*Lázaro Cárdenas y Echeverría lo Impulsaron, Actualmente lo Matan
*El Abandono del Campo Mexicano Empieza a Cobrar los Errores Gubernamentales
*La Consecuencia: hoy se Gastan 60 mil millones de Pesos en Importación de Granos
*El Consumo Interno de Maíz Blanco es de 13.6 Millones de Toneladas
*Kilo de Tortilla: Entre 16 y 28 Pesos, mil por Ciento Superior al de 22 Años Atrás
Por Gerardo Lavalle
Vacunas contra el hambre y la pobreza: tortillas y frijoles.
En el extraño mundo de la transformación, olvidaron que su promesa fundamental fue -porque ya no lo es- “por el bien del país, primero los pobres”.
Y sí, con dinero público que se regala a cambio de votos, medio se mata el hambre y las enfermedades. Éstas menos por la muy conocida falta de medicamentos a causa de una mala planeación gubernamental para combatir la corrupción existente en las farmacéuticas y distribuidores.
Cuando las tortillas se convierten en platillos voladores por lo elevado de su precio, afloran las ocurrencias: importaremos maíz para que haya competencia. Algo que se fulminó con las reformas a la Ley de la Industria Eléctrica y de Hidrocarburos. Ya no hay competencia de nadie y la CFE y Pemex tienen el privilegio de retrasar las energías limpias y romper acuerdos con empresas internacionales que, en el caso de la petrolera, invirtieron ya 300 millones de dólares.
Así como en enero de 2007 -apenas dos meses de haber tomado posesión Felipe Calderón-, en junio de 2021 la tortilla registró incrementos que la llevaron a cotizarse en 28 pesos el kilo y promediado en 21. En aquella ocasión, Calderón reconoció que el desabasto de maíz lo tomó por sorpresa. Y enseguida importó el grano para satisfacer, en lo que se pudo, las necesidades de los millones -todos o cuando menos el 95 por ciento de los habitantes del país- de mexicanos para que encontraran la preciada tortilla y a precios accesibles.
Esa crisis se manifestó por una repentina alza del precio de la tortilla, que subió en enero 2007 de $6.00 a $9 y hasta $13/kg. según las regiones, causando malestar y expresiones de descontento contra el flamante gobierno. Un estreno “de lujo”.
Lo mismo le lo ocurrió al presidente López. En enero de 2919, con apenas 6 semanas en funciones, se presentó la crisis de las gasolinas. Los Angeles Times publicó un extenso reportaje sobre el tema y estableció que el problema lo creó el propio presidente, al tomar la decisión de cerrar las los ductos de Pemex para combatir el robo de combustible. Era también el estreno de otro flamante gobernante.
IMPORTAR MAÍZ POR DESABASTO
Abandonado desde Palacio Nacional, el campo mexicano ha resentido recortes sustanciales en el Presupuesto de la Federación en 2020 y 2021. Al menos 40 mil millones de pesos no se entregaron y se cancelaron decenas de programas de apoyo. El secretario de Agricultura, Víctor Villalobos Arámbula, presumió que al cierre del año pasado los productos agroalimentarios generaron sustanciales exportaciones en 2020. Poco ha hablado de la producción para el consumo interno.
El pasado 2 de julio, ante el intempestivo aumento en el precio de la tortilla, el presidente anunció una medida: “Vamos a atender esto sobre el precio de la tortilla, hay muchas formas de tener control (…) En el caso de la tortilla, hay otros mecanismos que pueden utilizarse, por ejemplo, abrir la importación, para que haya más competencia, y que se tenga más maíz”.
Sin embargo, la importación de maíz ya se incrementó en el primer trimestre de 2021. Un informe del Grupo de Mercados Agrícolas, dado a conocer a principios de abril, reveló que entre enero y marzo se incrementaron las compras del grano, amarillo y blanco, en 63 por ciento con respeto al cierre de 2020.
De acuerdo con informes oficiales, el Gobierno mexicano gasta alrededor de 3 mil millones de dólares -unos 60 mil millones de pesos- en la compra del grano. A cambio, ha quitado los subsidios a la energía eléctrica, al diésel y desapareció Procampo, programa que estimulaba la producción agroalimentaria.
LOS EJIDOS SE INVISIBILIZAN
A diferencia de lo que hicieron presidentes como Lázaro Cárdenas, Luis Echeverría y José López Portillo, en la administración del presidente López el ejido ha sido y es, hasta ahora, cero a la izquierda.
En el sexenio de Cárdenas se tiene el registro más elevado de dotación de tierras seguido por Echeverría. Hasta ahora no se conoce que la 4t haya decretado la entrega de tierras de la Nación a miles de campesinos que se han convertido en los invisibles del régimen.
Con Echeverría terminaron en buena medida los latifundios cuyos propietarios era, generalmente, los políticos del pasado. Con Carlos Salinas de Gortari, al reformar el artículo 27 para que a los ejidatarios se les escrituraran sus parcelas, comenzó el declive del ejido. Aun así, según datos del Registro Agrario Nacional todavía existen cerca de 29 mil. En ellos participa 5.6 millones de ejidatarios que, prácticamente, han sido abandonados y a pesar de contar con el 54 por ciento de la superficie dedicada a la agricultura, unos 102 millones de hectáreas, su producción, por falta de modernización y apoyo para comercializarla, abre la ventana a los grandes productores.
La mayoría de los ejidatarios tenían la vocación de sembrar maíz y ante la falta de recursos, maquinaria e insumos de labranza, dejaron de barbechar la tierra y la agotaron. La reducción en la producción de maíz proveniente de los ejidos fue compensada por los grandes agricultores de Sinaloa, seguido por Jalisco, Estado de México, Chiapas y Michoacán. La producción conjunta alcanza un volumen de 20 millones de toneladas de maíz a nivel nacional.
Un informe de la Secretaría de Agricultura detalla que el consumo interno de maíz blanco es de 13.6 millones de toneladas, principalmente transformado en tortillas.
México exporta el maíz blanco que no se consume en el país. Por cuanto al maíz amarillo, utilizado para alimentar ganado, aves y cerdos, el país es deficitario. Las importaciones llegan a superar hasta en cuatro veces a la producción nacional. Se importan alrededor de 14.8 millones de toneladas y el 99 por ciento corresponde a productores de Estados Unidos.
¿ESPECULACIÓN DE LOS PRODUCTORES DE HARINA?
A pesar de que la tortilla es el “alimento del alma y el cuerpo” y en México se consume en todos los estratos sociales, oficialmente solamente existen dos empresas que industrializan el maíz, lo convierten en harina.
De acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE) del INEGI, en el país existen más de 110,000 tortillerías.
Y solamente el 30% de ellas, utiliza masa de maíz tradicional para producir las tortillas que llegan a la mesa de millones de mexicanos.
El resto usa la harina que producen Gruma -Maseca- y Minsa -empresa paraestatal-, y dependen en mucho del precio que les fijan y que, presuntamente, obedece a los que ronda en el mercado de derivados con sede en Chicago.
Hasta el 31 de diciembre de 1998, el precio de la tortilla lo fijaba el Gobierno. En el penúltimo año del mandato de Ernesto Zedillo, se liberó.
El decreto presidencial se publicó el 31 de diciembre de 1998 y entró en vigor el primero de enero de 1999, con lo cual pasó de 2.60 pesos el kilo a 3.24, 48 por ciento de aumento.
En julio de 2021 el precio de un kilo de tortilla es de entre 16 y hasta 28 pesos, mil por ciento superior al de 22 años atrás.
Ante el incremento, que supera la inflación en 70.2 por ciento, las protestas de quienes la consumen se han incrementado.
Y como hace 14 años, el gobierno no está preparado para frenar el alza del alimento.
Surgió la advertencia: revisar la forma en qué operan los industriales de la masa e importar maíz amarillo -eso dijo el presidente- para superar la décima crisis que se presenta en la actual administración.
La observación gubernamental para que se haya disparado el precio de la tortilla es la “especulación que hacen realizan los productores”, quienes de inmediato negaron que el aumento se deba a acciones especulativas.
Rubén Montalvo, presidente del Consejo Rector de la Tortilla Tradicional Mexicana y la Cámara Nacional de la Industria de Producción de Masa y Tortillas, solicitó al gobierno que Seguridad Alimentaria Mexicana -que fusionó a la anterior Conasaupo con Liconsa- y a cuyo frete se encuentra Ignacio Ovalle Fernández, les entregue maíz blanco a precio similar al que se oferta en las tiendas de la cadena oficial.
Hasta el momento no hay respuesta alguna.
Y ello, advierte el propio Montalvo, hará que el precio del alimento mantenga su carrera alcista.
Lo dicho comendador: las vacunas para el hambre y la pobreza son la tortilla y los frijoles.