IMSS-Bienestar, Herencia Neoliberal

Del ABC Político

*Los Distanciamientos Políticos en la 4t

*Director del Metro Descorre el Velo

Por Gerardo Lavalle

A.- Anunciar que 80 hospitales serán absorbidos por el IMSS para dar atención a los que cuentan con servicios de salud y representan la pobreza absoluta, viola el Pacto Federal y la Soberanía de los Estados y aunque no guste, existe en la Constitución.

Algunos gobernadores ya brincaron y entre ellos, aunque usted no lo crea, el de Puebla, Miguel Barbosa Huerta. Después de desarticular el Seguro Popular, haber adaptado hospitales para atender la pandemia -que está rebrotando en cuando menos 11 estados del país-, carecer de personal sanitario, no tener en stock medicamentos y con un INSABI que no acaba de nacer, el presidente quiere administrar todo el sector salud a través del Instituto Mexicano del Seguro Social, lo que es virtualmente imposible.

¿Por qué? Porque el Instituto no es del Gobierno. Es un órgano tripartito en el que participan Gobierno, patrones y trabajadores. La decisión no es unilateral. La Ley Orgánica del IMSS establece los límites legales.

Es una medida arbitraria, como muchas que se toman en Palacio Nacional y que seguramente no cuajará. La propuesta es que esos hospitales -no determinados todavía, pero se conocen en las entidades porque dependen del presupuesto estatal- pasen a ser administrados por el programa IMSS-Bienestar.

Con el desdén por las leyes que es característica de la cuatroté, el presidente anunció en Baja California: “Lo que podemos celebrar es que no desapareció el sistema y se conservó por 40 años: es un sistema de atención a la población en general con un primer nivel, comunidades médicas rurales y estos hospitales. El propósito original era que este sistema no solo se fortaleciera sino se ampliara y que todos los hospitales del sistema público manejado por los gobiernos estatales y con el esquema del Seguro Popular, mejoraran en cuanto a equipos y desde luego con personal especializado”.

Contradictoria afirmación. Desde que asumió el gobierno federal, inició el desmantelamiento del Seguro Popular, al IMSS envió a un expanista que fue el primer funcionario de alto nivel en renunciar; le quitó al Instituto la compra consolidada de fármacos; pretendió instaurar un sistema de salud como el de Noruega y, los resultados están a la vista: México tiene un sector de salud pública deplorable.

Todavía más contradictoria su posición al afirmar que “Lo que podemos celebrar es que no desapareció el sistema y se conservó por 40 años…”. Porque el sistema fue creado en el gobierno de Luis Echeverría y su director era Ignacio Ovalle, hoy al frente de Sesalmex, y fue conservado y ampliado por los neoliberales que tanto cuestiona y acusa de haber saqueado al país.

Su propuesta tiene que pasar por el Congreso y probablemente logre reformar la Ley del IMSS, si es que no se atraviesan los trabajadores. El tema dará mucho de qué hablar en las próximas semanas si el planteamiento se mantiene. Muchas promesas se han anunciado en Palacio y escasas se han cumplido.

B.- Todo apunta a una campaña propagandista en contra de los “que traicionaron a Morena” durante las pasadas elecciones.

Las baterías están dirigidas al Senado de la República, en donde Ricardo Monreal ha sabido tejer una política de apoyo, sin sumisión, a las iniciativas presidenciales.

La historia que hoy se cuenta tiene sus orígenes en la selección de candidato a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México; el distanciamiento con Claudia Sheinbaum; y Martí Batres, quien responde a los intereses de grupos políticos que tienen acorralado al partido oficialista y en los diferendos con algunas iniciativas que no corresponden a la realidad y se alejan del marco jurídico constitucional.  Como ejemplo reciente están los comentarios del congresista zacatecano en torno a que las iniciativas que pretende enviar el presidente para reformar la Constitución en tres renglones: energía eléctrica, hidrocarburos y electoral, no pasarán fácilmente.

Él sí le entiende a las matemáticas y cuenta con menos votos de los necesarios para conformar las dos terceras partes de los senadores requeridas para aprobar modificaciones a la Constitución.

Pareciera haber una brecha entre lo que opina el presidente con las observaciones de Monreal.

En el Senado se tiene la impresión de que desde Palacio, concretamente desde la Consejería Jurídica, se elabora la estrategia para relevar al congresista de la jefatura política de Morena en la Cámara Alta.

Algunos senadores han comentado que sería suicida para el partido guinda intentar un relevo a la mitad de la legislatura, aunque no sería la primera ocasión en que ocurriese, por situaciones similares durante los gobiernos del PRI.

Seguramente el colmillo de Monreal, que no supera al de López, o cuando menos están empatados, tendrá que salir a relucir para amainar la tormenta.

Y esperar, pacientemente, el 2024.

C.- Las declaraciones del nuevo director del metro, Guillermo Calderón -ingeniero químico- en las que detalla el trabajo que desarrollará en “los próximos meses” -se notó inseguridad de permanecer en el puesto- mostraron que el Sistema de Trasporte Colectivo está abandonado en el terreno del mantenimiento.

En sus primeras expresiones ya ungido, puso de relieve la urgencia de cambiar el equipo en el Puesto Central de Control I y organizar las corridas de convoyes.

Del tema de la tragedia lo abordó de pasadita.

Hizo bien en no meterse en danzas. Aunque se le quiere echar tierra al doloroso asunto, buscando responsables en el pasado inmediato, la realidad es que a Miguel Ángel Mancera no se le colapsó el Metro y a Claudia Sheinbaum tampoco en 18 meses. Si no se le dio mantenimiento en la pasada administración ¿cómo resistió ese tiempo?

Cortinas de humo que el viento y el tiempo desvanecen.

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