Por Jesús Michel Narváez
Llamado desdeñosamente por alguien que jamás recibirá un reconocimiento por ser un autor, intelectual o historiador, “orgánico”, Enrique Krauze recibió hace unos días el III Premio de Historia Órdenes Españolas, promovido por las Órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa.
Las manos del rey Felipe VI se extendieron para hacer entrega del galardón que implica el reconocimiento por la importancia de sus estudios, el rigor de su documentación y el alcance de sus conclusiones, y que alguna parte de su obra esté relacionada con lo hispánico y su proyección en el mundo.
Hurgué entre los premios o reconocimientos que haya recibido el presidente López por sus “19 libros de gran éxito”, y no encontré ninguno. Vaya, ni sus editores le han rendido homenaje. El único galardón y en segundo lugar del podio se lo otorgó la Fundación Internacional City Mayor como segundo Mejor Alcalde del Mundo en 2004. (Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum obtuvieron el primer lugar).
El tema viene a colación porque mientras desde el púlpito presidencial se descalifica a los intelectuales mexicanos, los de valía, y se les etiqueta de “orgánicos” que sirvieron a los regímenes corruptos, en el mundo de la cultura se les admira y reconoce por sus trabajos.
Krauze es un historiador que en sus libros proyecta el conocimiento y, además, muestra una independencia literaria, muy probablemente heredada de su gran maestro, Octavio Paz, con quien convivió durante décadas.
Allá en España, en donde recibió el III Premio de Historia Órdenes Españolas, el mexicano pronunció un discurso en el que ratificó su independencia intelectual.
El diario El País publicó la información de manera destacada y dio a conocer las razones por las cual el jurado del premio se lo otorgó a Krauze.
Dice: El jurado del premio de Historia Órdenes Españolas ha valorado que la obra de Krauze “abarca toda la historia mexicana como nación, desde una amplia perspectiva que acoge tanto a sus actores como a las instituciones”, ha declarado la Casa Real en un comunicado. “Basándose en la investigación, ofrece una visión independiente de la historia mexicana donde se conjugan los elementos indígenas con la cultura cristiana recibida de Europa”.
Krauze ha sido reconocido con cuando menos 11 galardones que van desde el Premio de Literatura Magda Donato, por Caudillos culturales en la Revolución mexicana en 1976 pasando por la Beca Guggenheim, la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X El Sabio, España, hasta el reciente.
Es un excelente escritor-periodista que ha sabido amalgamar la historia con el presente y establecer un futuro, no solo de México sino del mundo hispanoparlante.
¿Por qué el presidente López se ensaña con los intelectuales y con los periodistas?
Tengo la sospecha de que los envidia. Sus textos, muchos de ellos prácticamente copiados de autores extranjeros, no aportan nada que conlleve a una nueva forma de gobierno, de economía, de democracia.
En cuanto a los periodistas, el haber estudiado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en donde se cursa la carrera de periodismo, seguramente no pasó la materia y por ello los (nos) desprecia tanto. No pudo convertirse en periodista -y qué bueno, porque mentiría en cada nota que escribiera- y se convirtió en el político que quiere ser amado, aunque el rechazo sea manifiesto.
Supongo que el premio otorgado a Krauze no debe haberle caído bien y más pronto que tarde la emprenderá de nueva cuenta contra el historiador y repetirá que está al servicio de los ricos, oligarcas y fifís.
Estoy convencido de que Andrés Manuel López tiene envidia de los triunfadores intelectuales y periodistas que hacen opinión.
A Krauze mi reconocimiento por su talento. A López, mi reclamo por mostrar su rencor y desprecio contra los periodistas y… ahí la dejo.
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