Por Jesús Michel Narváez
Acción negada.
Los hechos dicen más que las palabras.
Están a la vista.
Y todos se hacen de la vista gorda y prometen “investigar los hechos”… Palabras.
La policía estaba frente a la sede del Congreso de la Ciudad de México, a petición de parte.
Diputados (das) de Morena solicitaron “protección del recinto” por “temor” a la presencia de manifestantes.
El jefe policíaco de la capital, Omar García Harfuch, defiende a sus “muchachos”.
Sin argumentos que demuestren lo contrario, expresó: “De ninguna manera esta policía reprime ni lastima a sus ciudadanos, sean alcaldes o sea cualquier tipo de persona que vaya a manifestarse. Lamentablemente ingresaron por donde estaban las personas que se estaban manifestando, cuando estaba ya el jaloneo con la Policía”. Seguramente no había visto el video.
Martí Batres, la mano dura de la autoridad capitalina, como siempre buscó responsabilizar a los “otros”.
“Me parece lamentable que se haya dado este forcejeo. Yo creo que no había ninguna necesidad de ello. Hemos estado abiertos permanentemente al diálogo, a la comunicación. Mis oficinas han estado abiertas para todos los alcaldes y alcaldesas de todas las fuerzas políticas”.
Hasta ahora, no se conoce información de una reunión entre los y las alcaldesas de oposición que le arrebataron 9 alcaldías a Morena en las pasadas elecciones.
La represión está presente.
El presidente de la República se llena la boca para afirmar que en México no “hay represión”, porque con su estribillo favorito, declara “no somos iguales, no somos como los de antes”.
Por supuesto, su alumna preferida, Claudia Sheinbaum repite lo mismo y los hechos, no las palabras la desmienten.
Lo ocurrido ayer frente al recinto del Congreso de la Ciudad de México es una ratificación de la frase juarista: a los amigos, justicia y gracia, a los enemigos, justicia a secas.
A la vista salta que la irritación del presidente y su alumna favorita, se convierte en odio y que ambos son capaces de usar “todo el poder del Estado” para impedir que los adversarios les tomen la medida.
Equivocan el camino.
Ante la actitud de los policías que “resguardaban el recinto”, los alcaldes electos Álvaro Obregón, Lía Limón; de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, y de Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe, saltaron las vallas metálicas colocadas para impedir manifestaciones sobre las escalinatas de la antigua Cámara de Diputados.
¿Saltarse es un crimen?… ¿acaso los que brincaron tienen caras de criminales de la Unión Tepito?… ¿son acaso los que perpetraron el atentado contra García Harfuch?
Son personas electas por los ciudadanos. Sí, los que estaban y están, hasta que se vayan los derrotados, hartos de no ser escuchados, de ser descalificados desde Palacio Nacional y el Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
Son los clasemedieros, aspiracionistas, que lograron superar los escollos y alanzaron la superación sin haber cometido delitos. Son los que en 2018 hicieron ganar al presidente López. Los mismos que hoy le retiran su apoyo, cansados de ser objeto de críticas infundadas y de llamarlos fifís y adversarios.
Ellos, los ciudadanos, fueron los que decidieron arrancarles el poder en 9 alcaldías. Y dejar fuera a todos y todas las candidatas, Dolores Padierna principalmente, de las opciones de gobernarlos.
Ahora sí se escucha el grito: No a la represión, no a la represión.
¿Lo escuchan don Andrés y doña Claudia?
¡Por supuesto que no!
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