Por Jesús Michel Narváez
Para mantener la “sana distancia” y “evitar contagios mediáticos”, el INE aprobó los Lineamientos para la Revocación de Mandato, que no es una Consulta Popular -así lo establece el aparatado 5º. del artículo 35 constitucional- y decidió ordenar el uso de cubrebocas, silencio absoluto y prohibir “la intervención, en cualquiera de las etapas que conforman el procedimiento de petición y de captación de firmas de apoyo de la ciudadanía, de partidos políticos nacionales o locales; los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, tanto de la Federación como de las entidades federativas y de los ayuntamientos; las dependencias, entidades u organismos de la Administración Pública Federal, estatal o municipal y los órganos del gobierno de la Ciudad de México; en el caso de organizaciones, no podrán participar personas extranjeras, así como organismos internacionales, entre otros”.
Así o más clarito.
En los Lineamientos se propone iniciar el proceso de recolección de firmas el primero de noviembre y hasta el 15 de diciembre, acorde con lo establecido en el segundo párrafo del número 2º del propio artículo. Es decir, el silencio absoluto, la inactividad total. Sentarse, no movilizar gente, no armar grupos que las obtengan. Contra su voluntad, el presidente tendrá que atender las instrucciones del INE.
Sorprende que el despistado Mario Delgado haya impugnado los Lineamientos y sostenga que el INE redujo el plazo dispuesto por la Ley para la recopilación y entrega de firmas, excediéndose, una vez más, en sus facultades. La Constitución está por encima de la Ley Reglamentaria.
Algo que es fundamental: la Revocación de Mandato es un derecho exclusivo de la ciudadanía. Nada tienen que hacer el Presidente de la República y su partido. Con solamente el 3 por ciento de la lista nominal del Padrón Electoral, se podrá solicitar la realización de este ejercicio.
Claro, hasta el último día de este mes, desde el púlpito presidencial y en todas las oficinas de Morena harán hasta lo indecible para que la gente, el pueblo “se entere de la Consulta -que no lo es- y ratifique el mandato del presidente López”.
Como le he señalado en repetidas ocasiones, la Revocación de Mandato no es un plebiscito ni referéndum. Por tanto, la pregunta que deberán presentar los ciudadanos, no el Senado, no la Cámara de Diputados, no el Poder Ejecutivo federal, tendrá que atenerse a lo marcado por la Constitución y solamente podrá presentarse al ciudadano: “¿estás de acuerdo en revocar el mandato por la pérdida de confianza?”.
Desafortunadamente las “leyes se hicieron para violarse”, porque sale más barato pagar las multas que perder ante los ciudadanos. Y eso seguirá haciendo el presidente López acompañado por las hordas morenistas en los siguientes 24 días.
Por supuesto que habrá nuevas andanadas contra la autoridad electoral y que deberían estar enderezadas hacia los legisladores que aprobaron la reforma al artículo 35 en 2019. Es decir, los de Morena y sus aliados, que tenían mayoría calificada en la Cámara de Diputados y el respaldo de algunos senadores de oposición que se dejaron convencer por los argumentos de Ricardo Monreal Ávila y, a cambio, lograron imponer cambios de fechas para la realización del evento.
No obstante, los misiles se destinarán a dar en el barco llamado INE y, por supuesto, a toda la tripulación que conduce la nave.
Será importante para los ciudadanos dejarlos tomar sus decisiones sin malas (o buenas) influencias de los poderes de la Unión y los partidos políticos. Será una experiencia valiosa, siempre y cuando se junten las 2.8 millones de firmas que avalen la solicitud.
Y más saludable será dejar de escuchar los spots de los no creativos propagandistas de Morena y sus aliados.
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