Clasemedieros

Yo Campesino

*El Ganso Quiere un País de Pobres, Desempleados e Iletrados, sin Mejoría ni Esperanza

Por Miguel A. Rocha Valencia

Como sabemos que el Ganso rechaza todas opinión contraria a lo que él ¿piensa? Estamos seguros de que cuando se lanzó contra las clases medias o mejor preparadas del país, aunque lo sean a nivel medio básico, externó que su idea de un México de pobres en lo económico y educativo. Es más, si fuera de miserables, desempleados e iletrados, estaría feliz.

De esa forma, con un México a su nivel, el Mesías de la 4T gobernaría con comodidad, sin contestatarios, críticas o inconformidades, sólo reconocimiento a una política de entrada de dinero a cambio de nada, con la cual se inhibe el deseo de progreso y con ello el sentido de democracia o cambios hacia arriba.

El problema es que nuestro país ya no es de esos, los niveles de estudio son más altos que el promedio de Venezuela, Cuba, Nicaragua. Los de bienestar, son con mucho, más altos, aquí los profesionales no andan mendigando a los visitantes que les regalen cosas y nuestras mujeres no deben transformarse en “jineteras” para conseguir el sustento.

Pero se van de México cuando las condiciones les impiden superarse, como sucede ahora con la 4T, en que el flujo migratorio ilegal hacia Estados Unidos se volvió masivo y por eso el repunte de hasta 17 por ciento en las remesas que son alivio a nuestra economía, pero sobre todo para quienes las reciben.

En este sentido podríamos hablar mejor de población urbana que representa el 47 por ciento de los habitantes y que empuja al crecimiento de las familias que ya no están en niveles de miseria y cuyo número aumentó, “curiosamente”, en tiempo de la mafia en el poder en cuatro millones de personas. Las clases medias se ubican en el 42 por ciento del total de los 126 millones que somos en el país.

De tal suerte que, como comentábamos ayer, el golpeteo que iniciaron desde Palacio Nacional y el del Ayuntamiento contra quienes viven mejor, resulta un recurso muy gastado y que se le dice “lucha de clases” de inicios del siglo pasado y llegó a su clímax entre los años cuarenta y cincuenta, decayendo en los sesentas y su total desacreditación en los setentas a pesar de dar paso a tiranías férreas y genocidas por hambre o violencia.

Por eso, cuando el machuchón y la jefa de gobierno de la CDMX se refieren con desprecio a una guerra sucia que permeó entre los mejor preparados, informados o con solvencia económica que votaron contra o no a favor de Morena, sacan un discurso viejo y que no hará el efecto deseado, aunque sí causa confrontación entre las personas.

Si fueran objetivos, menos viscerales y aceptaran consejos, esos personajes que se treparon al poder desde hace más de 25 años, tendrían que reconocer el proceso dialéctico de las sociedades, lo cual resulta difícil para una técnica e imposible para un ignorante que sólo se guía por la imitación para intentar sostenerse en el poder sin críticas, aunque los números y resultados digan que está equivocado.

Por eso, pedir a este tipo de personas cambiar su discurso por uno moderno, novedoso y que no confronte, será difícil, no saben y lo peor no tendrían capacidad intelectual para hacerlo, por eso se mantienen más que como gobernantes, como agitadores sociales, de eso han vivido.

Todavía recuerdo que uno de esos sujetos, hoy alcalde, amenazaba a Marcelo Ebrard que, si no le daba una jefatura delegacional, se regresaría a la lucha social, lo cual implicaba alzar a taxistas y grupos populares para hacerle marchas y plantones, quien fuera sucesor del Ganso decidió entregarle el cargo que ese personaje ha detentado tres ocasiones, y va por la cuarta.

Así se llevan, así son, con la diferencia de que el discípulo de Manuel Camacho Solís no tiene cuadros para movilizar, viene de la administración pública, es fifí, milloneta, sus actuales jefes no, pero sí saben de movilizaciones de una “agitación social” que a estas alturas se oye y es tan trasnochada que, por eso, cerca de cuatro millones 100 mil personas decidieron ya no votar por Morena, dejando en un mito aquello de los 30 millones de sufragios a favor de la 4T. Hoy andan abajito de 16 millones, con un padrón electoral de 96 millones entre quienes hay no menos de 36 millones de clase medieros.

Los demás integran segmentos de pobreza y riqueza.

Seguro tienen esos datos, son del Inegi, no fueron inventados por los conservadores, fifís o adversarios de la 4T. No se les olvide, 17 por ciento de los “suyos”, ya votaron otras opciones.

Ahora resulta que para los morenos y su líder es pecado aspirar a mejores condiciones de vida, a mejor nivel económico o ir a la universidad.

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