Por Jesús Michel Narváez
La Auditoría Superior de la Federación tiene una obligación Constitucional: revisar el uso del dinero público concentrado en la Cuenta Pública.
Hace unos días se dio a conocer que los gastos realizados en los programas sociales del gobierno federal, presentan inconsistencias por más de 126 mil millones de pesos.
Los diputados federales, en este caso de oposición, que tienen la facultad de analizar rubro por rubro, afirman que las observaciones no han sido subsanadas por lo que sospechan desvío de recursos.
Sin conocer a detalle lo que afirman los legisladores de oposición, se ha filtrado que la ASP encontró en Cuenta Pública de 2019 -primer año auditado del actual gobierno- inconsistencias en la información proporcionada por las dependencias federales, específicamente las secretarías de Bienestar y de Trabajo y Previsión Social.
Las principales anomalías halladas por el grupo parlamentario del PAN se ubican en los programas “Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrando Vida y Becas para Adultos Mayores, así como con los Servidores de la Nación.
Al mismo tiempo, detectaron que la deuda pública se incrementó y eso lo demuestran los déficits registrados por la Auditoría Superior de la Federación.
Sin pretender ser experto en análisis financiero, no es descabellado que haya ciertos desvíos o mala comprobación del gasto ejercido-. De entrada, hay que recodar los subejercicios presupuestarios no solamente en 2019 sino en 2020, cuenta que aún no se conoce.
Mucho se ha bordado sobre el tema: se destinan recursos a los programas sociales, entregados principalmente por el ejército conocido como Siervos de la Nación, y el manejo es con dinero en efectivo. No hay un recibo firmado por quien es el beneficiario y solamente se tiene que creer en la palabra del personaje o personajes que acuden hasta “los más recónditos lugares del país” para cumplir con los compromisos presidenciales.
Sin embargo, las dudas prevalecen por la forma opaca en que el dinero público llega hasta los adultos mayores, los campesinos que siembran vida y las becas de los jóvenes que construyen, se dice, el futuro. Algunas investigaciones periodísticas han revelado la existencia de “fantasmas” en las nóminas para el caso opera la Secretaría de Trabajo y hasta la fecha no se han refutado.
Por cuanto a los sembradores de vida, los propios participantes del programa, ha formulado declaraciones en las que sostienen que no se les paga puntualmente. El tema, incluso, lo abordó el presidente de la República y ordenó la revisión integral del problema.
Habrá que revisar a detalle no solamente la cuenta del 2019 sino con lupa la de 2020, año en que desaparecieron 93 fideicomisos que en su conjunto albergaban 68 mil millones de pesos, Además, por supuesto, de saber en dónde se utilizaron 300 mil millones de pesos del Fondo de Estabilización.
Podrían saltar más de una docena de liebres que, seguramente, no se han santificado por el hecho de pertenecer a la cuatroté.
Los números no mienten. Pitágoras siempre fue cuidados son sus ecuaciones.
Por lo pronto, los legisladores de oposición se preguntan: Y el dinero ¿dónde está?
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