Por Jesús Michel Narváez
Si bien es cierto que el PAN se fundó con la ideología conservadora, por no decir clerical, también lo es que con el paso de las décadas se decantó por una tendencia menos derechista y con tintes liberales. Su avance como partido de oposición está mostrado y hoy, como primera fuerza de la oposición, tenía el lugar privilegiado para responder a los ciudadanos con libertad y en busca de fortalecer la democracia.
Sin embargo, Julen Rementería, coordinador de los senadores de Acción Nacional invitó a Santiago Abascal, presidente del nuevo partido en España, Vox, un ultraderechista que desconoce la paridad de género, no acepta a la comunidad lésbico gay, tiene la intención de regresar al franquismo y su bandera es unir a los partidos de diversos países para frenar “el comunismo”.
México no está en esa clasificación.
Usted, querid@ lector sabe y bien que no comulgo con la política del presidente López y reconozco públicamente que formo parte de los críticos severos de su gobierno.
Nunca he considerado que el señor López sea de izquierda. No tiene ni los conocimientos básicos del marxismo-leninismo y, al final de la jornada, apoyar a los pobres y pelearse con los ricos no lo ubica en el medio de la izquierda. Es, hay que decirlo con todas sus letras, un conservador nacionalista.
¡Nunca comunista!
La filosofía comunista es totalitaria y en el mundo solamente hay cuatro países que la profesan ciegamente. El resto, 198 -por lo menos los que están registrados en la ONU- son de diversas corrientes. Los hay de derecha casi extrema como Jair Bolsonaro o de izquierda trasnochada como Argentina desde la época de los Kirchner y hoy sigue su conducta Alberto Fernández, está Bolivia y por supuesto Venezuela, entre otros. Ninguno es comunista. El mexicano López quiere parecer de izquierda y no lo es. Amenaza, sí, con modificaciones constitucionales, pero no con expropiaciones o nacionalizaciones de actividades financieras -lo hizo otro López: Portillo- o trasnacionales. Tiene sus arranques de palabra no en los hechos.
El PAN cometió el más grave error en estos tiempos y le concedió un arsenal al presidente López para descalificarlo abiertamente. Vaya, hasta Felipe Calderón cuestionó la firma de la Carta Madrid. Y en el senado del partido albiazul, hay voces de reclamo por esta decisión.
Con todo y lo que ha hecho López en sus 33 meses de gobierno, no hay síntomas de una conducción hacia el prácticamente inexistente comunismo. Hay, sí, tufo de totalitarismo. No todos los dictadores son comunistas. Muchos fueron y son de derecha. Ahí se ubican Franco, Stroessner, Selassie, Reza Pahlav y hasta Gadafi.
La Carta Madrid, impulsa acciones “en contra del avance del comunismo en la iberoesfera”. Si bien América Latina camina rumbo a gobiernos de izquierda y los ejemplos los ofrecen Bolivia, Perú, Nicaragua, Argentina y con sus bemoles México, no hay ninguno que pueda ser calificado de buscar la imposición del comunismo.
¿Qué le pasa al PAN?
Así no ganará adeptos. Quizá algunos que viven en la nostalgia del poder clerical aplaudan. No será la mayoría. En Acción Nacional hay gente pensante, educada, con títulos que muestran sus conocimientos. No son los desarrapados peronistas ni los sobrevivientes del castrismo.
La decisión de Rementería, que asume la responsabilidad y libera al partido, pone en riesgo la alianza Va Por México y difícilmente los dirigentes del PRI y el PRD avalarán formar parte de un socio en el que la confianza se ha perdido o está en vías de concretarse.
México no es un país de extremos. Lo decía Adolfo López Mateos: somos de izquierda… dentro de la constitución.
Y si hay quienes representan a la derecha, son los neoliberales. De los que está lleno el mundo.
Se equivocó el PAN y tendrá altos costos políticos y excelentes beneficios para el presidente López.
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