Giro Radical de México Hacia la Izquierda en su Política Exterior

Tema Principal

*La Defensa de Cuba vía Relaciones Exteriores Tuvo Respuesta de EU

*La Casa Blanca Advirtió de más Sanciones a la Isla y a Venezuela

*Y la Decisión de Establecer Relaciones con Corea del Norte Sacaría Chispas

*El Vecino del Norte Vigila con Lupa las Acciones de México al Respecto 

*Mientras Tanto Desde los Países “Nacionalistas” Llega el Estambre Para Tejer la Cobija

Por Gerardo Lavalle

¿Coincidencia?

En política no existe.

El entramado que se teje entre cuando menos 6 países latinoamericanos tiene una clara línea y un común de denominador: gobiernos de izquierda que relanzaron sus relaciones diplomáticas con Corea del Norte en los últimos años. México lo hizo en este 2021 sin que mediara razón de peso para ello. La tensión entre ambas naciones llegó a su clímax cuando el gobierno mexicano condenó las pruebas nucleares de Pionyang y en 2017 expulsó a su embajador.

Con representación diplomática en la capital norcoreana desde 1980 y en México en 1993, las relaciones no mejoraron a partir de la decisión asiática de abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear en 2003.

De manera prematura, el titular de Exteriores, Marcelo Ebrard anunció la búsqueda de la reanudación de relaciones con Corea del Norte. Aunque oficialmente jamás se reconoció, Wikipedia tiene registrada la visita del dirigente norcoreano Kim Jong-un a México con motivo de la asunción de Andrés Manuel López como presidente constitucional.

Argentina, Venezuela, Nicaragua y Bolivia han establecido relaciones con Corea del Norte en la última década. Cuba ha sido aliado de Pionyang desde 1950 e incluso Fidel Castro acudió en 1986 y antes lo hizo el Che Guevara, quien llevó La Habana las enseñanzas aprendidas en país asiático. El triunfo de Pedro Castillo en el Perú, podría llevar al país andino a integrarse al grupo y sumar 7 naciones que se acercan al imperio de Kim Jong-un.

Corea del Norte, junto con China, Laos, Vietnam y Cuba forma el grupo de 5 países en el mundo que comparten un sistema de partido único heredado del marxismo-leninismo.

Para Estados Unidos no pasa inadvertido el acercamiento de los países latinoamericanos para restablecer o iniciar relaciones con Corea del Norte y hay trabajos del Pentágono, la CIA y otras agencias norteamericanas, hurgando bajo las piedras para encontrar las razones por las cuales surgió el intempestivo interés del otro lado del mundo por formar alianzas o coincidencias entre sus gobiernos.

Desde la proclamación de la República Popular Democrática de Corea, fundada por Kim Il el 9 septiembre 1948, luego de quedar dividida la Península, contó con el respaldo de la entonces Unión Soviética bajo el mando de Joseph Stalin y de China, con el liderazgo de Mao Tse Tung.

La relación entre los tres países es considerada por los analistas internacionales como “insuperable”. Junto con China, Laos, Vietnam y Corea del Norte -en cuya denominación ya no se encuentra la ahora Federación Rusa- dominan mil 600 millones de habitantes, que representan 22 por ciento de la población del globo terráqueo.

MÉXICO, ¿LÍDER EN AMÉRICA LATINA?

El anuncio de buscar el reinicio de las relaciones diplomáticas entre México y Corea del Norte dado a conocer el 16 de julio pasado -14 días antes de la consulta ciudadana para juzgar a “…los actores del pasado…”-, tomó por sorpresa a la Casa Blanca. No se conocía la intención después de lo ocurrido en 2017 que, si bien nuestro país expulsó al embajador, las representaciones diplomáticas permanecieron en la capital mexicana lo mismo que en la coreana.

La presunta visita de Kim Jong-un para estar presente en la toma de posesión de Andrés Manuel López -versión no confirmada oficialmente- y en la que habría coincidido con Nicolás Maduro, a quien invitó el nuevo mandatario mexicano y que sí acudió, podría haber sido el inicio del entramado que intenta imponer gobiernos populistas presuntamente de izquierda en la región.

A México han venido los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, el cubano Miguel Díaz-Canel, Pedro Sánchez, de España; el boliviano Evo Morales -como presidente en funciones-, Carlos Alvarado Quesada, de Costa Rica; Luis Arce, actual mandatario de Bolivia, y Lenin Moreno cuando era presidente de Ecuador. Todos y cada uno fueron invitados por el presidente López y con ellos mantiene una cercana relación. El común denominador es la bandera de la izquierda.

¿Las visitas muestran el liderazgo de México?

El doctor en historia, Silvestre Villegas Revueltas publicó la semana pasada en MISIÓN POLÍTICA un valioso artículo de la Posición de México en el Contexto Latinoamericano, del cual se toman unos párrafos:

Dice: … “la posición de México en la ONU y la OEA, en todos ellos se observa una reiteración por la defensa de la soberanía de los países latinoamericanos, una crítica al intervencionismo de las potencias particularmente respecto a los gobiernos en Washington, y derivado de lo anterior, aunque sin señalarlo abiertamente, una autodefensa respecto a lo que al interior estaba sucediendo en México. Ello se puede apreciar de manera muy nítida con la Guerra Fría y la Organización de Estados Americanos (1948-1951, fechas de su fundación y funcionamiento). Aunque nació en Colombia, la OEA se materializó en la ciudad de Washington, la capital del imperio que vigila y señala a los países del subcontinente latinoamericano. La organización desde los años cincuenta, pero especialmente a lo largo de las décadas de 1960,1970 y1980 abiertamente se posicionó como contraria a todos aquellos regímenes que en Dominicana, Guatemala, Cuba, Grenada, Venezuela y otros países más llevaron cambios reformistas o francamente revoluciones radicales. A todo ellos se les etiquetó de comunistas. México en el caso de la Revolución Cubana quedó aislado, protestó por la expulsión de la OEA del país caribeño y luego, hasta el día de hoy, ha desaprobado el embargo estadounidense contra el régimen socialista de la isla. Se puso contra “Sansón a las patadas” porque valía la pena, innegablemente el respaldo le dio estatura moral a México delante de la comunidad internacional, y aunque conflictiva la postura no ha pasado a mayores porque los gobiernos mexicanos saben perfectamente la línea que no deben pasar. Si algunos periodistas rastrearan de medio siglo atrás la postura de México frente a la OEA se darían cuenta de las críticas oficiales de la SRE, de los señalamientos académicos nada favorables, de los editoriales periodísticos y caricaturas contra semejante organismo. La historia de México demuestra que ponernos de tapete frente a las políticas de los Estados Unidos no funciona para obtener mejoras sustanciales, porque al final de cuentas los estadounidenses desprecian fundamentalmente a los entreguistas extranjeros, aunque sirvan a sus intereses. En los recientes conflictos en América del Sur, las respuestas electorales en Bolivia y el Perú han evidenciado los errores de los analistas de la OEA y han dimensionado el comportamiento cipayo de su Secretario General, Luis Almagro”.

Hasta ahí el texto.

Coincidentemente con lo expuesto por Villegas, México desdeña la protesta del 11 de julio en La Habana y, contra la política de Estados Unidos, el gobierno envía “alimentos, fármacos, insumos y gasolinas” en una acción de “ayuda humanitaria”.

El presidente López eleva la voz y reitera una postura “nacionalista” que sea respetada por “los estadounidenses”, propone la desaparición de la Organización de Estados Americanos (OEA) y crear un sistema como el de la Unión Europea -aunque allá prevalezca el parlamentarismo- y afirma que debe terminar Washington con su política de “quitar y poner gobiernos a su antojo”, “de constantes ocupaciones, desembarcos, anexiones” que “a nosotros nos costó la pérdida de la mitad de nuestro territorio, con el gran zarpazo de 1848”.

Desde Argentina, Venezuela, Cuba y Bolivia llegaron los aplausos. Nada desde Brasil o Uruguay, Colombia o Perú -todavía no asumía el nuevo presidente- y tampoco de Costa Rica, Guatemala, Honduras y El Salvador. Panamá guardó silencio y Paraguay pareció no escucharlo.

RESPUESTA “INDIRECTA”

Ante la postura de México y los otros países latinoamericanos que buscan redireccionar su postura con Corea y mantienen la de retirar el “criminal” embargo a Cuba, la Casa Blanca no abordó el tema de manera directa.

Solamente confirmó que habrá más sanciones a la Isla y Venezuela; que con Corea del Norte se mantendrán las restricciones y seguirá la vigilancia de los expertos.

Por su parte, el Informe de la Reunión de Expertos Regionales en Preparación de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Fomento de la Cooperación Internacional en la Utilización de la Energía Nuclear con Fines Pacíficos, plantea el no uso nuclear con fines militares-bélicos.

Corea del Norte es el país con el mayor número de personal militar y paramilitar, con un total de 9 millones 495 mil activos, reservas, y paramilitares. Con una población de 25 millones 666 mil 161 personas (censo de 2021), su ejército en servicio activo de 1,21 millones de soldados y es el cuarto más grande en el mundo, después de China, Estados Unidos y la India

LOS OTROS INTERESADOS

En el contexto de la geopolítica, países como Irán, Siria, India, Pakistán, Turquía, la Federación Rusa, China, están interesados en apoyar a las naciones que muestran desacuerdos con Estados Unidos.

México mantiene “excelentes” relaciones con la mayoría de ellos y fundamentalmente con Rusia y China, a quienes el gobierno mexicano ha agradecido públicamente el “apoyo” brindado con motivo de la pandemia de Covid-19.

Bajo el renaciente nacionalismo en la región, aquellos que, a distancia, pregonan y ejercen el control casi total en sus países, otorgan el estambre para que se teja la cobija que cubra con su manto a quienes buscan “terminar con la sujeción estadounidense”.

Y todo indica que México busca ser protagonista principal.

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