El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el actual gobierno federal deje una deuda pública 13.6 por ciento mayor que cuando inició. De acuerdo con las previsiones del Monitor Fiscal, el endeudamiento en México pasará de 53.6 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2018 a 60.9 por ciento al cierre de 2024.
Por lo pronto, al concluir 2021 se estima una reducción de la deuda a 59.8 por ciento como proporción del PIB, debajo de 61 por ciento del año pasado. De acuerdo con lo declarado por Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda, a legisladores, la política actual se encamina a evitar que esa proporción siga en aumento.
El año pasado, la crisis de Covid tuvo entre sus varios efectos la depreciación de la moneda mexicana y la caída de la economía, lo que provocó un aumento en la deuda que estaba en divisas y también su incremento como proporción del PIB.
El FMI estima a la vez que los ingresos públicos alcancen 24 por ciento de la producción agregada el próximo año y que se vayan reduciendo hasta alcanzar 23 por ciento en 2024; mientras el gasto pasa de 28.3 a 25.9 por ciento en los mismos años. Con ello se espera que el déficit público pase de 4.2 a 2.9 por ciento.
Durante la presentación del Monitor Fiscal, Vitor Gaspar, director del Departamento de Finanzas Públicas del FMI, recalcó que debido a las políticas implementadas para responder a la crisis del coronavirus, la deuda escaló a nivel mundial y con ello se amplían los riesgos para la estabilidad financiera.
La deuda de los gobiernos, los hogares y las empresas ascendió a 226 billones de dólares en 2020, 27 billones más que en 2019, lo que implica un aumento sin precedente, detalló el economista.
Las economías de ingreso alto y China contribuyeron con más de 90 por ciento a la acumulación de deuda mundial el año pasado, dado que cuentan con mejor acceso al mercado de bonos y tasas de interés más bajas, mientras es acotado el financiamiento a los países más pobres.
“Las brechas de financiamiento para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible para 2030 ya eran considerables antes de Covid. La pandemia empeoró aún más las perspectivas”, subrayó.
En ese sentido, Gaspar consideró positivo que las economías de ingreso alto y aquellas que no lo necesitan, canalicen derechos especiales de giro a los países que requieren mayor liquidez o al Fideicomiso para el Crecimiento y la Reducción de la Pobreza. Recalcó que el financiamiento es clave para la recuperación y proveerlo es urgente.