La Imparable Hierba Buena y El Estado Emprendedor

Por Fernando Hernández De La Rosa y Raúl Mondragón von Bertrab[1]

“El problema del NAFTA es la industria mexicana.”
Tenemos la necesidad de hacer mercaderes que generen dinero y no gente que viva del dinero; hay mucha riqueza, pero muchos de los ricos mexicanos son sencillamente caballeros, hijos de los mercaderes.”
 “Hemos estado metidos en cajones y muchas de las grandes
empresas se hicieron a través de privilegios.”
 “Necesitamos empresarios, no tanto que hayan ido a Harvard, aunque sí se requiere ese tipo de gente, pero eso no los hace empresarios. La realidad se hace aquí.”
-von Bertrab, Hermann, a cargo de la Oficina de Negociación
del Tratado de Libre Comercio en Washington, D.C.

La legalización de las drogas en el mediano plazo es imparable. Al menos en cuanto a la cannabis, el proceso en marcha tiene peso específico y vida propia. Ayer día, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitucional la ley que prohibía el uso lúdico de la marihuana, declarando inválidos cinco artículos de la Ley General de Salud (LGS), eliminando el término “sólo con fines médicos y científicos” y el obstáculo, por ende, para que la Secretaría de Salud (SS) autorice el autoconsumo de cannabidiol (CBD) y tetrahidrocannabinol (THC) con fines recreativos.

El argumento central de la SCJN, expresado por su ministro presidente, es la consolidación del derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad. Esto compagina con las políticas adoptadas por países de primer mundo como Canadá y Estados Unidos, socios nuestros además. Sin embargo, mientras que la fiebre del oro verde en el país de la hoja de maple podría ceder en unos cinco años y los norteamericanos seguramente verán un fuerte ajuste hacia monopolios mamut una vez que se federalice el mercado, ahora circunscrito en cada estado de la Unión, el potencial del centenario mercado mexicano –hoy en la teoría el más grande del mundo en cuanto a marihuana legal- es enorme. Se estima, por ejemplo, que el mercado mexicano para el uso medicinal de la cannabis se siga duplicando cada tres años para llegar a un valor aproximado de $250 millones de dólares en 2025.

A escena el Estado emprendedor, concepto detallado por la economista italoamericana Mariana Mazzucato, quien detalla en su libro con dicho título como el legendario estereotipo estadounidense del emprendedor solitario y hecho a sí mismo, solo tiene explicación por la inmensa y sostenida participación del Estado en la investigación, el desarrollo y el financiamiento de proyectos de muy alto riesgo, que en el caso americano se tradujeron en la revolución de la tecnología de la información que se generó en Silicon Valley, así como en la tecnología base del Internet, el algoritmo de Google, la interfaz de usuario gráfico que posibilitó los sistemas operativos de Apple y Microsoft, y en Tesla, la empresa automotriz con mayor valor de mercado.

Lo anterior puede resultar sorprendente dada la reputación del Estado como regulador del mercado, en el mejor de los casos, o como obstáculo al emprendimiento por su carga regulatoria e impositiva. El rol de incubador, investigador y desarrollador de ideas es difícil de imaginar en ambientes de control estatal y proteccionismo, como ha sido el caso en nuestro país, pero existen muchas razones para replantear los dogmas que hasta hoy se mantienen. La primera es la posibilidad de crear una visión de futuro que impulse un ecosistema simbiótico, en oposición a una relación parasitaria que convierte a los empresarios en beneficiarios de una vía de un Estado paternalista y endeudado.

Por otro lado, la inercia de esta proactividad obliga al Estado a la atracción de talento -en oposición a su fuga y ejemplo de lo cual es un Premio Nobel recientemente a cargo de la política energética estadounidense-, a la creación de mercados, a la identificación de fortalezas y debilidades, a la adopción de medidas de competitividad, a la actitud vanguardista.

Sin importar la ideología política, la creación de riqueza y oportunidades reales para toda la población son respuestas de sentido común para un Estado emproblemado y sin rumbo. Quizá ahí esté la salida para las decisiones que sobre proyectos de gran envergadura ha tomado el gobierno en turno. Ojalá alguien lea el libro.

He aquí el potencial de la cannabis.

[1] info@shr.com.mx

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