Oídos Sordos al Llamado de Atención de la ONU

A la Vuelta de la Esquina

*Casi Tenía Destinatario: te lo digo Juan Para que lo Entiendas Pedro

Por Iván Ruiz Flores

No ha sido fácil. Más bien ha sido una prueba de fuego para los gobernantes que apenas habían llegado al poder y ya estaban enfrentando la peor crisis humanitaria de que se tenga memoria, con un virus desatado en sus respectivos países y una manera poco clara de poder combatirlo.

Y ningún régimen de país, pobre o rico, se ha salvado. Todos han enfrentado la crisis a veces con inteligencia y en ocasiones con absoluta ignorancia o con la fuerza.

No hay pues novedad alguna que hoy, poco más de un año de galope de la pandemia en el mundo en muchos sitios del planeta la democracia esté en riesgo.

De ahí que si había alguna ocasión importante para actuar en defensa de la democracia, es ahora cuando  las acciones en la materia pudieran rendir mejores frutos.

Los organismos internacionales desde hace tiempo realizan trabajos de defensa en la materia. Hoy con mayor ahínco, porque han expuesto que la crisis sin precedentes causada por la pandemia ha generado importantes desafíos sociales, políticos y legales a nivel mundial.

Precisa la Organización de las Naciones Unidas que conforme los estados de todo el orbe adoptan medidas de emergencia para abordar la crisis, es fundamental que sigan defendiendo el estado de derecho, protegiendo y respetando las normas internacionales y los principios básicos de legalidad, así como el derecho a acceder a la justicia, los recursos y los procesos en curso.

Y lo señalan, consideramos por acá los mexicanos, porque hay países como el nuestro en donde su gobierno aprovecha la pandemia para atacar y destruir adversarios, defender criminales con el simple hecho de no atacarlos y mucho menos atraparlos.

Para evitarlo policías y militares realizan labores de distracción que distan mucho de ser lo que la Constitución establece, convertidos ahora en todólogos por obra y gracia del poco demócrata habitante pasajero de Palacio Nacional.

A este personaje le pasaron de noche las ratificaciones realizadas por el Secretario General de la ONU, António Guterres, para mediante declaraciones instar a los gobiernos a ser transparentes, receptivos y responsables en su respuesta al Covid-19 para garantizar que cualquier medida de emergencia fuera legal, proporcionada, necesaria y no discriminatoria.

Tácitamente fue: te lo digo Juan, para que lo entiendas Pedro.

“La mejor respuesta -diría- es aquella que responde proporcionalmente a las amenazas inmediatas mientras protege los derechos humanos y el estado de derecho”.

Porque efectivamente se trata de derechos humanos, mismos que los Estados tienen que respetar y proteger, como son entre otros: la libertad de expresión y de prensa, la libertad de información y la libertad de asociación y de reunión.

Y como en varios países no existe ese respeto, hay preocupación en Naciones Unidas, entre otras, porque se han establecido “distintas medidas para controlar la circulación de información y reprimir la libertad de expresión y la libertad de prensa en un contexto donde ya se está reduciendo el espacio cívico”.

También hay inquietud por el arresto, la detención, el enjuiciamiento o la persecución de opositores políticos (Ricardo Anaya, en México), periodistas, personal médico y de salud, activistas y otros por supuesta difusión de “noticias falsas”.

En Naciones Unidas también se considera que la crisis plantea la cuestión de cuál es la mejor manera de contrarrestar el discurso perjudicial y proteger al mismo tiempo la libertad de expresión.

“Los intentos generalizados de eliminar la información errónea o la desinformación pueden dar lugar a la censura intencionada o no, que socava la confianza. La respuesta más eficaz es la información precisa, clara y fáctica de fuentes en las que la gente confía”, especifica.

Asegura además que en todo el mundo, las organizaciones de la sociedad civil han respondido al llamamiento a la acción de la ONU para abordar y contrarrestar la amplia gama de formas en que la crisis del Covid-19 puede afectar la democracia y aumentar el autoritarismo.

Resaltan entre otras: el desarrollo de la alfabetización mediática y la seguridad digital; luchar contra la desinformación y el discurso de odio, que se han multiplicado durante la crisis; capacitar a los periodistas de forma remota para informar sobre el impacto de la pandemia con una cobertura profunda y real, mientras se mantienen seguros en la primera línea; empoderar a las mujeres contra la violencia de género, que se ha disparado en medio de cierres, cuarentenas y presiones sociales y económicas del Covid-19; y dar a conocer los desafíos de la desigualdad y la deficiente prestación de servicios agravados por la crisis, con un enfoque específico en las necesidades y derechos de las mujeres, los jóvenes, las minorías y otras poblaciones marginadas, para ayudar a que los gobiernos rindan cuentas.

Por cierto, el día 15 de septiembre se celebrará el Dia Internacional de la Democracia.

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