Por Jesús Michel Narváez
Como bombero de Chicago Fire, el coordinador de los senadores de Morena y presidente de la Juta de Coordinación Política, Ricardo Monreal Ávila muestra una vez más el largo colmillo legislativo y busca apagar los fuegos que pueden incendiar la pradera sin control alguno, por la aprobación de los diputados de la Ley Federal de Juicio Político.
Consciente de que las oposiciones, la CNDH (virtualmente desaparecida) y las legislaturas locales tienen facultades de presentar acciones de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación -con el rechazo a criminalizar el aborto recuperó parte del prestigio perdido-, abre la puerta para modificar la minuta de los diputados con el fin de que con su texto no violente la Constitución y con ello prever la presentación de controversias.
El jefe político de Morena en la Cámara Alta señala que si hay modificaciones no importa regresar la minuta a San Lázaro, porque se trata de aprobar una ley que no genere polémica sino consenso.
Durante una conferencia de prensa en la que se abordó el tema, el congresista rechazó que la Ley de Juicio Político y Declaración de Procedencia tenga fines de venganza.
“No hay ninguna intención ni ninguna norma en todo el cuerpo normativo que pueda interpretarse como un instrumento de venganza o de persecución política contra un gobernador o servidor público que menciona la Constitución, que disponen de fuero. Está muy alejado de eso, más bien, es una ley que intenta ordenar todo el juicio político y la declaratoria de procedencia”.
Sin duda las leyes se hacen a modo de quien gobierna el país. El presidente López ha insistido una y otra vez en que la venganza no es su fuerte, pero los hechos hacen dudar de sus palabras.
Se entiende y seguramente lo hace el senador Monreal, que el poder no se comparte y cuando se obtiene se busca mantenerlo por el tiempo que sea posible. En México la historia la conocemos y bien.
El PRI gobernó por 70 años de manera consecutiva. El PAN nos regaló la docena trágica y Morena, en solamente 3 años, ya mostró que su intención es seguir gobernando. Ante los fracasos por ampliar mandatos, verbi gratia Baja California y la Suprema Corte, lo que impide que el presidente López mantenga su deseo interno y manifiesto de quedarse por tiempo indefinido, ya anunció que prepara el relevo generacional. Morena no será la excepción en cuanto buscar quedarse otro u otros sexenios con sus gobernantes sentados en la Silla del Águila.
De ahí que tenga sentido la declaración de Monreal, aunque en el fondo nadie ignora el rencor que guarda el presidente López en contra de sus adversarios, lo mismo clasemedieros que fifís, neoliberales y ultraconservadores.
Si las leyes fueras perfectas no habría necesidad de adecuarlas cada sexenio. Revisar lo que ocurre con las electorales, no es ocioso. Cada elección presidencial y ahora parece que trianual, genera el descontento de los derrotados y quien tiene el poder se apresta a reformarlas para que, aunque se niegue, respondan a su proyecto de gobierno.
Hoy Monreal quiere apagar el fuego antes de que la pradera se incendie, porque está consciente de que el horno no está para bollos.
Y hace su chamba mirando su futuro, aunque no sea el preferido del profesor.
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