Por Jesús Michel Narváez
De pronto, se abre la esperanza y se confirma que “pronto, muy pronto” estaremos en “semáforo verde” en casi todo el país.
El milagro tiene nombre: elecciones.
Sí, todo está preparado para demostrar que en México “la cuatroté hace requetebién todas las cosas” y después de 16 meses de encierro total, a medias y con sus destrampes, todo “vuelve a la normalidad”.
Cómo no se les ocurrió a los “científicos mejores del mundo” adelantar el proceso electoral.
¡Se habrían evitado 230 mil muertes-oficialmente- y 2.4 millones de contagios!
Conforme el actuar del presidente, su gabinete, su proyecto de gobierno, creo que existe la obligación de compartir el genial descubrimiento con los países que no han entendido que los procesos electorales son el antídoto contra el letal bicho.
La “genialidad” se manifiesta en que todas las medidas sanitarias que hemos padecido a lo largo de estos 16 meses, son un invento de los conservadores, adversarios, fifís y traidores a la patria.
De acuerdo con la conclusión, el ciudadano presidente tenía razón cuando desdeñó la presencia de la pandemia e invitó a sus gobernados a salir a comer, ir a la fondita, abrazarse y besarse.
No había, en su “brillante cerebro del cual emanan las ideas más renovadoras del universo”, razón para temerle a un micro y miserable virus. Porque, el pueblo bueno y pobre no se enferma. Es diagnóstico lo emitió el “eminente” gobernador de puebla, su excelencia Miguel Barbosa Huerta.
Y por supuesto, al segundo genio -porque el primero es YSQ-, el “laureado” científico y mayor experto en epidemias, don Hugo López-Gatell, hay que reconocerle que siempre tuvo la razón al mandar al diablo el cubrebocas, la sana distancia y el lavado de manos además del gel pegajoso y maloliente.
Son los genios en acción.
Tienen la capacidad de vencer, sin ciencia mayor, a un bicho que ha cobrado 5 millones de vidas y tiene contagiados a 100 millones de seres humanos.
En donde más hay muertes es en donde deben copiar el antídoto mexicano, Made in Morena.
¡Elecciones!
¡Elecciones!
¡Elecciones!
No hay otra explicación para que el semáforo epidemiológico cambie de color en una sola semana y a partir de ya tenemos que prepararnos para solamente mirar un color: el VERDE.
Porque el verde es VIDA, es esperanza, es luminosidad.
Sinceramente no se comprende la razón para no haber puesto en marcha esa medida. Estaríamos felices, felices, felices y con todas las posibilidades de seguir haciendo de las nuestras sin temerle a un microscópico enemigo, que seguramente es neoliberal y no entiende que, con el trébol de 4 horas, las estampitas religiosas y el billete de dos dólares, solamente se le intento hacerle ver que pronto sería derrotado por un descubrimiento genial, digno de estampar en los libros de historia universal como mexicano.
Caramba, cuánta ceguera en el pasado mediato. La solución estaba a la vista. El muro insalvable estaba edificado.
Ese dique se llama: ELECCIONES.
Abrirán las escuelas, las albercas públicas, se permitirá aforo completo en restaurantes, cines, mercados, plazas comerciales.
Todo lo pasado será un simple mal recuerdo.
La CUATROTÉ es el ejemplo a seguir. ¿O me habré equivocado de antídoto?
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