Por Jesús Michel Narváez
A Ignacio Mier Velasco parecen no entrarle las matemáticas pitagóricas y tampoco comprende al bloque opositor en San Lázaro.
La nueva composición de la Cámara de Diputados y la regulación de la sobrerrepresentación, son elementos imposibles de ignorar. Sin una mayoría calificada compuesta por 334 legisladores no se pueden hacer reformas constitucionales. Lo mismo ocurre en el Senado de la República en donde los números no le alcanza a Morena y sus aliados. Y eso lo reconoce abiertamente Ricardo Monreal, quien sabe perfectamente bien que tiene que negociar con las oposiciones para sacar adelante las reformas que quiere el Presidente de la República.
Aunque no es oficial, se sabe que Mier -quien probablemente mantenga el liderazgo de la bancada de Morena y por tanto la presidencia de la Junta de Coordinación Política- ya tuvo contacto con Rubén Moreira Valdés, quien ha sido elegido por los diputados del PRI como su coordinador parlamentario, con miras a llegar a acuerdos y que en las votaciones se unan a los proyectos de la cuatroté.
Probablemente la ausencia de Dulce María Sauri en la LXV Legislatura que comienza el primero de septiembre, porque no buscó la reelección, pretenda ser aprovechada por Mier. La yucateca ha sido una férrea defensora del grupo opositor e inclusive, cuando el presidente López se refirió a los diputados del PRI para sumarse a sus iniciativas, espetó: en el PRI no seremos Judas.
La alianza Va por México, conformada por PAN-PRI-PRD, cuenta con suficientes diputados para impedir la mayoría calificada. Y si en su momento se suma Movimiento Ciudadano, el escenario se tornó en un muro infranqueable.
El presidente anunció que enviaría tres iniciativas. A saber: reforma electoral, Industria Eléctrica y Guardia Nacional. En la primera incluye la eliminación de los diputados plurinominales y cambios profundos en el INE, sin desaparecerlo; en la segunda, cambiar el texto del artículo 28 cuyo primer párrafo establece:
En los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las prácticas monopólicas, los estancos y las exenciones de impuestos en los términos y condiciones que fijan las Leyes.
El mismo tratamiento se dará a las prohibiciones a título de protección a la industria.
Y en la tercera busca que la Guardia Nacional se integre como un nuevo cuerpo a la Defensa Nacional.
Desde se conoció el anuncio, surgieron puntos de vista divergentes, pero en las oposiciones se mantuvo el criterio de que no harán, por decir lo menos, el caldo gordo para que el presidente se salga con la suya.
Se habla en San Lázaro que la probable reunión entre Mier y Moreira tendría también un objetivo: negociar la presidencia de algunas comisiones, entre ella, la de la Auditoría superior de la Federación que, conforme a la Ley Orgánica del Congreso, correspondería al PRI.
Para Mier, expriísta como muchos morenistas, el escenario está complicado y sus afirmaciones no dejan de ser eso. Busca la notoriedad para quedar bien con el presidente y olvida que antes de dar a conocer lo que hará, primero tiene que convencer a los coordinadores de la oposición.
Ah, los tiempos que quieren pintar de guinda cuando el tono de los grises está prevaleciendo.
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