Por Jesús Michel Narváez
De absurda, es lo menos que se puede decir, se debe calificar la postura de Claudia Sheinbaum, más preocupada por cuidar a su jefe y amo que por gobernar la Ciudad de México, se lanzó con todo en contra de Claudio X. González y Gustavo de Hoyos, cabezas visibles de Sí Por México, a quien llamó nazi, por haber declarado que “se debe tomar nota de todos los personajes políticos que por acción u omisión alentaron las acciones y hechos de la actual administración y lastimaron a México”.
Y pidió: “Que me apunten en la lista, porque, primero, soy militante desde hace muchos años de este movimiento. Son millones y millones de mexicanos, difícilmente podría haber una lista. Segundo, es lo más importante, eso es una posición fascista, así lo catalogo. ¿Quién hace listas?, el macartismo, el nazismo, ellos son los que hacían listas. ¿Para qué quiere hacer una lista?, entonces, esto es la derecha en nuestro país, los que quieren hacer listas”.
La virulenta reacción de Sheinbaum se produjo después de que desde el púlpito presidencial se llamó “ternuritas” a los opositores que buscan conformar un verdadero frente para “echar a Morena de Palacio Nacional” en el 24. Vaya: las listas de acarreados, de raya, de militantes, son solamente para YSQ… y su muñequita de porcelana que trata de articularse para no parecer florero.
González posteó en su cuenta oficial de Twitter: UNIDAD para resistir los errores y embates de la 4t (‘21 a ‘24); UNIDAD para vencer a Morena en las elecciones (‘24); y, UNIDAD para construir un México Ganador para todas y todos (‘24 en adelante). El valor fundamental a cuidar es la UNIDAD.
Horas antes, desde un hotel frente a Palacio Nacional los dirigentes del grupo opositor, claramente identificado por el presidente López como los “ideólogos” de los “conservadores”, había extendido una manta en la que mostraron la leyenda: Unidad para construir un México ganador para todos y echar a Morena de Palacio.
“Hoy Sí Por México convoca nuevamente a la oposición a seguir la ruta unitaria hacia las elecciones de 2024, pensando siempre en rescatar y construir el futuro de México”.
Desde el inicio de su gobierno, López calificó a los adversarios de estar desmoralizados y el término lo repitió hasta antes de las elecciones de junio pasado, en las cuales su partido y aliados perdieron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, cuando pasó a ser el desmoralizado.
Y se advierte que lo está. Nunca imaginó que los adversarios, los conservadores, los fifís, encontraran eco en os ciudadanos y abandonaran en buena parte a los candidatos de Morena y a su política populista.
En el uso cantinflesco con el que gusta hacer sus chistoretes, les dice a los opositores que no esperen hasta el 24… “viene la Revocación de Mandato”.
A tanto repetir que es un demócrata y cuya afirmación replica su pupila y casi vecina, uno tiene que preguntarse cuál razón existe para impedir el surgimiento de corrientes opositoras.
Se entiende que su actitud obedezca a pasar a la historia como el presidente que destruyó las instituciones forjadas a través de décadas. Con ello se confirma que su meta es acabar con todo lo que no pueda controlar.
Él no es demócrata. México sí vive una democracia y la mayoría, léase bien la MAYORÍA de los mexicanos no queremos que las destruya en aras de su fallido combate a la corrupción y la violencia.
Presidente: Deje que los opositores se organicen, que consigan firmas, que pidan listas de los omisos y actores de su gobierno. Abandone su postura de ser inmaculado y su convicción que es el único ente llegado del cielo para enderezar a los que andan en malos pasos.
Si Claudia X. González logra convencer y después organizar a millones de mexicanos no estará inventando el hilo negro ni el agua tibia. Estará siguiendo sus pasos.
A doña Claudia, que ha mostrado insensibilidad, servilismo y negación de las críticas, habría que pedirle que gobierne la Capital del País, que reduzca la violencia, mejore el ambiente, deje de mentir por cuanto a las víctimas por Covi-19 y contengan sus legítimas ambiciones de ser sucesora de su profesor.
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