Entre Cuidados y Respeto Acapulco Avanza al Acoger a los Turistas

Reportaje

*Notoria la Nueva Cultura Turística que ha Marcado la Pandemia

*Se Cumple con el gel Antibacterial, Toma de Temperatura y Cubrebocas

*Novedades: Elevaron la Escultura de la Diana Contra el Vandalismo

*Dejó de Existir el Paseo por la Costera en las Calandrias

*Ya se Inauguró el Autocinema en la Zona Diamante del Puerto  

Por Susana Vega López, Enviada

ACAPULCO, Gro.- El puerto de Acapulco no deja de ser un destino preferido por mexicanos y extranjeros por su cálido clima, su playa dorada, su tibio mar, su peculiar comida, y los bellos paisajes que se encuentran. Los vacacionistas llegan a un lugar donde se sienten en libertad, pero a la vez protegidos por los servidores del sector turístico que vigilan que en todas las áreas comunes las personas porten su cubrebocas, utilicen gel antibacterial y se les tome la temperatura.

Podría decirse que la gente, harta del encierro obligado por la pandemia que azota a la humanidad, decidió salir, volcarse a la playa y disfrutar de la vida sin pensar en las posibles consecuencias, aunque conscientes de que se avecina una tercera ola más agresiva del contagio del multimencionado virus que ha cobrado millones de vidas a nivel mundial porque así se ha hecho saber a través de los diferentes medios de comunicación.

Se nota que la jornada denominada “Acapulco Unido contra la Covid-19” ha permitido a las autoridades un manejo responsable del turismo que en este verano se ha volcado para visitar la zona Dorada, Diamante, la Tradicional o Pie de la Cuesta; el tráfico de vehículos sobre la costera Miguel Alemán va a vuelta de rueda en hora pico y cuando llueve, por momentos, se vuelve un gran estacionamiento, según pudo constatar Misión Política al comienzo de la temporada vacacional de verano.

Ahora se nota un Acapulco con puentes vehiculares, con nuevos hoteles, pero también con edificios abandonados porque a los dueños ya no les fue posible darles mantenimiento por diversos motivos, aunque también se encuentran nuevas construcciones que se han vuelto una atracción para el turismo por lo novedoso y original que resulta.

En la famosa glorieta de la Diana Cazadora, la escultura fue elevada algunos metros sobre una estructura metálica para evitar que el vandalismo siguiera haciendo de las suyas. La vigilancia de policías es notoria; los elementos de tránsito supervisan que los conductores vayan con el cinturón de seguridad puesto para no ser sancionados con una multa; el personal de los restaurantes toma la temperatura a los asistentes, exige ponerse gel y el cubrebocas en sus establecimientos a menos de que se esté comiendo; lo mismo sucede en los espacios de comida rápida o en los centros de autoservicio. El paseo en calandria jalada por caballos dejó de existir.

En la exclusiva zona Diamante ya existe un autocinema; en Barra Vieja, la playa Bonfil de esta misma zona se encuentra el restaurante bar familiar Compadre Noilo, el lugar favorito de los famosos (se observan fotos de algunos, en compañía del futbolista Jorge Campos) donde el pescado a la talla (huachinango o robalo) es la especialidad de la casa, así como el pollo estilo compadre Noilo. Se encuentra a pie de playa por lo que puedes jugar un rato con las bravas olas que te arrastran al menor descuido y/o zambullirte en la pequeña alberca con que cuenta este lugar con fachada de ladrillo y palapa de palma.

Cabe recordar que en Barra Vieja los pescados a la talla comenzaron a darse a conocer en el restaurante de Beto Godoy –quien se adjudica la creación- así como en el de Cira la Morena, famosa por portar joyas de oro de manera exagerada y quien, por cierto, falleció el pasado mes de junio –dicen- por Covid. Cuentan algunos que la gente regresaba con Cira porque a la mezcla de chiles, ajo, cebolla y mantequilla, entre otros condimentos con los que preparaba su receta, le agregaba toloache, ¿será? Y es que sabe delicioso este pescado que abren como mariposa, le untan la salsa y lo cocinan en incandescentes brasas.

En la playa siempre hay vendedores ambulantes que ofrecen huevitos cocidos de codorniz con limón, sal y chile; sopecitos con frijoles y queso, quesadillas de pescado, cocteles de fruta, nieves, churros, y dulces, entre otros, así como collares, pulseras, ropa. No faltan las personas que cobran por hacer trencitas o poner tatuajes.

En el Acapulco tradicional se acondicionó una casa para atraer la visita de los fans de Harry Potter llamada El Caldero Wizard’s Coffee que está ambientada con música de la aclamada saga donde los comensales pueden utilizar copias de la barita mágica, la capa y el sombrero del protagonista de esta afamada película.

El puerto se disfruta sin importar si rentaste un departamento, si reservaste un cuarto de hotel, si llegaste a acampar… Se nota la nueva cultura que ha marcado la pandemia que azota al planeta con la aplicación de medidas sanitarias; uno puede ver que el personal de restaurantes y hoteles constantemente sanitiza las mesas y las sillas como parte de las estrategias de prevención y protección del Covid-19 y sus diferentes cepas que poco a poco siguen tomando víctimas.

Pero lo anterior no baja los ánimos para disfrutar de un paseo por la famosa “banana”, que es un gran inflable donde se montan hasta ocho personas a quienes llevan a dar una vuelta por la bahía de Santa Lucía; donde el viento y la brisa del mar salpican a quienes toman esta experiencia que es inolvidable porque una lancha remolca este juego que termina por arrojar a los atrevidos al agua, ¡claro, con sendos chalecos salvavidas para quienes no saben nadar y para darle mayor seguridad a quienes sí saben!, pero, además, porque es un requisito para subir al inflable.

Cada una de las personas se toman de una agarradera de mecate que está frente y a nivel del asiento para guardar el equilibrio y no caer al mar cuando la lancha agarra mayor velocidad o realiza un giro; el aire que pega en la cara es refrescante y el paseante puede observar (casi siempre) un barco a la vista, así como pequeñas islas donde se han grabado escenas de películas. Los precios que marcan las mantas publicitarias son de 150 pesos por persona, aunque pueden bajar el costo si la familia es numerosa.

El vuelo en paracaídas es otra experiencia que no todos se atreven. La vista es espectacular y los guías son expertos para asegurar un vuelo placentero. El costo: 600 pesos. También hay motos acuáticas, paseos en cuatrimoto o en caballo por la playa. Y si no quieres atreverte, sencillamente camina o corre descalz@ por la arena, acuéstate debajo de una sombrilla, lee un buen libro, escucha el murmullo de las olas, recréate con el vuelo de las gaviotas y uno que otro pelícano y olvídate del estrés que deteriora el sistema inmunológico.

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