Por Jesús Michel Narváez
Cuando un gobernante le falta el respeto a sus gobernados no puede esperar a que se le trate con respeto.
Al presidente López le reconocemos haber llegado a (des)gobernarnos por la vía democrática. Y más allá de ello, no merece trato diferenciado. Porque, aunque lo niegue también es clase media.
Acusarnos a los que no votamos por su proyecto, por lo menos en la Ciudad de México, de ser una clase media manipulada ¿por quién o qué? y que esa misma clase fue la que le concedió el poder a Hitler, derrocó a Salvador Allende y asesinó a Francisco I. Madero, no solamente es un despropósito sino una falacia concebida por una mente enferma.
Busca ser adorado. Tener sumisos a todos los pobladores de esta enorme nación, digna de ser gobernada por quien entienda que no todos somos iguales, que la educación no ha sido pareja, que las neuronas se acongojan en los perezosos y están que saltan en los cerebros de los aspiracionistas.
López niega ser aspiracionista y niega sus orígenes. Siempre quiso el poder y luchó hasta alcanzarlo no para servir y unir a la Nación. Con una idea de venganza, anidada por años en su pequeño mundo, se atreve a llamarnos fascistas por no estar de acuerdo con su proyecto, por tener el deseo de superación que conlleva una mejor posición económica, una mayor responsabilidad, una satisfacción de haber saltado los muros que se nos impusieron en el pasado y observar que aún quedan algunos por superar.
No lo comprende. Su reducido mundo, su supina ignorancia en todos los ámbitos, lo lleva a decir lo que un gobernante tiene vedado: agredir, acusar sin sustento a una clase media.
Lea lo que dijo. No lo invento yo.
“Cuando hablo de la clase media aspiracionista, me refiero a quienes tienen una influencia producto de 36 años de dominio neoliberal, que influyó mucho en lo educativo, con la idea de triunfar a toda costa, sin escrúpulos morales de ninguna índole, es escalar, ascender en la escala social como sea, ‘haiga sido como haiga sido’”.
López tiene 67 años. ¿Dirá que a sus 29 no tuvo influencia alguna de las clases medias neoliberales? Estudió en la UNAM y tardó 14 años en obtener el título. Sin duda pertenecía al mundo de los fósiles.
Yo tengo 74 años. Soy clasemediero. No pertenezco a ningún partido político. No tengo antecedentes penales. He formado una familia que, por supuesto, es clase media-media. Cuando el neoliberalismo que refiere López, me dedicaba a trabajar como burro. En el Universal Gráfico, en El Universal, en El Sol de México, en El Periódico y en Misión Política. ¿Debo tener solamente un traje y un par de zapatos?… ¡no señor presidente! Mi trabajo no me permite andar andrajoso, con el traje arrugado y mal cortado y los zapatos sucios.
José Agustín Ortiz Pinchetti, Fiscal para Delitos Electorales y un periodista digno de llamarse comunicador, escribió un texto sobre si amigo y jefe en el que desvela cómo ha perdido el rumbo. A él no lo recrimina. A nosotros sí. Y a la clase media la ofende y se conduce como el inmaculado que no es ni ha sido.
No, señor presidente: usted no tiene derecho de faltarnos al respeto. Y sí, admito que voté en contra de Morena y lo hice por las oposiciones.
Vivo en un país de libertades y usted no me las quitará, no nos las quitará, aunque utilice las fuerzas armadas para lograr su propósito.
Y si los ejemplos que puso tuvieran alguna validez histórica, concedo ser FASCISTA.
Pero usted es un DICTADOR.
No señor presidente. No tiene la calidad humana para descalificarnos a los clasemedieros y menos derecho de faltarnos al respeto.
Ya bájele una raya al tigre que, en cualquier momento, se puede soltar.
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