La conciliación, clave para superar la crisis interna del Tribunal Electoral

A pesar del diálogo, la mediación del ministro presidente de la Suprema Corte y la decisión de 2 magistrados de “hacerse a un lado” para presidirlo, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) aún atraviesa una turbulencia.

Y es que, a decir de Fernando Dworak Camargo y María Marván Laborde, especialistas en los ámbitos constitucional y electoral, las diferencias entre los dos bloques al interior de la Sala Superior, parecen irreconciliables.

De cara a la calificación de las elecciones del 6 de junio, ambos bandos deberán ser capaces de superar sus discrepancias y tejer alianzas sólidas para corregir el rumbo. Esa será la clave -coinciden los politólogos entrevistados por Expansión Política- para evitar que se ponga en riesgo la toma de posesión de los triunfadores de esa jornada comicial.

En ese reacomodo de fuerzas, todos tendrán que ceder, más que por convicción, por la necesidad de sacar adelante una presidencia fuerte y una Sala Superior estable que esté en condiciones de emitir resoluciones claras y entendibles, indican.

Además, añaden, el TEPJF deberá recomponer su institucionalidad y gobernabilidad para hacer frente a los embates del exterior, sobre todo los que vengan del Ejecutivo federal y el Movimiento de Regeneración Nacional, el partido en el gobierno.

“Los magistrados deberán actuar con grandeza de miras para fortalecerse de manera institucional y contar con la suficiente solidez para sacar las impugnaciones de estados como Nuevo León, San Luis Potosí y Campeche, de lo contrario, no sabremos quién va a tomar el poder”, asegura Marván Laborde.

“Estamos viendo negociaciones internas para saber quién puede tener la fuerza suficiente (para encabezar la Sala Superior) y en ese transcurso un grupo puede ganar presencia y otro la puede perder”, destaca Dworak Camargo.

Para ambos estudiosos, el tema de las alianzas al interior de este cuerpo colegiado será determinante en las próximas días si lo que se quiere el 1 de septiembre (fecha en que se emitirá la convocatoria para elegir a quién los encabezará en los próximos años) es una presidencia fuerte y estable.

Marván Laborde: «La crisis que no esperamos ver»

Para la investigadora y ex consejera electoral del transformado Instituto Federal Electoral (IFE, hoy INE), María Marván Laborde, la crisis que enfrenta el TEPJF es una tragedia. “Una crisis que nunca esperamos ver”, la resumió.

¿Por qué? La primera mujer en un consejo electoral justificó: “La presidencia del magistrado José Luis Vargas ha sido una verdadera tragedia. Nunca supo manejar -en el muy buen sentido de la palabra- a quienes curiosamente votaron por él, con el fin de llevar una buena conducción de la institución, lo que derivó en una crisis».

Además, consideró que Vargas Valdez incurrió en una serie de irregularidades al intentar cambiar los votos del colegiado y no solo eso, sino que pidió conocer el sentido de su voto, previo a una sesión.

“En fin -resumió- incurrió en una serie de ilegalidades, de groserías y malos tratos que culminaron justamente en que 5 de sus compañeros le pidieran la renuncia en una forma no prevista en la ley y en la que eligieron a otro magistrado (Reyes Rodríguez), quien apenas duró en el cargo, seis días».

Al final, renunciaron tanto Vargas Valdez como Reyes Rodríguez y se dio paso a un tercer presidente provisional en la persona del magistrado Felipe Fuentes Barrera a quien le corresponderá emitir, el 1 de septiembre, la convocatoria para la nueva presidencia del órgano colegiado.

Marván Laborde estimó no obstante que la división que hay al interior de la Sala Superior no se solucionará con la elección de un nuevo presidente o presidenta.

“Yo creo –dijo— que la división ahí estará y se irá solucionando una vez que vayan saliendo los magistrados, que cumplan su periodo. Creo que deben trabajar de acuerdo con la ley por encima de sus divisiones. Es decir, no se puede entender que la conflictividad esté por encima de los intereses de la Sala Superior”.

Agregó que deberán actuar con «grandeza de miras y por la fortaleza institucional», con el fin de sacar los temas pendientes como son las impugnaciones de estados que eligieron gobernador como es Nuevo León, San Luis Potosí y Campeche, “donde sin esa resolución no sabemos quién va a tomar el poder”.

En opinión de Marván Laborde -cuyas líneas de investigación son los Estudios de las Estructuras Judiciales y la Consolidación y crisis de las democracias en el siglo XXI-, el pleno de la Sala Superior deberá conciliar sus diferencias, “no importa que tan mal se caigan en la vida personal”.

La también académica de la Universidad Nacional Autónoma de México puso énfasis en que es indispensable que se retome la institucionalidad.

En Zaldívar está el origen no la solución del problema

Desde su óptica, la participación del presidente de la Corte en un conflicto interno, sólo restó autonomía y credibilidad a la Sala Superior, dado que fue él quien en otro momento “orilló a la magistrada Janine Otálora a que renunciara (a la presidencia del TEPJF), cuando no debió hacerlo”.

A decir de la exconsejera electoral, el ministro Zaldívar no debió haberse involucrado en la resolución del conflicto; “él dice que lo hizo simplemente como mediador pero (….) es una tristeza que los magistrados recurrieran a (esta) mediación».

Marván Laborde exclamó: “ … Ahora quiere vestirse de gloria porque según él (Zaldívar Lelo de Larrea), solucionó un conflicto. Lo que no se da cuenta es que él está en el origen del conflicto”.

Abundó que el deterioro del Tribunal inició en el momento en que el Senado de la República amplió de manera ilegal, en octubre de 2016, el periodo para el cual habían sido electos 4 magistrados.

“Desde esa fecha, esta composición de la Sala Superior ha dejado mucho que desear. Después el ministro presidente (Zaldívar) le pidió la renuncia a Janine Otálora. Por ello, esperemos que después de esta tragedia, sean capaces de recomponerse y de poner sus intereses por encima de la institución”, expresó.

Se trata de los magistrados José Luis Vargas Valdez e Indalfer Infante Gonzáles, que fueron electos para el periodo del 4 de noviembre de 2016 al 31 de octubre de 2019 y se amplió su encargo hasta el 31 de octubre de 2023.

También es el caso de sus pares Felipe Alfredo Fuentes Barrera y Reyes Rodríguez Mondragón, que fueron electos para el periodo del 4 de noviembre de 2016 al 31 de octubre de 2022, y durarán en su encargo hasta el 31 de octubre de 2024.

En tanto que los 3 restantes magistrados Mónica Aralí Soto, Felipe de la Mata Pizaña y Janine Madeline Otálora Malassis ejercerán su encargo en los términos de la elección realizada por el Senado el 20 de octubre, es decir, del periodo del 4 de noviembre de 2016 al 31 de octubre de 2025.

Compleja mediación de la Corte

En opinión de Fernando Dworak, catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), el Tribunal Electoral vive momentos complejos que tienen que ver con la existencia de grupos, facciones e intereses personales que no se han logrado alinear desde hace ya varios años y en los que se han intercambiado, de manera irregular, la titularidad de dicho órgano colegiado.

El conflicto es latente y buscan, de nuevo, la manera para superarlo. Por ello, una vez más, requieren de un presidente que genere confianza.

El politólogo señala que la pregunta es: «¿Qué tan creíble va a ser ese magistrado presidente para los actores políticos? Eso, precisamente, representa un proceso muy complejo, naturalmente”.

Desde el punto de vista del maestro en Estudios Legislativos por la Universidad de Hull de Reino Unido, la figura del titular de la SCJN, Arturo Zaldívar, sí tiene gran relevancia como mediador, sobre todo ahora que ha ganado cierta legitimidad.

“El propio ministro presidente (Zaldívar) tiene un interés en que esa negociación aterrice bien, pero también se ve muy bien que al no haber aceptado la ampliación de mandato ganó una cierta legitimidad y reconocimiento por personas que tenían la duda que quisiera permanecer. Eso le da cierto margen de negociación al ministro”, precisó el también analista y consultor.

Al mismo tiempo reflexiona y considera que las diferencias al interior de la Sala Superior podrían generar otra crisis que “le estalle a (Zaldívar)”.

¿De la Mata Pizaña o Infante Gonzales?

Como sea, el especialista del ITAM señala que para bien o para mal, el presidente de la Corte es el mejor mediador posible, ahora que los reflectores apuntan hacia Felipe de la Mata Pizaña y a Indalfer Infante Gonzales, como aspirantes a la dirección de la Sala Superior.

“Vamos a ver qué tanto pueden esos dos candidatos que quedan, reunir o pactar con una coalición suficientemente grande de magistrados”, expresó.

«Aquí vamos a ver cómo se reconfigura el Tribunal», resalta el catedrático. Y señala que el primer paso de aquí al 31 de agosto es ver: ¿Cómo se van a reconfigurar las alianzas? ¿Quién se va para qué lado? ¿Cómo se van a negociar los arreglos? «Al final de cuentas, además de la pérdida de confianza a Vargas, hay un pleito personal».

“Y es que si (ambos bandos) son mutuamente excluyentes y no hay una coalición estable, no habrá un Tribunal estable tampoco”, aseguró.

“Creo que ese es el gran reto de la negociación. No es tanto quién es quién sino cómo se van a reconfigurar las alianzas adentro para generar una coalición estable”, concluyó el abogado constitucionalista.

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