos, de los que una gran mayoría de mexicanos está de acuerdo, pero donde no, es en las obras emblemáticas del actual gobierno, el Tren Maya, la refinería dos bocas y la terminal aérea de Santa Lucía.
Aparte de que, por la dichosa austeridad y la carencia de recursos, -aunque el primer mandatario afirme frecuentemente que existe el dinero suficiente para todos sus proyectos-, se verán afectados varios sectores que son vitales para los ciudadanos, ya que siguen muchos de ellos padeciendo los estragos de las inundaciones, al no recibir los apoyos a tiempo y que han sido muy escasos.
Se critica el hecho de que López Obrador quiera desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE), a pesar de que este organismo le dio el triunfo y de que fue un logro ciudadano, luego de que era el mismo gobierno y posteriormente los legisladores quienes calificaban las elecciones y muchas personas están en el entendido de que si hay corrupción, cuando se manejan muchos recursos, aparte de que no se entiende este propósito presidencial, cuando se pueden hacer ajustes o cambios que permitan incluir candados para evitar los malos manejos de los recursos o en su caso, sancionar a quienes hagan mal uso de los mismos.
