Los Estados Unidos y Cuba Violan los Derechos Humanos

*En un Estira y Afloja de la Política, Ambas Naciones Están Actuando

*La Idea de Superioridad Respecto del Otro Está Haciendo Crisis

*Los Comités de Defensa en la Isla y la Eterna Cacería de Brujas

*La Falta de Libertad de Asociación Está Reflejándose Ahora

*Cuando el Poder Político Coloca Anteojeras a los Gobernantes

*El Vecino del Norte se Sabe Vencido por la Inteligencia Cubana

*Los Cubanos Están Hartos de Sacrificarse por la Revolución

Por Ezequiel Gaytán

A Napoleón Bonaparte se le atribuye la frase “La política de las naciones está en su geografía”. Lo cual explica en gran medida las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Históricamente han sido relaciones tensas. No exagero, pues desde que la isla era colonia española y libró su guerra de independencia (1895-1898) los americanos intervinieron alevosamente y España se vio obligada a firmar “El Tratado de París”. En la época contemporánea, octubre de 1960 inició el embargo debido a que Fidel Castro y la triunfante revolución iniciaron una serie de expropiaciones en favor de la Reforma Agraria y trastocó intereses norteamericanos. Pero fue en 1962 durante la administración Kennedy que las medidas se endurecieron debido a que el líder de la revolución proclamó su carácter socialista.

Dicho embargo ha sido condenado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en casi 30 ocasiones por casi todos los países del orbe con excepción de los EUA e Israel. Es más, la presión norteamericana ha llegado a lo ridículo cuando expulsó a la nación caribeña de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en 1962. Cabe destacar en este caso, la honrosa decisión del gobierno de Adolfo López Mateos quien se negó a expulsar a una nación hermana y mantuvo relaciones diplomáticas con el gobierno de Castro.

Dicho bloqueo se agudiza y se destensa según los presidentes norteamericanos. Así tenemos que Ronald Reagan y William Clinton han asumido una posición rígida, mientras que Barak Obama en marzo de 2016 visitó oficialmente la isla. Sin embargo, Donald Trump volvió a agravar las relaciones. Lo cual nos habla de la típica hipocresía norteamericana en materia de relaciones internacionales, pues mantienen relaciones con la República Popular de China y con la República Socialista de Vietnam.

Algunos argumentarán que el caso cubano es diferente debido a la cercanía geográfica, lo cual es aceptable, pero sabemos que la realidad es que a los extremistas del Partido Republicano les conviene que Florida sea un bastión de su partido.

El caso es que en un estira y afloja de la política, ambas naciones violan sistemáticamente los Derechos Humanos. Los Estados Unidos de América están decididos a asfixiar a la población, pues su intención mediante el bloqueo es que los cubanos carezcan de lo mínimo indispensable (comida, vestido, zapatos y enseres del hogar) hasta reventarlos y salgan a protestar, como ha acontecido en las últimas semanas. Lo cual, muy probablemente, es un movimiento respaldado por las agencias de inteligencia yankees. Que quede claro, la falta de insumos que favorecen la calidad de vida de la población es una clara violación a los Derechos Humanos. Por su parte, el gobierno cubano, en nombre de la revolución creó los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en cada manzana y asentamiento humano de la isla, con lo cual se ha provocado una sociedad temerosa, desconfiada, sujeta a chismes y cacería de brujas. La falta de libertad de asociación también es una violación a los Derechos Humanos.

Ambos gobiernos esgrimen sus argumentos en nombre de sus respectivas ideologías y, en efecto, tienen su parte de razón. Pero aquí lo que se observa es un juego de vencidas, un orgullo visto como un exceso de autoestima e idea de superioridad respecto del otro. Lo cual difícilmente permite objetividad a fin de reestablecer el diálogo y, en su caso, mejorar las relaciones entre ambas naciones en favor del pueblo cubano. Los Estados Unidos se saben derrotados en Vietnam y también se saben vencidos por la inteligencia cubana. Los cubanos están conscientes de que llevan 60 años sacrificándose por la revolución y ya están cansados, sobre todo, con la agudización de la crisis de la pandemia.

La solución política debe ser la que impere. Por su parte, el gobierno cubano podría otorgar ciertas libertades y entablar un diálogo diplomático con los EUA y, nuestros vecinos del norte podrían ya iniciar gradualmente el fin del bloqueo. Todo mundo lo sabe, pero los gobernantes históricamente no son las mentes más privilegiadas para leer la resistencia de las luchas sociales. Por algún motivo, el poder político les pone anteojeras. Hoy lo que hace falta es sensatez política y social.

Además de la clara violación a los Derechos Humanos por ambas partes, lo que está en juego es la calidad de vida de un pueblo que merece nuestro respeto y solidaridad.

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