Por Alberto F. Mena Mallen
Los problemas que padece nuestro país, además de que se deben a la corrupción de gobiernos anteriores, al desinterés por resolverlos en forma adecuada, también por causa de la ineficacia y ahora por la austeridad republicana y la falta de visión de nuestros administradores, actúan tarde, ya que, en lugar de preverlos, van atrás de ellos, tapando hoyos a los que se les echa tierra, pero de otros hoyos que ellos mismos abren.
Muchos ciudadanos, conscientes de las circunstancias, reconocemos que tanto la pandemia como los problemas de antaño han sido muchos y complicados para solucionarlos, pero en el actual gobierno, se han sumado muchos otros que se ven difíciles por el tratamiento que se les ha dado y existen muchos ejemplos. Sus soluciones van atrás de los problemas, no adelante para mitigarlos o acabarlos.
Uno que aún está latente. Los “encharcamientos” que finalmente terminan en inundaciones, muchas de ellas porque no hay un programa de concientización hacia la población para que no tiren basura, o por lo menos instalar botes de deshechos en las calles como lo hacen algunos ayuntamientos, como lo hace Naucalpan, lo que facilita su recolección. En muchas ocasiones, uno anda en la calle y sale basura de lo que se adquiere para mitigar el hambre, y los envoltorios, cuando se es una persona cuidadosa, lo guarda en sus bolsas y luego lo tira, pero hay personas que la avientan en la calle al no haber algún sitio destinado para ello.
Igualmente, no se hacen las obras o no se cumplimentan los servicios en forma adecuada, -por pésimos pagos a las personas recolectoras de basura, o descompostura de camiones recolectores, o el no arreglar fugas de agua, por ejemplo-, lo que genera más broncas para la autoridad y quienes salen perjudicados son los habitantes, y lo vemos a cada rato y cada año, cuando el agua de lluvia deja sin pertenencias a muchas familias que tiene que padecer a gobiernos lentos y pésimos para solucionar este tipo de asuntos. Las personas tienen que esperar mucho tiempo para que las autoridades los apoyen tanto en el rescate de sus viviendas como de sus pertenencias.
Hasta hubo ordenes presidenciales para inundar zonas bajas, cuando se tomó la decisión en noviembre del año pasado en Tabasco, de no abrir compuertas de la presa El Macayo para evitar que se inundara la capital Villahermosa. Si no es por la lluvia, donde la basura tapa las coladeras, es porque se revientan tubos o se desbordan caudales, ello debido a falta de mantenimiento o de obras de ampliación o reparación adecuada.
En salud, el año y medio que llevamos de pandemia, también van atrás las soluciones de los problemas. Claro que se atravesó la pandemia, pero las autoridades solo le dieron preferencia a la atención de este mal, con el fin de que no se les saturaran los hospitales, y dejaron a un lado todos los padecimientos de la población que se exponenciaron conforme avanzaban los días.
Por supuesto que era más importante atacar al coronavirus para evitar más decesos, pero tal y como lo ha hecho este gobierno, se olvida de todo lo demás y sólo ataca un frente. Igualmente es de reconocerse que hay pocos recursos, pero no han sido canalizados en forma adecuada. Lo vimos con las guarderías, que fueron cerradas de sopetón, pero no se atendió el problema de las mamás trabajadoras que tuvieron que vérselas a cómo diera lugar, con el apoyo de familiares, amigos y demás para que cuidaran a sus hijos.
El desabasto de medicamentos aún continúa, particularmente para atender a los niños y personas con cáncer, quienes siguen manifestándose para exigir al gobierno que surta dichas medicinas, ya que hay algunas que tienen un costo muy alto que no pueden pagar las familias. En cuanto a los pacientes con enfermedades degenerativas y que son atendidos cada mes para que reciban una evaluación, la mayoría se retira de las clínicas sin las recetas completas, ya que argumentan en las farmacias que no han sido surtidas. Muchos tienen que adquirirlas en forma privada, lo que sucede cada 30 días.
Otro asunto que se tiene es el de la contaminación atmosférica. Cada año se conoce que hay incrementos en los niveles de ozono y partículas suspendidas, pero no se atacan las fuentes, ni móviles ni estáticas, como por ejemplo lo de generar gasolinas con carbón combustóleo que provoca el aumento de dichos índices, o el revisar a los verificentros que siguen autorizando vehículos contaminantes con un pago extra. Antes se hacía fuera del pago correspondiente, ahora lo cobran junto.
El aeropuerto cancelado, o no nos dijeron la verdad porque hay muchas cosas atrás o fue un simple berrinche del presidente, tal y como lo han mencionado los fifís y la mafia del poder; hubo rumores en el sentido de que muchos funcionarios de anteriores gobiernos se habían apropiado de terrenos aledaños al mismo, pero nada se dijo al respecto. El argumento de la corrupción, se deshizo con la petición en el sentido de que habría que buscarla y castigar a quienes andan inmersos en ella, pero se prefirió una solución más cómoda o crear un emblema de la 4T con el aeropuerto Felipe Ángeles.
El asunto de la inseguridad, mientras que el presidente afirma continuamente que vamos bien, de que el país está en calma y de que ya no hay masacres, la realidad lo contrapone, ya que con frecuencia se dan en diferentes entidades del país, como el sucedido en Tamaulipas, donde los narcos abatieron cuando menos a 18 personas, debido a que querían “calentar la plaza” y dispararon a diestra y siniestra sin importar a quien mataban.
Así como todo lo anterior, algo que se vive cotidianamente es el incremento a los precios de los artículos básicos, ya que las despensas suben cada día y un ejemplo son las tortillas que pasaron de 13 a 16 pesos en el Valle de México, cuando es un producto importante en la dieta de muchas personas. Inflación que no ha podido ser detenida, ya que se comenta entre la población que las autoridades andan metidas más en la próxima sucesión presidencial que en sus asuntos.
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