Por Iván Ruiz Flores
Marcelo no la tiene fácil. Enfrentar el desastre que ha causado López Obrador en política exterior con varias naciones, por su desconocimiento, pero necedad de enfrentarse ya sea en situaciones de carácter interno de una nación, como Estados Unidos (caso “Mexicanos Contra la Corrupción”) o entrometerse en conflictos armados entre naciones (asunto Israel); también atacar la libertad de expresión, (Reino Unido por el lance con la revista “The Economist”) y algo más: incitar a conflicto por situaciones de hace siglos (con España, por la exigencia de perdón durante “La Conquista”).
Como si no fuera suficiente, desde marzo de este 2021 México está ya fuera de la lista de las 25 economías más atractivas para invertir. Hay desconfianza en el exterior ante las decisiones que ha tomado la actual administración.
Y, además, los capitales golondrinos siguen tomando un vuelo cada vez más alto y acelerado para buscar otro país que no sea México, dueño de desaciertos y desventuras, el depositario de sus recursos económicos.
En el caso de las desavenencias con los Estados Unidos, acendradas a partir de la llegada al poder del demócrata Joe Biden y el airado reclamo de López Obrador a las políticas internas de proporcionar recursos a favor de la democracia a organizaciones civiles como “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad”, la respuesta llegó a través de nada más y nada menos que del secretario de Estado, Anthony Blinken, al señalar la solicitud al Congreso de aquella nación para que se aumente un 10% a los recursos del Usaid (U.S. Agency for International Development), institución estadounidense que apoya a organizaciones mexicanas y de otras naciones.
De tal manera, Ebrard tendrá que levantar los pedazos de platos rotos por el presidente. No, no es fácil, ya que siempre están los amantes del respeto mutuo con los demás países, aunque hoy se rompe desde México la atención y cortesía que debe prevalecer.
Pero en una reunión efectuada a principios de 2020, en enero, en Blanco, Texas, entre seis exembajadores de México ante Estados Unidos y seis exembajadores de Estados Unidos ante nuestro país, se buscó eso: aumentar el respeto mutuo.
Concurrieron por Estados Unidos los diplomáticos: Roberta S. Jacobson, Earl Anthony Wayne, Antonio O. Garza, Jeffrey Davidow, James R. Jones y John Dimitri Negroponte.
Por México estuvieron: Gerónimo Gutiérrez Fernández, Miguel Basáñez Ebergenyi, Eduardo Medina Mora Icaza, Arturo Sarukhán Casamitjana, Carlos de Icaza González y Jesús Reyes Heroles.
Se recomendó tanto a nivel nacional como local, en Estados Unidos y en México, mantener el apoyo de los ciudadanos de ambas naciones a una relación bilateral positiva, después la pandemia hizo pedazos todas las recomendaciones.
En el caso de la desavenencia con Israel, producidas tras le explosión del conflicto árabe-israelí, nuestro país ha sido neutral y cauteloso, hasta ahora, lo que produjo un reclamo airado del gobierno israelí. En adelante nuestro país deberá de definir su posición claramente o pagar las consecuencias.
En cuanto al levantamiento de cejas en Reino Unido como resultado de airado reclamo de Marcelo Ebrard y López Obrador por el artículo publicado en la revista “The Economist”, ambos deberán entender que en este mundo globalizado, todos los dichos y majaderías para integrantes de los medios de comunicación (extranjeros y mexicanos) tienen consecuencias. Pero pareciera que el presidente no entiende: continúa con su posición beligerante, de tal manera que como dice el dicho “el que se ríe, se aguanta”.
Y, por último, en esta entrega, está el mal sabor de boca que México, vía Andrés Manuel López Obrador, dejó en todos los partidos políticos de aquel país: PESOE, PP, Vox, PRC, BNG, UP, etcétera, al reclamar a estas alturas un perdón por la conquista de México.
Por eso, por aquellas tierras no lo pueden ni ver y después de los recursos enviados presuntamente por Pablo Iglesias al Movimiento de Regeneración Nacional, el asunto es peor.
De ahí pues que, en los próximos meses, Marcelo Ebrard y todo el equipo de Relaciones Exteriores no la tienen fácil.